La crianza equilibrada de la prole

Consideramos la crianza como el proceso en el tiempo y en el espacio que permite tener cuidado del niño hasta que se hace adulto. Este proceso exige por parte de los padres o tutores un gran esfuerzo físico y emocional. Este proceso es necesario dada la inmadurez física y emocional del ser humano al nacer, ya que éste no puede satisfacer por sí mismo sus propias necesidades. La crianza de los hijos tiende a incidir en la supervivencia, el bienestar y el aprendizaje, la cual puede ser analizada desde sus características, desde las condiciones en que se desenvuelve, así como desde sus implicaciones.
Tipos de comportamiento
Se describen tres grandes formas o estilos comportamentales de los padres respecto a la crianza de sus hijos: permisivo, autoritario y autoritativo. Estos estilos de crianza implican combinaciones de aceptación y capacidad de respuesta parental, así como de demanda y control sobre los hijos.
- La crianza permisiva o indulgente se caracteriza por manifestar reducidas demandas de madurez hacia los hijos con un énfasis en la expresión de las necesidades de estos. En este estilo son valoradas la libertad y la independencia de los hijos y los padres tienden a basarse principalmente en la orientación pasiva. Tiende a haber pocas o ninguna sanción al incumplir las normas. Los hijos de padres permisivos tienden a reportarse felices, pero pueden mostrar escasos niveles de autocontrol porque carecen de una estructura que les permita desarrollarla, lo que a su vez puede interferir en su desarrollo moral.
- La crianza en el estilo autoritario se basa en la crianza con los hijos en la que destaca una prevalencia en las demandas y exigencias, pudiendo resultar en ambientes familiares muy rígidos. Los padres que practican este estilo de crianza tienen un estricto conjunto de reglas, en donde se esperan altos niveles de obediencia, prestando poca atención a las necesidades de los hijos. El castigo suele ser la estrategia dominante para lograr que los hijos se plieguen a las expectativas que hay sobre ellos, sin explicar la sanción. Los hijos criados en un hogar autoritario tienden a expresar dificultades en su desarrollo, son más taciturnos y vulnerables al estrés.
- La crianza autoritativa (también llamada "democrática") se basa en el balance entre demandas de madurez y sensibilidad hacia las necesidades de los hijos. Los padres son más conscientes de los sentimientos y de las capacidades de sus hijos, apoyando el desarrollo de su autonomía dentro de límites razonables y fomentando un ambiente cálido en la relación familiar.
Diferencias en cuanto al patrón descrito
Estos estilos de crianza han manifestado consecuencias diferentes según el contexto cultural y personal en que se expresan, lo cual hace que deban ser analizados con cautela.
Asimismo, los padres clasificados en cada uno de estos estilos pueden no ajustarse totalmente al patrón descrito, lo que manifiesta ciertas dificultades de consistencia en esta perspectiva (por ejemplo: un padre autoritario puede ser flexible cuando su hijo se encuentra en condiciones de vulnerabilidad, así como un padre permisivo puede resultar estricto cuando hay violaciones severas a normas sensibles).
Además, dentro de un mismo hogar, un cuidador primario puede manifestar una cercanía con cierto estilo y otro cuidador primario puede tender a otro estilo, lo que hace que deba analizarse la interacción en un mismo núcleo de crianza de diferentes estilos (por ejemplo: padres y madres).
Trato diferencial
Un estudio del Departamento de Estudios de Comunicación de la Universidad de Kansas informa como principal resultado lo siguiente:
“Aquí hay algunos consejos gratuitos para padres basados en la evidencia: trate a toda costa de no educar o tratar a sus hijos de manera diferente, para que no crezcan resentidos por eso y entre sí”.
Utilizando los informes retrospectivos de 325 adultos en edad universitaria, el estudio encontró que el trato diferencial (TDF) de los padres hacia la descendencia y la cohesión familiar van juntos en tanto en cuanto pueda afectar a la calidad de la relación de los hermanos. Específicamente, un clima familiar general de conexión emocional ayuda a promover mejores relaciones entre hermanos.
Basándose en "la teoría de sistemas” aplicada a los núcleos familiares, los autores examinaron cómo el tratamiento diferencial de los padres a la prole afectó a la relación entre la cohesión familiar y a la relación entre los hermanos.
El desequilibrio en la crianza puede consistir en un afecto diferencial (por ejemplo, padres que muestran diferentes niveles de amor, calidez y cuidado a sus hijos) o en un control diferencial (por ejemplo, padres que muestran diferentes niveles de comportamiento de tipo controlador, como puede ser a nivel disciplinar el castigo y la culpabilización diferente a sus hijos).
