George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
domingo, 4 de agosto de 2019
La casa por los cimientos. Es lo que tiene...A la integración por la alimentación como participación y conciencia colectiva. En Valencia hace casi treinta años el cooperativismo alimenticio ecológico en "La llavoreta" abrió el camino, al lado de la Plaça de La Mare de Dèu,- pasando por otros enclaves como la calle Azcárraga hasta llegar al actual, en la calle Poeta Monmeneu en Zaidía - mediante una cuota mensual recogíamos directamente de productores a consumidores, cada semana, la caja verde y fresca con las verduras y frutos de la terreta, respetando las estaciones y sin violar su armonía productiva con química ni avaricia. Ahora es el proyecto cooperativo Som Alimentaciò el que gestiona la idea primordial del proyecto. Habrá que tener muy clara la procedencia de las inversiones, porque también el dinero de la corrupción pepera se intenta blanquear inoculado como un virus superentable camuflado en proyectos ejemplares, que acaban siendo una tapadera como el ya extinto Supersano de Patraix, porque se descubrió el pastel y el afán competitivo sin freno contra el pequeño comercio de las herboristerías del barrio, boicotando los precios con ofertas impensables, intentando liquidar la pequeñas tiendas naturistas familiares que llevan toda la vida haciendo un servicio extraordinario a la vecindad y que también venden las cajas verdes de los agricultores ecologistas de la zona de huerta más próxima. Ojo con el capitalismo devastador y sus garras incontinentes sin escrúpulos; son como la contaminación o el humo del tabaco: lo invaden todo en silencio hasta que su enfermedad terminal da la cara cuando ya no queda nada sano que respirar ni aparatos respiratorios que funcionen
Los supermercados cooperativos irrumpen como alternativa frente a las grandes empresas
Tanto en Madrid como en Barcelona se están creando varios proyectos que se convertirán en supermercados cooperativos en 2020
En 1973 abrió en Brooklyn, Nueva York, el supermercado Park Slope Food
Coop. Un documental sobre la iniciativa ha servido para inspirarse
La
participación es clave. Quien quiera asociarse tiene que pagar una
cuota y realizar un trabajo voluntario entre las tareas del supermercado
Imagen del supermercado Park Slope Food Coop, en Brooklyn, Nueva York. / foodcoop.film
Compartir
¿Te imaginas un lugar donde comprar alimentos ricos, saludables y accesibles a todos los bolsillos? ¿Un lugar donde cooperar para conseguir tu cesta de la compra? ¿Te imaginas, en definitiva, un supermercado alternativo a las grandes plataformas de distribución? En nuestro país están llegando con cada vez más fuerza los supermercados cooperativos.
Los grupos de consumo de alimentos son iniciativas ya relativamente
asentadas en muchas ciudades. Varias personas que se organizan para que
su consumo sea más sostenible, ético, ecológico y de calidad. Lo que no
es tan habitual es trasladar, de alguna manera, ese proyecto a un lugar
físico, concreto. Cierto es que existen multitud de tiendas ecológicas o
cooperativas con local propio de venta. Pero el supermercado
cooperativo es un paso más allá.
En España existen pocos ejemplos
al respecto. Y todos ellos con matices diferenciales entre sí. Destacan
los proyectos, todos en funcionamiento, de Landare (Pamplona), A Vecinal (Zaragoza) o Som Alimentació (Valencia).
Pronto serán más. Tanto en Madrid como en Barcelona se están creando
varios proyectos que se convertirán en supermercados cooperativos en
2020. En Madrid, Supercoop y La Osa se encuentran en una fase relativamente avanzada.
Ambos tienen local para el futuro establecimiento y están difundiendo
su proyecto para ampliar la base social. También se encuentra en
desarrollo BioLíbere, en Getafe.
En Barcelona, la iniciativa está todavía en un punto más embrionario a
través de un grupo organizado como Food Coop Bcn.
¿Cuáles son los precedentes?
En 1973 abrió en Brooklyn, Nueva York, el supermercado Park Slope Food Coop. Los nuevos proyectos en marcha coinciden en destacar este ejemplo y otro, más cercano, en París, llamado La Louve.
La mecha prendió gracias a un documental, realizado por Tom Boothe, en
el que se explica pormenorizadamente el funcionamiento del proyecto
neoyorquino. El propio Boothe comenzó a trabajar para poner marcha la
iniciativa mencionada en la capital francesa.
