(Foto, editada por Infolibre)
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Comentario del blogg
La liberación de las mujeres y su reconocimiento como seres human@s libres y
sanas, tiene que pasar obligatoriamente por esta abolición.
No se puede
caer más bajo que al considerar como profesión la venta de la propia
sexualidad al primero que pague más. Nadie con dignidad, autoestima,
mínima lucidez y conciencia, es un objeto en venta a niveles tan
repugnantes, y para colmo, llegar a considerar semejante ultraje como una
profesión.
Hacer una putada o ser hijos de puta o de puto, no son
precisamente calificaciones ni estatus adecuado para nadie, ¿cómo se
puede pretender hacer de la basura una profesión digna y respetable? Sobre todo cuando las
mujeres sometidas a ella son las esclavas de los chulos y chulas, 'las
madames', que están al mismo nivel depredador que los machos "capos" del
oficio más cruel, degradante y torpe del mundo mundial. Lo mismo que
es una aberración legalizar el nazismo (anti)político, también lo es
legalizar el nazismo sexual, donde el fürer es el dinero y quien lo
maneja haciendo negocio con la degradación de l@s más indefens@s y
vulnerables.
Miles de mujeres migrantes son secuestradas, chantajeadas,
explotadas y puestas en venta por el "negocio" más viejo del mundo. No
se puede legalizar ninguna faceta de la esclavitud si de verdad
pretendemos vivir en una sociedad digna, sana, despierta, verdaderamente
democrática, autoconsciente y responsable ética y social de sus actos.
No se trata de
vetar ni de controlar la sexualidad de nadie, ni mucho menos, -¿a caso
ponerle precio a las relaciones íntimas no es ya la más baja y repugnante forma de control?-. Se
trata de no utilizar la sexualidad como negocio/ratonera para cazar y
degradar a seres human@s sin recursos, desfavorecid@s y marginales, con
el señuelo de los instintos desmadrados en compraventa, donde los sentimientos no existen, y mucho menos la conciencia, dando lugar a
verdaderas tragedias personales, familiares y sociales.
Basta, por
ejemplo, con darse un paseo por el barrio valenciano de Velluters, y
conocer in situ, los casos que se presentan en el proyecto de
recuperación social "Amaltea" , dedicado a los involuntarios "hijos de
puta"- niñas y niños nacid@s en el peor de los mundos ¡¿civilizados!?,
para comprender lo que significa el término "prostitución" en su salsa.
Cualquier cosa, menos un "trabajo" y encima, "dignificable" para
mujeres y familias que no conocen sus imprescindibles derechos y
deberes humanos.
La solución no es legalizar lo corrompido hasta convertirlo en "lo normal", sino educar y formar a los seres humanos para que la corrupción, en cualquier nivel que se perpetre, no se convierta en herramienta "normal" para nadie, y menos aun por necesidad, chantaje, explotación, amenaza y degradación. Hay un test de antígenos puteros facilísimo: ¿Qué hombre o mujer normales y san@s querrían ver por las esquinas a su madre, a su padre, a su pareja, a sus herman@s, hij@s y amig@s, haciendo semejante negocio con su miseria?
¡Gracias, Infolibre, por este aviso para navegantes
distraídos y navegantas en la higuera et in Luna sempiterna!
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