Piera Aiello, perseguida por la mafia y candidata a un escaño en las elecciones italianas
A pesar de no poder mostrar su rostro en público, Piera Aiello es
candidata al Parlamento en las elecciones de este domingo con el
Movimiento 5 Estrellas
Fue obligada a casarse con un mafioso, al que asesinaron delante de ella en 1991, y después decidió contar todo lo que sabía a la justicia italiana
"He decidido presentarme para que aquellos que se rebelen contra la mafia y la corrupción no sean marginados por el Estado, sino recompensados"
Fue obligada a casarse con un mafioso, al que asesinaron delante de ella en 1991, y después decidió contar todo lo que sabía a la justicia italiana
"He decidido presentarme para que aquellos que se rebelen contra la mafia y la corrupción no sean marginados por el Estado, sino recompensados"

La candidata entra en la sala.
Cuatro policías permanecen en un lugar discreto, alejados de la vista
del público. Tímidamente, con la cabeza cubierta con una gruesa bufanda
negra, saluda a su audiencia –decenas de seguidores y curiosos que se
han acercado a Salemi, un pequeño pueblo al oeste de Sicilia, para
escuchar sus palabras–. “Por razones de seguridad, por favor, no hagan
fotos ni vídeos”, anuncia una mujer por micrófono.
La
candidata es Piera Aiello, de 51 años. Su vida ha estado en peligro
desde que presenció a dos sicarios de la mafia matar a su esposo en
1991. Aiello ahora es candidata al Parlamento del Movimiento 5 Estrellas
(M5S) en las elecciones generales que se celebran este domingo.
La formación antiestablishment,
que emergió en la escena electoral en las elecciones generales de 2013 y
que apuesta por candidatos sin experiencia en política, es actualmente
el partido más popular del país, aunque es poco probable que obtenga una
mayoría suficiente para gobernar en solitario. Además, se niega a
participar en coaliciones.
En Sicilia, su mensaje
anticorrupción y sus propuestas para reforzar las leyes que luchan
contra los políticos relacionados con la mafia han resultado ser
populares, como ha resultado serlo la propia Aiello. Pero ser candidata a
un cargo político no es fácil para alguien que vive con escolta,
especialmente en el mundo actual de los selfies de campaña.
Aiello no puede mostrar su cara en público, no puede ser fotografiada y
no puede celebrar libremente actos de campaña en las plazas de las
ciudades. A menudo lleva un velo para cubrir su cara, por lo que se ha
hecho famosa en Italia como la “candidata sin rostro”. “La gente me mira
como si fuese una especie de extraterrestre”, señala.
A pesar del éxito de las campañas para reducir la influencia de la Cosa
Nostra en Italia y de la Camorra en Nápoles, el crimen organizado sigue
siendo un problema serio en Italia y en el extranjero. Se cree que la
mafia calabresa, conocida como 'Ndrangheta, es el principal traficante de cocaína en Europa.
“¿El objetivo de mi campaña? Proteger a la gente como yo para que los
que decidan enfrentarse a la mafia no tengan que vivir como fantasmas”,
comunica Aiello a su público en Salemi.
Un matrimonio forzado
Aiello nació en Partanna, un pueblo en la provincia de Trapani. Con 14
años conoció a un chico, Nicolò. Era el hijo del capo mafioso siciliano
Vito Atria, pero en aquel entonces Aiello no lo sabía. No lo descubrió
hasta que un día Don Vito le obligó a casarse con su hijo, recuerda. “De
lo contrario hubiese matado a toda mi familia”.
Aiello fue obligada a casarse con un hombre al que no quería, un hombre
que le pegaba y que le obligó a vivir en un mundo que ella no quería.
“Tomaba la píldora porque no quería tener hijos con él. Cuando se
enteró, se lió a puñetazos conmigo”, cuenta a the Guardian.
En la mañana del 18 de noviembre de 1985, su suegro fue asesinado en
los viñedos de la campiña de Trapani. Nicolò juro que mataría a los
asesinos de su padre. Hablaba mucho de ello hasta que un clan rival de
la mafia decidió matarle a él también.
“Teníamos una
pizzería en Partanna”, recuerda Aiello. “Dos hombres con pistolas
entraron al atardecer. Miraron a mi marido a la cara y dispararon.
Cubierto de sangre, cayó delante de mí. Yo les conocía. Eran dos matones
de la mafia y conocían a mi marido desde que eran niños. No soportaba a
mi marido, pero todavía era un crío. Solo tenía 27 años cuando cayó
acribillado en mis brazos”.
Aiello no quería ser
partícipe de esa vida que había sido obligada a vivir y al día siguiente
acudió al jefe local de los Carabineri, quien le aconsejó ir a Palermo,
la capital de Sicilia, a hablar con el único hombre en el que se podía
confiar: un juez llamado Paolo Borsellino.
“Borsellino era como un padre”, cuenta Aiello. “Me dijo que mi decisión
requeriría sacrificios. Me aconsejó salir de Sicilia de inmediato y
rehacer mi vida bajo un nombre falso y lejos de la isla”.
Aiello salió de Sicilia con su hija de tres años. “Cuando mis colegas
iban a la playa, yo pasaba el tiempo en comisaría contando los secretos
de la familia mafiosa de mi marido”, recuerda. Su testimonio llevó a la
detención de decenas de personas. Unos meses después, el 19 de julio de
1992, la mafia mató a Borsellino con un coche bomba en Via D'Amelia,
Palermo.
Aiello estaba destrozada. Tras decidir
testificar, entró en el programa de protección de testigos, lo que
significaba que no podía abrir una cuenta bancaria, no podía instalar
una línea de teléfono y no podía matricular a su hija en la escuela.
“Decidí denunciar a la mafia y mientras los mafiosos andaban sueltos,
yo me veía obligada a vivir como una prisionera”, afirma. “Eso no estaba
bien”.
Aiello decidió entonces dedicar su vida a la
defensa de los derechos de los testigos de la justicia. Algunos eran
empresarios que, tras testificar contra la mafia, perdieron sus empresas
y acabaron en la calle.
“He decidido presentarme
para que aquellos que se rebelen contra la mafia y la corrupción no sean
marginados por el Estado, sino recompensados”, explica. “He decidido
presentarme como candidata porque yo, Piera Aiello, quiero recuperar mi
rostro”.
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