“Somos sus discípulos”, afirma a cuartopoder.es
Pepe Roncero, uno de los integrantes del proyecto de Supercoop. Roncero
apunta a que la relación con la gente de La Louve es intensa. “Han
venido muchas veces”. “Tenemos muchísimo contacto, pasaremos parte de
las vacaciones allí en París”, afirma por su parte José Antonio
Villareal, “Villa”, integrante de La Osa. Este último destaca que el
supermercado de Brooklyn tiene una facturación anual de 500 millones de
dólares, cuenta con 16.000 socios y tiene una rentabilidad superior a la
convencional. “Es un proyecto de éxito”. Respecto a La Louve, que ya cuenta con 6.000 socios, es un proyecto rentable y destaca las ayudas públicas recibidas por la iniciativa.
En España el visionado del documental fue lo que inspiró algunos de los proyectos que hay en marcha en estos momentos. Aquí jugó un papel clave el proyecto MARES, dependiente del Ayuntamiento de Madrid y financiado con subvenciones de la UE.
“Las proyecciones del documental fueron una provocación inicial para
replantearnos de forma constructiva ciertas sinergias que teníamos y
plantear un salto de escala”, señala José Luis Fernández Casadevante,
“Kois”, uno de los responsables de MARES Alimentación.
A
pesar de fundarse en 1973, la experiencia de Brooklyn, apunta Kois, no
la conocía mucha gente, sobre todo con el nivel de detalle que cuenta el
documental. “A raíz de él, sirvió para abrir el melón. Buscamos también
otras referencias dentro de España que habían dado ese salto de escala
con experiencias muy diversas”. Además, desde MARES se han realizado
servicios específicos, técnicos y especializados como una asesoría
jurídica gratuita, asesoría en marketing y en los planes de viabilidad.
Otra cosa que ha sido determinante fue promover un intercambio en París,
para que conocieran las tripas de ese supermercado. Y que los tres
proyectos madrileños mantuvieran relación entre sí, como una “comunidad
de aprendizaje” con formaciones conjuntas. “Sin MARES se me antoja
complicado que hubiera salido este proyecto”, apunta Villa.
La participación, clave del supermercado
En estos momentos, tanto La Osa como Supercoop se encuentran en fase de ampliación de socios.
El funcionamiento será parecido. En resumen, cualquier persona puede
entrar a formar parte del proyecto colaborando con una cuota única de
100 euros. A partir de ahí, para tener acceso a los productos se tendría
que realizar un trabajo voluntario de un mínimo de 3 horas al mes en
algunas de las comisiones o grupos de trabajo. Es decir, trabajar en
algunas de las tareas o puestos que conllevan un supermercado.
Según
explica Roncero, el 31 pasado día de julio, se ha firmado el contrato
de cesión de uso de la planta de arriba del Mercado de San Fernando, en
Lavapiés, para Supercoop hasta el 2038. Tras la firma, se pagará una
cantidad y la mitad de las tarifas para empezar a realizar las obras en
el local y compras de equipamientos. “Estamos en un momento en el que
buscamos ampliación de socios. Tenemos 200, subimos poco a poco.
Queremos tener para finales de septiembre 500 socios para poder acceder a
financiación y que sea viable el proyecto para abrir a mediados del año
que viene”, señala. “Para nosotros la participación es lo
que va a hacer posible que podamos sobrevivir en un entorno tan hostil
como el centro de Madrid, con un supermercado 24 horas a la
vuelta de la esquina. En Francia están consiguiendo poner los precios
más baratos que en las tiendas, gracias a la participación. Porque la
mano de obra, el 75% del gasto, es gratis”, detalla Roncero.
Respecto
a los productos que se encontrarán en el supermercado, Roncero señala
que si tienen que tener productos estándar para completar la cesta de la
compra, los tendrán. “Lo ideal es que toda la cesta se complete en
Supercoop y darle de comer a todas las economías posibles. No queríamos
montar una tienda en cualquier sitio, sino en Lavapiés, en el Mercado,
es una manera de defender el barrio con tanta turistificación”, insiste.
Imagen del supermercado La Louve, en París. / La LouveEl germen del proyecto de La Osa es 2decológico,
con el que llevaban trabajando 5 años. Se dio el salto a tienda hace 4
años en la Calle Noviciado, barrio Malasaña. Fueron creciendo hasta
tener 270 familias asociadas. Ahora, dan un paso más con un local en el barrio de Ventilla, distrito de Tetuán, al norte de Madrid.
