miércoles, 14 de noviembre de 2018

Periodismo feminista y libertad

El periodismo, para poder ser feminista, esto es, para poder ser libre, necesita ser concebido como una profesión de interés público
Ana Pardo de Vera

J.R.Mora
8 de Noviembre de 2018
CTXT organiza las I Jornadas Feministas en Zaragoza el 8 y 9 noviembre. Durante dos días, más de 40 ponentes debatirán para cambiar el mundo desde el feminismo. Puedes mandar tu idea a jornadasctxt@gmail.com. Si quieres contribuir a nuestra libertad y nuestra salud, dona aquí:
El economista y sociólogo Manuel Castells decía no hace mucho en una entrevista en La Vanguardia: “Pensando en actores de cambios sociales fundamentales, son las mujeres (en movimiento y como individuos) las que, al tomar conciencia de su opresión/represión, la más antigua del mundo, están cambiando en unas décadas las coordenadas milenarias de la injusticia social". Castells admitía así la evidencia: la revolución feminista ha alcanzado un punto álgido en el siglo 21 y ya no tiene marcha atrás. Por primera vez, estamos siendo las mujeres las responsables de un cambio histórico.
La resistencia a la revolución feminista del siglo 21, la que va a por la igualdad plena, a por el Todo, es, sin embargo, muy poderosa; tanto como larga es la Historia. Queda lucha y queda dolor, porque el patriarcado es fuerte y se resistirá con todas las herramientas en su poder para proteger sus privilegios. A las mujeres nos esperan aún días de discriminación laboral, largas noches de violencia sexual machista, de violaciones, mañanas y tardes de crueles feminicidios o jornadas de desprecio e intentos de ninguneo institucional, entre otras aberraciones.
Pero ante todo, las mujeres nos tenemos a nosotras: todas nos tenemos a todas, independientemente de nuestra ideología. Hoy ya no conozco a ninguna mujer que pueda negar la desigualdad y los privilegios masculinos. Ninguna, aunque quiera. La evidencia de la desigualdad de género es un estruendo y en eso estamos todas las mujeres de acuerdo aún en la variada diferencia ideológica: las campanas tocan a muerto por el patriarcado.
Ya era hora.
Asisto a las I Jornadas Feministas organizadas por CTXT y el Ayuntamiento de Zaragoza en mi minoritaria aunque orgullosa condición de representante del escaso número de mujeres que ha conseguido agrietar mínimante el techo de cristal que asfixia a las periodistas (solo un 15% de los puestos directivos en los medios de comunicación están ocupados por mujeres). Pese a que las facultades de Periodismo y las redacciones de los principales medios de comunicación se llenan de ellas (superando el  60%), para dirigir y tomar las decisiones importantes, se sigue apostando por hombres. Hombres que apuestan por hombres salvo contadas excepciones (15%).
¿Por qué?
Las decisiones importantes son aquellas que competen al ámbito administrativo, al económico, a las empresas que nos dan la publicidad, a las relaciones institucionales o al poder político, es decir, a la propia subsistencia del medio. ¿Y qué pintamos nosotras ahí? Nada, porque el Ibex 35, las grandes empresas, el poder político o el institucional sigue siendo mayoritariamente masculino. Sin ir más lejos, los consejos de Administración de los grupos de comunicación en España son estructuras masculinas puras, con una presencia femenina marginal o nula.
En su libro Mujeres y Poder, Mary Beard habla no solo de la coyuntura excepcional que se produce cuando una mujer logra romper un techo de cristal de los muchos que nos impiden sacar la cabeza. Beard trata de plasmar también la cuestión estructural del patriarcado, es decir, la dificultad de “hacer encajar a las mujeres en una estructura que, de entrada, está codificada como masculina”. Por tanto, la autora va un paso más allá y alienta a las mujeres no solo a situarse en puestos directivos sustituyendo a hombres, sino en tratar de “cambiar” las estructuras.
La clave del avance de esta revolución está en la lucha diaria, hora a hora, minuto a minuto; está en la denuncia permanente, y, sobre todo, está en la unidad de las mujeres. Quienes ocupamos puestos de responsabilidad pública y especial visibilidad, como creadoras de opinión, académicas y docentes, directoras de periódicos o políticas –y cito solo a algunas– tenemos la responsabilidad de hacer llegar el mensaje y reclamar la igualdad para todas como una cuestión de justicia y democracia. Una sociedad que no es feminista no es una sociedad democrática.
Los medios, por la parte que nos toca, tenemos que ser feministas o no haremos periodismo. Haremos otra cosa, pero no periodismo, porque solo un medio feminista es un medio completo; porque no se puede ignorar al 51% de la población que somos las mujeres si se quiere contar la realidad tal y como es y honestamente. Por eso, la perspectiva de género debe ser el mandamiento primero de una redacción. En Público trabajamos con perspectiva de género y nos educamos cada día en perspectiva de género. Con todo, no nacemos ni llegamos a los medios sabiendo y todas/os nos hemos educado en una sociedad patriarcal y machista. Conocer bien de dónde venimos nos permitirá ser mejores en la lucha contra la desigualdad.
Hay conciencia, hay compromiso (en hombres y mujeres) y hay ganas en muchos medios, sobre todo, los nuevos y libres de estructuras masculinas en su ámbito de decisión primero: el económico. El periodismo, para poder ser feminista, esto es, para poder ser libre, necesita ser concebido como una profesión de interés público. Por tanto, los ciudadanos/as deben ser educados en la necesidad del periodismo como garante de una sociedad democrática, exigirlo y protegerlo.
También su libertad va en ello.
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Ana Pardo de Vera es periodista y directora de Público.

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