sábado, 1 de mayo de 2021

Horror en la India como resultado de la pandemia, que debería movilizar y despertar a los "expertólogos" dejando de pontificar seguridades que la realidad acaba haciendo puré con su habitual eficiencia

 

Algunas personas alrededor de las piras con víctimas que perdieron la vida debido al coronavirus en un campo de cremación en Nueva Delhi, el 26 de abril del 2021. Foto: AFP

Pone los pelos de punta ver las imágenes y escuchar los comentarios acerca del desastre pandémico en la India. ¿Cómo es posible que disponiendo de vacunas de fabricación propia antes que el resto del mundo, la pandemia no solo no haya disminuído sino que se haya multiplicado, creando un caos total y una mortalidad inconmensurable? 

Es impresionante contemplar miles y miles de piras ardiendo, que en esa cultura es el sistema tradiconalmente utilizado en la muerte de los seres humanos para deshacerse de los cadáveres. No se hace en hornos crematorios sino al aire libre. Teniendo en cuenta la extensión territorial de ese subcontinente, resulta lógico que con tanto humo y contaminación el oxígeno disminuya en la atmósfera y que la gente se esté ahogando, aunque ni siquiera padezca la infección del coronavirus. Es una locura y un disparate que los rituales sacralizados por la costumbre y la inercia, se conviertan en un atentado terrorista contra la vida humana, bendecido por la cultura dominante y que le gobierno y las fuerzas políticas, e incluso los científicos que fabrican las vacunas y los médicos que tratan a los enfermos no hagan nada por cambiar unos hábitos tan demoledores y con unos efectos secundarios espeluznantes. 

La ONU y la OMS deberían intervenir directamente y no quedarse mirando a ver qué pasa; mucha parafernalia en  Davos, pero 0 resultados a la hora de la verdad. ¿Puede ser que el añadido del humo omnipresente, incontrolable y en crecimiento exponencial tenga algo que ver en la propagación y el agravamiento del virus en diversas partes del mundo, dando lugar incluso a la aparición a  nuevas variantes del C-19 más agresivas y mortales? Un fenómeno que también explicaría la aparición de la variante brasileña, debido igualmente a la contaminación por los incendios "normales" provocados en la selva amazónica para convertir la tierra quemada en cultivos de soja, cereales o de frutas para la exportación o en tierra de pastos para el negocio de la ganadería? Cultivos que no se hacen solo para comer de ellos, sino sobre todo  para especular a lo bestia de punta a punta del Planeta a base tráfico aéreo y de transporte terrestre e imparable a base de camiones, con el resultado de empobrecer e intoxicar constantemente la atmósfera, que a base de agresiones se va destruyendo de modo exponencial, a más destrucción más rapidez y viceversa. 

La globalización de los negocios y del capital sin conciencia tiene el gravísimo riesgo declarado de modificar los virus y de convertir también en global cualquier atrocidad contaminante que aparezca en cualquier rincón del Planeta. Los viajes constantes imprescindibles para el transporte de los productos ya son la más directa fuente de contagio, el turismo imparable, los mismos transportistas, conductores, pilotos, azafatas y por supuesto, viajeros, son el aerosol más eficaz para que cualquier virus se mute, se fortalezca y contagie a todo bicho viviente. 

Es muy cutre, peligroso y nada inteligente creer que las vacunas son infalibles por el hecho de llamarse vacuna, y que actúan con igual eficacia en todos los vacunados y que una vez teóricamente inmunizados  en masa ya está todo arreglado para seguir en "la normalidad" patológica en que llevamos siglos viviendo sumergidos en un sistema demoledor, cada vez con más venenos "normalizados" que ha provocado la pandemia y seguirá en ello mientras nuestros hábitos cotidianos no cambien a más consciencia, responsabilidad y luces para entender la relación directa que hay entre lo que nos pasa y cómo vivimos, qué sustancias manipulamos, utilizamos, compramos y vendemos, pensamos, sentimos y materializamos, hasta el punto de comerlas, beberlas y respirarlas constantemente (microplásticos, nicotina, humos, sustancias tóxicas aerosoleadas, contaminación a lo bestia, etc, etc..) Es patético abrir la ventana para ventilar y espantar virus, y al cabo de un rato ver cómo la habitación se llena de un polvo espeso que hace estornudar y que los ojos piquen y la piel se enrojezca, algo que no sucede si las ventanas están cerradas...y que no es cosa del polen primaveral, porque eso lleva pasando un año con sus cuatro estaciones. Nos estamos quedando sin oxígeno en todo el Planeta, entre la quema y la tala de vegetación para que el negocio no decaiga, y por esa causa, además de por la contaminación de los vehículos rodantes con sus tubos de escape, calefacciones a gas y carbón y demás inventos letales para el medio ambiente y la salud en general, los virus andan a su bola, cambiando de disfraz y adaptándose a todo la mar de bien. 

Si este modus destruendi sigue como va no habrá vacuna que nos libre del finiquito como especie. Cada invento se verá superado una vez y otra por las mutaciones de lo que tan burdamente se ha dado en llamar "el bicho", ojalá lo fuera...entonces estaría a nuestra altura biológica y podríamos neutralizarlo biológicamente con química y física, pero no es así. No es un bicho, es un nanocachito aerotransportable de materia invisible envenenada producida por la misma humanidad, que necesita a los bichos humanos y animales para seguir ahí, porque ni siquiera vive, solo se acopla a todo por ósmosis y mímesis mecánica, como los adictos al poder, infectando a cada ser vivo que le pilla de paso. Es un minirobot parásito, una basura irreciclable, un búmeran espontáneo de la locura que producimos tan ocurrentes e ingeniosos como somos. Cachitos de karma espolvoreable. Seguro que en la India ya lo han visto claro y por eso lo queman, sin caer en la cuenta de que a lo mejor el karma con la lumbre se anima, como en las fallas o en les fogueres de Sant Joan...y en vez de desaparecer, va y se multiplica con el calorcillo, que cualquiera sabe cómo se las gastan en viruslandia. Ains! 

Cualquier brote de conspiranoia se queda en nada junto a evidencias tan obvias y cooperativas con el microdron del exterminio. Cambiemos nuestras mentes enriquecidas por el alma y la conciencia cambiemos la enfermedad del ego por la salud del Nosotros,cambiemos el miedo por la bendición de la sonrisa, los malos rollos por la serenidad de comprender y empatizar, porfis, y cuanto antes, porque solo nuestro cambio nos puede vacunar ante nuestra propia peligrosidad, sin duda alguna, la peor enemiga vírica que tenemos.


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