jueves, 4 de febrero de 2021

Si se une la gestión coperativa al fomento del autoconsumo ecológico se dará un paso gigante en todos los sentidos, en la supresión del abuso de la empresas/piraña y en una sanación medioambiental y progresiva del Planeta. Sólo hay que recordar el grado exponencial de bienestar que descubrimos en el confinamiento general, en la primavera pasada, en la primera ola del Covid, solo en unos días cambió la calidad del aire, el olor irritante, la toxicidad, la Naturaleza estalló en aromas, en flores inesperadas repartidas por el asfalto y las rendijas callejeras, bandadas de pájaros y en animales de campo que nos visitaban como un regalo de la verdadera normalidad que estamos destruyendo con una "postnormalidad" aberrante, de locos, tan irresponsable como suicida, eso sí, tan cult y "modelna" como gilipuertas. En Freiburg, Alemania, hay un barrio ecológico, la Sonen Staat, -ciudad solar- donde se ha establecido desde hace años la vivienda social con autoconsumo energético. Ayudando con ello a la ciudadanía con menos ingresos, a que el consumo energético le salga gratis con ayuda del estado que ha hecho la instalación de placas solares y construido las propias viviendas. Hasta los supermercados de la zona y la escuela pública funcionan con energía solar. El plan lo inició la Social Democracia del estado junto con los Verdes (Die Grünen) del Land (el gobierno autónomo de la zona que lleva gobernando más de tres décadas en Brisgovia, la región), una realidad ejemplar que sigue manteniendo viento en popa la Democracia Cristiana de Angela Merkel -pues, ¿qué otra cosa podría hacer un verdadero cristianismo democrático sino apoyar todas las iniciativas fraternales, justas y humanitarias de un verdadero socialismo ecológico y franciscano, o de una ecología social que sería imposible sin la empatía del amor fraterno convertido en política?-


Empoderamiento ciudadano frente a los abusos del oligopolio eléctrico

  • "La electricidad es un bien imprescindible para una vida digna y por eso no puede estar en manos de empresas que únicamente responden a intereses privados para el lucro de unos pocos"
  • "El desarrollo de las renovables y la posibilidad de producir electricidad a pequeña escala marca un cambio de paradigma que es preciso empujar para que no se demore indefinidamente"
  • "El impulso a las Comunidades Energéticas Locales, junto a la gestión pública de las redes de distribución eléctrica, indican el camino a seguir"

Pedro Santisteve, ex alcalde de Zaragoza y concejal de Zaragoza en Común

Hemos vuelto a ver, una vez más, que en plena ola de frío y con la emergencia económica provocada por la pandemia se disparan los precios de la electricidad. En el momento más necesario para hogares y empresas. Pero no es el frío lo que justifica la subida, sino una regulación que, hecha a medida de las empresas del oligopolio eléctrico, permite manipulaciones que esperemos que se demuestren y sancionen, tras la investigación abierta por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La electricidad es un bien imprescindible para una vida digna y por eso no puede estar en manos de empresas que únicamente responden a intereses privados para el lucro de unos pocos.

Esto, que en España se traduce únicamente en amargas quejas cada vez que se produce una subida desmesurada de precios, en Europa provoca otras reacciones. La ciudadanía de países como Dinamarca o Alemania, hace tiempo que se puso manos a la obra para producir y gestionar su propia energía, utilizando cualquier instrumento que permita la autoorganización local: asociaciones, cooperativas o iniciativas municipales fomentadas por gobiernos que, fueran del signo que fueran, sabían que su población no permitiría que se jugara con estos temas. Nada que ver con las puertas giratorias que se estilan por aquí.

La inminencia y gravedad del cambio climático ha llevado también a la Unión Europea a plantear nuevas iniciativas que fomenten el empoderamiento ciudadano para tomar las riendas de su destino y acelerar la transición energética. En esta línea se están definiendo las “Comunidades Energéticas Locales”, que en la Directiva Europea sobre normas comunes del Mercado Interior de la Electricidad y la Directiva de Renovables apuntan a dos figuras: Comunidades Ciudadanas de Energía y Comunidades de Energías Renovables.

El Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE) apunta una definición de lo que sería una Comunidad Energética Local: “Entidad jurídica de participación voluntaria y abierta, controlada por accionistas o miembros que sean personas físicas o jurídicas (entre otras: asociaciones, cooperativas, organizaciones sin ánimo de lucro, empresas) y también administraciones locales autonómicas o nacionales".

El objetivo social principal, más que generar una rentabilidad financiera, será ofrecer a sus miembros o a la localidad en la que desarrolla su actividad, beneficios energéticos, de los que se deriven, también, los medioambientales, económicos o sociales. Las actividades a desarrollar serán, entre otras, la generación de energía principalmente procedente de fuentes renovables, la distribución, el suministro, el consumo, la agregación, el almacenamiento de energía, la prestación de servicios de eficiencia energética, la prestación de servicios de recarga para vehículos eléctricos o de otros servicios energéticos.”

Con este espíritu se han puesto en marcha iniciativas pioneras en algunos municipios navarros y hay proyectos cooperativos avanzados. La inteligencia colectiva ha empezado a trabajar.

El desarrollo de las renovables y la posibilidad de producir electricidad a pequeña escala marca un cambio de paradigma que es preciso empujar para que no se demore indefinidamente como ya ocurrió con el autoconsumo que, tras anunciarse en el BOE a finales de 2011, ha tardado casi diez años en sortear todas las trabas que han puesto en su camino tanto las empresas del oligopolio como algunos políticos que parecían trabajar a su servicio (recordemos el impuesto al sol).

El impulso a las Comunidades Energéticas Locales, junto a la gestión pública de las redes de distribución eléctrica, indican el camino a seguir, pero la ciudadanía debe permanecer muy atenta para evitar que, de nuevo, los intereses de algunos se impongan sobre los de todos. No tenemos mucho tiempo y nos va en ello la supervivencia.

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