Pablo Iglesias se veía ya como uno de los tres
vicepresidentes que tendría el próximo
Gobierno de coalición, del que por el momento se conoce la mayoría de su composición. Sin embargo, la noticia de que habrá
una vicepresidencia más de las esperadas y que irá a parar a manos de Teresa Ribera ha generado cierto malestar en la formación morada que se estaraba por sorpresa.
Pese a que en
Unidas Podemos se ha establecido un
silencio absoluto sobre este asunto, es cierto que el nombramiento de
Ribera no ha gustado, ni por el fondo, ni por las formas. El hecho de
que durante las negociaciones, que han durado casi dos meses, no se haya
puesto nunca encima de la mesa la posibilidad de que fueran cuatro las
vicepresidencias y que ahora se anuncio una nueva dedicada a
Transición Ecológica y Reto Demográfico es algo que ha
disgustado al secretario general de Podemos.
A esto, se suma que la imagen de Iglesias quedará diluída en el futuro Ejecutivo ya que las competencias de Iglesias sobre la
Agenda 2030 -objetivos internacionales muy centrados en el
cambio climático- chocan con las responsabilidades de Ribera en Transición Ecológica.
Además, Calvo y Calviño también tendrá áreas muy relevantes. La primera tendrá en sus manos
las competencias de Memoria Histórica -muy deseadas por los morados-, y la segunda estará a los mandos de la
política económica del país. En este escenario, Iglesias deberá buscar la forma de destacar.
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