Público
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HOR-RIPIOS A LA VALENCIANA
Ay València, qué València...
Tú,que eres tan beata, tan fanática y devota
del paternal Sant Josep, del bendito Sant Vicent
y de la Xeperudeta,
necesitas con urgencia el tratamiento intensivo
y el despertar cognitivo
de un examen de conciencia, un cambio de corazón
y un propósito de enmienda,
no para que te confieses
en tus solemnes iglesias y en tu santa catedral
donde montar el turismo con la copa del Grial,
sino para que te enteres
de que por muchos festejos que convoques y celebres
si a la hora de la fiesta no piensas ni por asomo
en quienes están sufriendo las horribles consecuencias
de tu talante festero y tu cerebro de plomo,
de nada te servirá intentar llegar al cielo
a base traca y fuego
montando a tu alrededor la cremà del mismo infierno,
de salvajes mascletaes, que son sadismo mastuerzo
más que hermosa tradición en la plenitud del tiempo.
Eres la contradicción de tu misma beatería:
Si son los desamparados que protege sanamente
la hermosa Virgen María,que llamas "xeperudeta"
¿Por qué no gastas en ellos
los millones que derrochas en esa demente orgía
con que atufas y envenenas el aire que se respira
mientras arden en la hoguera plásticos, polietilenos
y chungos poliurteanos, convertidos en ninots?
¿No son los desamparados los enfermos, los currantes
que tienen que madrugar para acudir al trabajo
y así que seas atendid@ en toda necesidad, que dispongas de transportes, de tiendas, de protección,
de cuidados sanitarios,de limpieza, de comida,
de trajes de valencian@s,flores y decoración
para que tú te diviertas sin que te importe un pimiento
los trastornos que generas, durante cuatro semanas
con la contaminación vertida en tantos aspectos,
que confunden el exceso, la polución y el derroche
con la gracia del festejo, la dicha del compartir,
si no acudes a una falla porque no tienes dinero
para pagar el negocio que sostiene el postureo.
Ya basta con la mentira convertida en tradición.
València sólo es de ricos al ritmo de las Fachallas.
Los pobres son los esclavos, los siervos del feudalismo
fieles a la tradición del mismo capitalismo
que rueda de siglo en siglo y ruge de patria en patria.
Nuestra patria es el Planeta que no es propiedad privada
sino la casa de tod@s, la república del alma
y por eso envenenarlo a base de fuego y fallas
debería ser un delito y no una fiesta sin luces
aunque dé mucho dinero a quien se pone las botas
sin mirar las consecuencias que tiene tanto derroche
dejando todo hecho trizas
destrozando a troche y moche.
Menos mal que ser felices a la hora de la verdad
no depende de la juerga ni de la banalidad
sino de la luz divina que duerme en el interior
de toda la humanidad,
y que cuando despertamos, se convierte en una fiesta
sin principio ni final,
que sin ruidos ni alambiques y sin trajes de faller@,
derrocha felicidad
porque el ego se ha disuelto en su cárcel de imposibles,
y en realidad somos libres en el Nosotr@s total...
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