V
Acepto este regalo que me envías,
el bordado de flores como huellas de ti
en el lienzo gastado del instante sin tiempo.
Tu mano
modelando la arcilla de mi carne
graba célula a célula la voz de tus silencios
uno a uno
con ritmo de cincel
irrevocablemente necesario
En tu red de ternura intemporal,
Maestro Interior,
he quedado fundida, paradójicamente
presa de libertad tan humana y divina,
convicta de esperanza,
sin hueco para el sueño y la ilusión
del humo de las tracas y cohetes
que envuelve el pabellón de los fantasmas,
el asilo de zombis voluntarios
enredados en sórdidas batallas
entre malos y buenos...Sus brújulas, sus mapas,
sus entuertos,
su negocio y su precio,
a años luz de la Vida
en el más deprimente de los lejos.
Rotos ya los conjuros de la noche.
Sola. Urgentemente sola en ti
y al mismo tiempo
en esta solidaria compañía
que nos teje
en tod@s, para tod@s y con tod@s.
Una maternidad insospechada
donde la compasión y la mano tendida
con ternura
no saben hacer huelga.
Y es que ¡Todo eres tú
convertido en Nosotr@s!
En ti nos descubrimos y danzamos caminos
impensables,
una a uno,en familia total y sin fronteras;
por eso nunca invades ni conquistas
ni fuerzas ni presionas ni destruyes.
El Ser no necesita usar la fuerza
para hacer los cimientos de la vida,
sostener y nutrir la esencia que regala.
Así , sencillamente, en lo más hondo
de nuestro propio ser
nos transformas y expandes en vivo
y en directo, si queremos...
-niñ@ seren@ y dulce, despierto eternamente,
inagotable-
desde la matriz parda de la tierra
al corazón azul del Universo. Si así lo decidimos,
con billete de vuelta
que nos da la taquilla del espejo.
El búmeran exacto del cajero
en el banco del cosmos
que nos cobra en distancias, disgustos y vacío
o nos compensa en luz y en energía,
por todo lo que hacemos y no hacemos.
No hay castigo ni premio que aplicar
o conceder,
es solo el resultado inevitable:
la causa y el efecto.
Nosotr@s decidimos la manera de verlo,
y gestionarlo, para aprender de ello,
en tus clases de Vida, incansable Maestro
de las honduras plenas e intensivas,
o sea, ¿fastidiarlo, enlodarlo, padecerlo,
o mejor, gozarlo, compartirlo y disfrutarlo
sin otra recompensa que la luz y el amor
de un mundo nuevo?
Hay que elegir así el cómo y para qué
de cada decisión,
libres como gaviotas en el vuelo
uniendo con el alma y con el cuerpo
cielo y tierra.
Hay que elegir así para no repetir cada marrón
estrellando la vida en cada batacazo.
Hay que elegir la luz que regala la fuente del adentro.
Aunque la oscuridad resulte más barata,
más cómoda y "normal"a bote pronto,
hay que elegir la luz.
No lo olvidemos.
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