😱🤔...🙃😉😊...👍👍👏👏👏👏 Ni más claro ni más cierto! Pleno en la diana.

 

"Lo más revolucionario que pueden hacer nuestras generaciones es apagar el móvil": la aplaudida reflexión de Errejón sobre la salud mental .

Público

 

Comentario del blogg:

George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».

Tal cual, querido Íñigo; y qué reconfortante resulta que esto lo diga alguien que por su edad y el entorno inevitable está pillado de lleno en los reinos de Movilandia y Cincogevia. 

Mantenerse lúcido en semejante carajal es una pica en Flandes. Ojalá no solo lxs de su generación le escuchen y se planteen muy en serio un problema feroz que crece en plan exponencial, también los mayores deben tomar nota y toda la sociedad tome conciencia de que no es más libre ni vive mejor quien más depende de artilugios manipulables y programados para manipular, cuya peligrosidad y riesgos se desconocen y solo serán evidentes -como pasó con la radioactividad y está pasando con las drogas, el alcohol, el tabaco, los psicofármacos, los combustibles y los plásticos, por ejemplo- cuando se descubran sus efectos y no haya remedio previsto, investigado ni accesible para remediar el daño que hacen, tanto a la salud mental como a la física. 

Es el mismo proceso demoledor que el de la contaminación medioambiental y sus consecuencias, que nadie se molestó durante siglos en considerar antes del estropicio: la destrucción imparable del medio biológico. Planeta y Humanidad están "condenados" a ir forzosamente por el mismo camino. Como cuerpo y alma, como materia y energía. Como justicia y verdad. Como inteligencia y amor. Cuando esas parejas no tienen espacio para encontrarse o una vez juntas se divorcian, se genera el panorama devastador que ahora estamos soportando...y lo que sin duda nos espera, especialmente a las generaciones más jóvenes y vulnerables, precisamente por la deseducación degradadora y tóxica, aunque, para acabarlo de arreglar, con ínfulas resabiadas y sin experiencia, teledirigida, convertida en mercadillo del pastón, con las neuronas al bies, deshumanizada y autómata, encandilada con el agujero negro de todos los Silicon Velley del mundo mundial, y cada vez más cerca de la psicosis como lejos del equilibrio y la salud psicoemocional,  una hecatombe precocinada en la que ya están  inmersos desde que nacen.

Ojalá despierten antes del no-retorno y le den la vuelta a la tortilla Mordor fashion, que ya está cada vez más en plan socarrat. Si despiertan, quieren  y se empeñan, lo conseguirán. Todo es despertar y empezar los estiramientos y la danza de la conciencia. El contagio del Ser. Mientras haya una chispa de luz que compartir, podrán hacerlo, antes del black out global. Ojalá! Por un solo ser despierto de verdad, puede crecer la vida en otro registro y contagiarse como el polen o las semillas que la energía reparte en ondas infinitas. ¿Quién puede controlar un contagio de energías sanadoras? Hasta las herramientas tóxicas pueden servirnos para el contacto incial y en ello transformarse y transformar. Antiguamente se llamaba alquimia a ese proceso, hoy, podríamos llamarlo tecnoservicio espiritual en cambio perenne. Como lo intuyó Heráclito llamándolo "panta rei". 

No hay nada nuevo bajo el sol. Dice la Biblia. Y en eso no se equivoca. Todo es pura conexión mutante y descubrirlo es la estabilidad flexible y expansiva mientras crea y regenera, en lo que podríamos llamar eternidad mutante, a falta de más datos. En Oriente, los sufis lo captan muy bien con el concepto de la danza circular, que está emparentada, en la forma, con la sardana, ¡quién lo iba a decir! Danzas cósmicas, obviamente, que intercomunican, indultan y son una amnistía al mismo tiempo. El Amor nunca condena. Rescata y da vida en abundancia. Solo así empapados en el mar de la conciencia y su luz se cambia de verdad y para siempre. No es nada dogmático, solo vida puesta en marcha, verdad que se comprueba y camino sin fronteras. Cuando llega la onda hay que moverse y respirarla. Como cuando llega la música, se nos van los pies. Nota tras nota.

Ains...