Se encontró que la TDF, afecta negativamente la cohesión familiar y la calidad de la relación entre hermanos, informan los autores. Esto también es consistente con investigaciones anteriores. Pero en este estudio en particular, el tratamiento diferencial de los padres surgió como un moderador más robusto, en comparación con las madres, con respecto a la fortaleza de la relación entre la cohesión y la calidad de la relación entre hermanos.
Los autores escriben:
"El presente estudio sugiere que los padres que muestran diferentes niveles de control (por ejemplo, muestran diferentes cantidades de rigor, culpa, disciplina y castigo) hacia dos hijos es probable que debiliten los efectos positivos de la cohesión familiar en el afecto de los hermanos. La cohesión familiar y el trato a los niños como iguales son dos factores que trabajan juntos para promover positivamente las relaciones entre los hermanos".
Sin embargo, tratar a los hermanos por igual no siempre significa tratarlos exactamente igual, según los autores. A veces el tratamiento diferencial está justificado y es necesario, especialmente cuando los hermanos difieren en edad o tienen diferentes necesidades en el desarrollo.
Por último, compartir esta reflexión de Federico García Lorca:
"Tener un hijo no es tener un ramo de rosas”.
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Comentario del blogg
Si la experiencia de una madre de familia numerosa -seis hijas y dos hijos- puede servir de algo, aquí la dejo:
Es necesario que para la educación y ayuda constante al desarrollo sano de la humanidad, empezando por lo que más cerca tenemos, la familia, desarrollemos una energía derivada del alma y de la mente fundidas en la sensibilidad del sentimiento, que es la emoción creadora y reformadora, sanadora y luminosa, convertida en inteligencia psicoemocional que pueda palparse y transmitirse por medio de la fusión integradora de la misma vida cuando se descubre en el interior de cada un@ de nosotr@s como fruto de la evolución y tránsito del sólo existir material, al Ser completo.
Así descrito puede sonar distante, filosófico y tal vez demasiado frío y "científico", pero en realidad es la comunicación escrita de lo más sencillamente humano e imprescindible que podamos imaginar: lo que el budismo llama "maestro del corazón", como manifestación del Budha oriental o como experiencia personalizada, redentora y comunitaria del "padre/madre eterno" aterrizado en nuestro formato material, pensante y sentiente, través de nosotr@s mism@s, como también nos demostró Jesús de Nazaret, el Cristo -el ungido- occidental. Ambas son experiencias, material y energéticamente entendibles del Amor Infinito hecho verbo y carne palpable en esa inmensidad que nos abarca y de la que formamos parte completamente Tod@s, sin excepción alguna, como las hojas y las ramas, las flores y los frutos son parte del árbol y el árbol forma parte de la biosfera, puesto que sin raíces ni árboles ni ramas, ni hojas ni flores ni frutos, la propia materia viva se quedaría sin oxígeno, sólo se presentaría materialmente en plan esfera/pedrusco sin una gotica del biós, o sea, de vida.
Pues lo mismo sucede en la familia cuando no se consigue poner en marcha la central energética del AMOR así mayúsculo, que se queda en un barullo sin sentido, en el que nadie está integrado para bien, sino forzado sólo por los genes y el parentesco, las responsabilidades impuestas sin alma, los "mimitos" momentáneos y cambiantes según los humores, rabietas o aceptación de barbaridades caprichosas para no enfadar a las criaturitas, como los hábitos de la rutina y la careta de unos afectos forzados en modo variable, desde el apego ansioso, el control de vidas y manipulaciones afectivas "normales", que se confunden con "la educación responsable" y meramente domesticadora, hasta derivar, tantas veces, en esclavitud psicoafectiva chantajista o en el rechazo y la indiferencia, si las relaciones familiares no acaban de producir los resultados que desean padres, madres, hij@s, herman@s y demás parentescos derivados de los nexos directos...como abuel@s, tí@s, prim@s, cuñad@s, etc, etc...
