Gracias, hermano Agustín de la Torre, -¡Por el humor de Dios! -, desde Religión Digital. A lo mejor resulta que la cosa no consiste en atraer sino, sencillamente, en AMAR, tal cual, sin pretender atraer ni seducir a nadie, como hace PadreMadre desde dentro y desde abajo, sin fanfarrias, claro; y asumir eso requiere demasiados cambios para tanta tradición publicitaria, superkuky, elitista y comodísima. Ainsss!
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