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Berfull, a la Ribera Alta, despoblat
Imaginemos, -que no cuesta nada empujar energía de cambio-,que estas maravillas de pueblos abandonados que ahora son patrimonio maltratado y destrozado por la incultura y la zafiedad gobernantes, se convirtieran en espacios de acogida para los refugiados, permitiéndoles que cultiven la tierra para poder vivir de la agricultura, con huertos ecológicos, usando energías alternativas, como en Alemania las utilizan quienes no pueden pagarse la luz y el gas.Imaginemos que podrían ayudar en la rehabilitación y recuperación de estos enclaves, plantar y cuidar árboles y zonas verdes, organizar cooperativas de comercio justo rural y aportar los conocimientos que traen como equipaje, sus formas de cocinar, de hacer el pan, de tejer alfombras preciosas, o de trabajar la madera y los metales con una belleza especial. Imaginemos que ellos admitidos y reconocidos como trabajadores también pueden cooperar a mantener la Seguridad Social y compartir sus estudios y conocimientos, puesto que hasta los niños conocen varios idiomas y con todo lo que están pasando serían ejemplos vivos de inteligencia superviviente en nuestras comunidades y escuelas tan teóricas y alejadas de la realidad. Los refugiados son patrimonio ético y cívico de la humanidad, además de ser nuestros hermanos. En la simbiosis siempre ganan los dos sujetos que la sostienen. Vayamos pensando en estos proyectos y dándoles forma, porque cada vez está más cerca ese tiempo de cooperar por necesidad. Mejor que nos pille preparadas, mentalizadas y con ideas y propuestas en la carpeta.
Pobles Abandonats
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