La derecha traiciona a las víctimas de ETA, como de costumbre
La derecha traiciona a las víctimas de ETA, pero no sólo porque haya votado tal o cual reforma legislativa "por error" y sin leérsela siquiera: las traiciona porque es lo que suele hacer.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA, cuyos terroristas renunciaron al uso de la violencia hace 13 años, cuando vuelve a utilizar el dolor como una simple arma arrojadiza que maneja en su propio interés político.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA cuando, de repente, convierte un Pleno del Congreso sobre migración en un discurso sobre ETA y la eventual rebaja de penas a condenados por terrorismo (algo durísimo para un afectado pero acorde con nuestra Justicia). En ese contexto, colocan por "sorpresa" entre dos escaños a una senadora hermana de un asesinado por la banda terrorista, a la que aplauden en pie.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA al permitir que cierta presidenta autonómica diga -quién sabe si como eco a un susurro en el pinganillo- que "ETA está más viva que nunca". Tales bulos, eslóganes de saldillo, actúan como golpes en mi cabeza. No lo puedo evitar. Duele siempre, duele mucho y duele cada vez más. Para mí es pura maldad. Como cuenta en su recomendable ensayo el viñetista Mauro Entrialgo, el "malismo" ya no avergüenza sino que exalta y enorgullece a la derecha. La derecha reivindica ese infinito daño que provoca.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA desde hace 30 años. Fue José María Aznar quien usó por primera vez a las víctimas de ETA como munición para llegar a La Moncloa. Fue el 30 de julio de 1994 en San Lorenzo del Escorial, al día siguiente del asesinato del teniente general Francisco Veguillas, director general de Política de Defensa, junto con su chófer y un transeúnte. Desde ese momento, la derecha nos convirtió en simples piedras para lanzar al contrario.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA porque manosea sin escrúpulos la memoria de los muertos, el dolor de los heridos y el drama cotidiano de los dañados; y lo hace incluso para tapar sus miserias. La derecha ha rentabilizado durante décadas una empatía social que no le pertenece y la ha dilapidado en sus peleas por el poder.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA cuando nos mete a todas en su bando. Nadie nos pregunta porque la derecha ya cuenta con sus colaboraciones -cuidadosamente seleccionadas- aunque sólo se representen a sí mismas. Para la derecha, yo mismo debería ser "uno de los suyos" o mantener la boca cerrada. Cualquier disidencia se considera un agravio. Que se lo digan a Consuelo Ordóñez, a Pilar Manjón y a tantas personas que sufren en silencio, que nunca han sido escuchadas ni atendidas.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA porque, en esta cutre partitocracia, lo que importa se pacta en la habitación de atrás y los debates públicos no son más que generadores de (memes) titulares. Por eso el terrorismo sigue siendo un arma política de, oh sorpresa, la derecha. Eso lo sabemos todos. También los periodistas.
La derecha traiciona a las víctimas de ETA porque se autoproclama como nuestra única "defensora", aunque tal postureo sirve tan solo para sus propósitos. Incluso se puede permitir el lujo de pisotear nuestra memoria cuando afirma que nos "homenajea" y, en realidad, nos diluye en una pantomima ridícula hasta negar la misma historia. Cada cierto tiempo me veo obligado a señalar esta realidad tan obvia que, por lo que sea, algunos no quieren ver: la derecha traiciona a las víctimas de ETA porque nos revictimiza cada vez que nos utiliza, una y otra vez.
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