Ya pasó lo mismo con la pandemia. El pánico se apoderó de todo y por esa causa las masas asustadas asaltaron los supermercados, como si no hubiese mañana y arrasaron, de tal modo que cuando quienes no participaron del asalto fueron a la compra con sus mínimos medios disponibles, sólo encontraron estantes vacíos. Ni agua, ni comida ni papel higiénico, ni pan, ni fruta, ni aceite, ni fiambres, ni queso, ni leche, ni arroz...
¿Cómo es posible que causen tanta pena y tanta rabia las muertes humanas causadas por las inundaciones no previstas y al mismo tiempo no se tenga en cuenta el daño que causará a los que quedan vivos el no disponer de agua ni de alimentos necesarios, porque cientos y miles de asustad@s con pasta en el bolsillo, han arrasado con todos los recursos sin pensar en los demás, llenando carritos a tope con alimentos que acabarán por caducar y pudrirse antes de que se puedan consumir, dejando sin comida ni agua, jabón o papel higiénico a quienes no hayan podido comprar tanto como ell@s porque no disponen de dinero suficiente y se ven obligad@s a adquirir cada día sólo lo estrictamente necesario, porque no hay medios suficientes para ampliar la compra?
Ante semejante barbaridad la sociedad debe tener recursos reguladores para exigir en esos casos un control en las cajas de pago del supermercado. Que en situaciones como la que estamos padeciendo en la Comunidad Valenciana, una sola persona no pueda llevarse cantidades ingentes de víveres, material de limpieza y de agua potable, dejando a los demás sin poder adquirir nada, en momentos de inseguridad, catástrofes o epidemias iguales para todos los menos ricos a la hora del ataque y la escasez.
El Estado debería tener la inteligencia ética preventiva, la humanitaria responsabilidad de legislar con igualdad y justicia estos problemas, asegurando legalmente el cumplimiento de los derechos y los deberes, tanto para que en momentos tan difíciles, inciertos y dolorosos no falte el alimento necesario, como para que su adquisición no sea una rapiña tan amoral y cruel como irresponsable.
¿De qué vale sentir tanta pena por las víctimas de una DANA si a la vez se provoca que haya también víctimas causadas por la 'DANA Bis' del egoísmo animal y primitivo que se lleva por delante el alimento de quienes no pueden gastar de golpe un dineral en apoderarse de todo sin mirar a su alrededor y pensar en las consecuencias que su miedo histérico e inhumano tendrá para sus semejantes, sus hermanas y hermanos de especie que no disponen del mismo pastón que ell@s?
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