Teresa Rodríguez y Joan Baldoví: un lujo. Una regeneradora ráfaga de aire fresco y democráticamente alimenticio. El trabajo territorial del federalismo es básico para el trabajo estatal que de verdad funcione. Un proyecto político con futuro solo se sostiene si la participación de las bases sociales está implicada en la gobernanza y eso es imposible en un estado centralista e institucionalmente cavernícola que ignora el resto de caminos nuevos y abiertos, anclado en una monarquía hereditaria que no se elige, como si aun estuviésemos en el siglo XV, por no decir, en el XIX o el XX...
Es imposible avanzar estando anclados en el feudalismo político, y que un cuerpo esté sano y funcione si sus células, tejidos,órganos y sistemas están debilitados, desgastados, pachuchos, ignorados y enfermos, es decir: pa l'arrastre total. Hay que renovar todo y no temer hacerlo cuanto antes. Una España confederal y republicana elegida en las urnas, es la vía acertada y no este arrastrar el muermo sistémico de una dictadura eternizada y reencarnada en una monarquía amparada en dictaduras recurrentes desde Isabel II hasta Juan Carlos I, sin parar...carente ya de sentido histórico y social.
Atapuerca acabó y ya es solo un referente arqueológico que no pinta nada en pleno siglo XXI pero que vale recordar para no perder el oremus y la memoria, lo mismo que las pinturas rupestres de la Valltorta y de Altamira. Que las admiremos y estudiemos a fondo no significa, para nada, que queramos volver a la sociedad del Paleolitico Superior, xd!
Pues lo mismo pasa con la política española y las fijaciones de los partidos "de siempre", reproducidos como fotocopias de sí mismos, aunque cambien de siglas. Y es que las siglas/hábito que marcan al político como el hierro de una ganadería marca a su ganado, no deben hacer al monje, porque, al contrario, son los políticos decentes quienes deben fundamentar e implementar decencia, ética y honestidad con siglas adecuadas a los medios que no están para ser justificados por los fines de cualquier laya ad hoc, sino para que fines y medios tengan esencialmente la misma limpieza, transparencia, servicio y eficacia para la ciudadanía, que en realidad es el motor de toda política, en todos los sentidos, si ella falla y desaparece machacada en el sumidero de las cloacas, adiós a todo.
Si el chanchullo perenne e irredento del cinismo y la trola profesional sustituye a la política, ya no hay política real porque la politeia (la ciudadanía) desaparece consumida por la aberración y amordazada por el trinke perpetuo, triturada por la minippimer de los intereses forring office y puertas giratorias fashion siempre tan a mano -la más reciente es la dedicada a Tony Cantó en Ayusolandia donde la puerta giratoria se ha convertido en un simulacro hipofuncionarial por voluntad de la última 'arconta' ppepperil-, o sea, la cueva de Alí Babá convertida en sancta sanctorum de la desvergüenza for ever & ever. Verbigracia: el panorama actual español, sin ir más lejos. Con una constitución y unas leyes geniales en su birlibirloque togado, para el apaño constante, como coartada. Un marrón de categoría entre apisonadora, mierda, retrete y alcantarilla. Qué planazo, ¿a que sí?
Ojalá la conciencia de Joan y de Tere se reproduzca por esporas energéticas y resueltas, contagie con su luz y su apertura a las bases sociales y despierte a los dormidos que roncan sin parar desde el pparlamento al negocio, de la UCI de la decencia a las exequias del sentido común. Ains
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