Su objetivo mínimo es llegar a las 700 personas socias aunque con la
intención de aumentar hasta las 1.000. “Necesitamos mucho personal”,
afirma Villa. Su idea, tras las obras en el local, para las que ya
tienen financiación, es abrir en enero de 2020.
“Para nosotros, el
privilegio de la compra te lo da que participes en las tareas
establecidas”, señala Villa. Las líneas del proyecto son claras:
“generar comunidad, participación y un modelo de negocio alternativo a
la gran distribución”. “Gracias a tu participación te llevas
buenos productos a buenos precios. Con toda la especulación alimentaria
que hay, es un buen paso”, afirma.
Respecto
a la elección del lugar, Villa comenta que cada vez les parece más
sugerente irnos a un barrio como Ventilla. “Hacer barrio es una de las
motivaciones principales que tenemos”. En este sentido creen que podrán
lograr una heterogeneidad de perfiles socios. “Esto es un proceso colectivo. Todos los socios tenemos que participar para crear el supermercado. La ciudadanía de Madrid lo tiene que saber, que sienta que es su supermercado”, concluye.
Otros proyectos en marcha
En
Barcelona la fase en la que se encuentran los impulsores del futuro
supermercado cooperativo es más embrionaria. Así lo explica a este medio
Carmen, una de las integrantes de Food Cood Bcn. “Estamos elaborando el
plan de negocio para conseguir financiación y trabajando la
constitución de una cooperativa ya que ahora trabajamos como asociación.
Tenemos definidas las zonas donde queremos abrir, es una asociación
creada para impulsar varios”, afirma.
Su modelo será similar a La
Osa, con los que tienen contacto. Y el objetivo es abrir en 2020.
“Empezaremos pronto a buscar socios. En Barcelona hay una red importante
de gente dentro de la economía social y solidaria”, señala. Además, hay
otro proyecto en desarrollo en la localidad de Manresa.
Entre los proyectos parecidos ya en marcha se encuentra A Vecinal, en Zaragoza. “Abrimos la tienda en diciembre del año pasado.
La inauguración oficial fue en marzo de este año”, señala Leyre, una de
sus integrantes. Explica que fue un “proceso natural” para el que
contactó también con las iniciativas de Valencia o Pamplona. En esta
última ciudad cuentan con más de 3.000 sociales y dos locales abiertos.
“Se habían dado cuenta de que la alimentación estaba en manos
especulativas. Es algo que podría cambiar y está en nuestra mano”,
afirma la integrante de A Vecinal. Por ello, empezaron a trabajar en ese
sentido. Actualmente cuentan con 200 socios y abrieron con 140. “En un año hemos visto que el proyecto interesa”, comenta Leyre.
Su
establecimiento cuenta con 70 metros cuadrados. “Pasamos de cooperativa
a la tienda. Ya se nos queda pequeña porque queremos tener más
productos”, apunta. Desde Zaragoza consideran que hay un caldo de
cultivo interesante para desarrollar este tipo de proyectos. “Nos
escribe mucha gente sobre cómo montar el proyecto”, explica. No en vano,
hace pocos días le mandaron consejos directos a gente de Fuenlabrada.
Al igual que en Zaragoza, en Valencia existe una tienda abierta a todo el público más allá de las personas socias.
Sería una de las diferencias con los proyectos madrileños, más allá del
tamaño del establecimiento. En el caso de Som Alimentació, el trabajo
se hace por personas voluntarias pero no es obligatorio. “Puedes
elegirlo o pagar una cuota mensual”, señala Fernando.
La tienda lleva abierta desde 2018 y cuentan con 500 personas asociadas.
“Todavía no somos viables económicamente, pero la idea es ir creciendo
en socios y la acción más estratégica es lanzar una tienda online”,
anuncia Fernando. Con esa acción piensan acercarse a más gente. Su
proyecto parte de un grupo de consumo. “Veíamos que hay un nicho de
mucha gente que quiere consumir de forma más local, ecológica y
sostenible. Eso lo estaban cubriendo pequeñas tiendas o grandes
supermercados, estos con criterios dudosos. Nosotros no queríamos que se
cambiara solo la etiqueta ecológica y se quedara lo demás del modelo”,
concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.