miércoles, 6 de junio de 2018

Esperemos que las pocas luces del pp le permitan ver el panorama y que Aznar siga su rumbo como alma pater de Falange Española, o sea FAES, que es lo suyo.Las Españas ya tuvieron bastante con la inauguración del estado como burbuja, la gestión mariana impecable del chapapote, la gloriosa conquista de Perejil, las destrucción masiva de Irak y el 11M como herencia. Si Aznar no tuviese alzehimer político y un poco de vergüenza no osaría hacer estos papelones, que en vez de ayudar al pp, lo crucifican aún más en el madero de la memoria colectiva. La vaciedumbre de la necedad sin memoria no tiene límites



LA FIRMA

Rajoy se va, Aznar quiere volver






El adiós de Rajoy tuvo elegancia y emoción, pero surtirá un efecto escaso si su partido se empeña en no querer ver lo que de verdad ha ocurrido. La interpretación victimista que está manejando, ese contubernio de sus enemigos para despojarle de su poder con malas artes, puede valer como placebo para amortiguar el dolor, pero no le va a ayudar a afinar sus estrategias. Si el PP no entiende que sus políticas, de las que tan orgulloso está y de las que solo quiere ver sus logros, han provocado destrozos sociales de gran importancia y que esa sociedad castigada percibía la corrupción como un insulto muy grave, leerán mal su realidad. Como nunca valoraron en su justa medida está realidad, les está resultando imposible comprender el impacto de la sentencia Gürtel, cuyo texto era el relato de una estafa vieja y persistente que había instalado su nido en el partido desde hace muchísimos años. La deuda que nadie había querido asumir y que no podía saldarse con los pagos de los casos aislados llegaba al cobro enterita y con intereses en la sentencia judicial, y a Rajoy le ha tocado hacerle frente.


 
Rajoy se despide bien, liberando a su partido de la tiranía del dedazo. No interferirá en la designación de su sucesor, aunque ese regalo democrático podría llevarles a la bronca por falta de costumbre. Y en estás estábamos cuando al olor de la sangre llegó Aznar desde su actual independencia, dice, para brindarse a reconstruir el centro-derecha. O sea, para apuntillar al PP de Rajoy, para recoger los cadáveres y para lanzarse al abordaje de Ciudadanos con la intención de ser una especie de Roberto Alcázar que convirtiera a Albert Rivera en su Pedrín. Lo normal es que tanto el PP como Ciudadanos le manden a hacer negocios para que siga trabajando en ellos.

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