En realidad la familia es el cimiento básico de nuestra vida, la que nos deja grabados en el inconsciente y en el consciente, por mera naturaleza, los parámetros humanos en que estableceremos el modus vivendi, el modo de asumir y canalizar la vida temporal, espacial, mental, emocional y afectiva. Los valores individuales que poco a poco irán modelando en paralelo los valores sociales/comunitarios. La capacidad de elección, el alimento para crecer adecuadamente, relacionarnos con salud mental y afectiva, y no como monstruitos abandonados a sus instintos más primarios, histéricos, rabiosos, soberbios, displicentes, pasotas e incluso depresivos hasta el suicidio... todo ello, sólo porque en casa nadie les ha mostrado ni han podido ver jamás la posibilidad práctica y sencilla de reconocerse y sanarse abriendo caminos siempre nuevos y sorprendentes hacia la luz interior mediante la escucha, el diálogo y el cariño de verdad, en vez de posarse como aves perdidas en una constante huida a ninguna parte, picando en pantallas y botones hacia lo tenebroso y ennieblado como cultura y diversión autómata, eso sí, en constante soledad o conexión digital en la distancia de nadie sabe qué ni dónde ni para qué...La familia o la fata de ella, es la fábrica de la conciencia o de la psicopatía, y también el puente del alma, para salir del útero vital de la animalidad y entrar en la Vida Universal sin fronteras.
Para ser madres y padres verdaderos y útiles, es necesario sentirse también, al mismo tiempo, niñ@s, empatizar para comprender, recordar la infancia propia para no reproducirla en nuestros hij@s, ni para bien ni para mal, ¿por qué? Porque nadie está repetido, aunque todos seamos iguales en derechos, deberes y fundamentos humanitarios, en tener un cuerpo, una mente, un alma, una inteligencia, un corazón, nadie es idéntico a nadie por dentro, ni siquiera los gemelos y mellizos... Los genes, las huellas dactilares y el iris de los ojos, de cada ser humano se encargan de mostrar la diferencia cualitativa. Cada un@ de nosotr@s es un/a hij@ únic@ e irrepetible del Origen y Destino: Padre/Madre Infinito. Somos-unidad-asamblea vital y ontológica para lo común, pero al mismo tiempo somos piezas únicas imprescindibles e irremplazables para completar el puzle universal del mismo Espíritu, de la misma energía creadora y sostenedora de todas las posibilidades axiales que sostienen el eterno panta rei al que llamamos vida y/o energía, para aclararnos en medio del batiburrillo hereditario que a veces no se sabe cómo encajar, pero también necesario en su confusión primaria, para ir aprendiendo a distinguir, a organizar y canalizar, a Ser, más allá del sólo existir/parecer.
La diferencia entre el bien y el mal no es un castigo por haberse comido un fruto del árbol en el paraíso del libre albedrío, sino una permanencia errónea en el mismo estado milenario, confuso y atolondrado, más despistado y deficiente ético que "malo", que aun no ha aprendido a distinguir lo que da vida de lo que la destruye, ni a diferenciar la felicidad que da la plenitud de la realización profunda del placer momentáneo que dan la cocaína, los ligues ahumados y la pasta, lo que nos despierta de lo que nos engatusa, ni lo que nos aporta el humilde conocimiento de la verdad para distinguirla de la peripuesta mentira como tubo de ensayo en el laboratorio del fracaso adicto a la apariencia mucho más que empeñado en ser trabajador y repartidor de la realidad que Somos y desconocemos, desde que de niñ@s vivimos en un eterno cuentacuentos que crece sin madurar, ya hasta convertido en I.A. ¡Alucinante!
¿Cuál será el mejor, más sano y más alimenticio fruto en la cosecha educativa de la familia humana? Pues que el concepto "familia" se abra de par en par, deshaga los tabúes, que ya no se limite sólo a la consanguineidad genética ni al parentesco y que se vaya descubriendo la misma semilla del Amor, de la misma Luz, Alma y Conciencia en cada ser humano que encontremos en el camino de la vida, sin que importen estirpes, privilegios, famas y títulos, apellidos, herencias rimbombantes ni regionalismos, idiomas, culturas, nacionalidades, religiones, ideologías ni castas ni dineros, comenzando siempre por l@s más olvidad@s, maltratad@s, perseguid@s, machacad@ sociales, etc, etc... Y que sólo nos importe la sorofraternidad humana como meta fundamental de nuestra evolución concretada y reconocida en cada un@ de nosotr@s, porque ése es el único camino para ser plenamente felices en medio de los problemas, complet@s en medio de las carencias, libres en cualquier prisión, san@s en la enfermedad, pacífic@s e inofensiv@s en las peores batallas, y por fin, sin poder evitarlo, divin@s de verdad volviendo de regreso a la Casa de Todos, o sea, al Amor sin barreras ni límites, que, sin duda alguna, nos hace posibles como especie y como indivídu@s...
Para concluir el relato y la propuesta, nada mejor que un poeta despierto a tope, como Kalil Gibran...

TUS HIJOS NO SON TUS HIJOS (Kahlil Gibran)
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino través de ti.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
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