Guía contra los bulos en Atención Primaria: si preguntaran a los expertos…
Recientemente la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) ha tenido el acierto de publicar, junto con Asociación de Investigadores en eSalud de España (AIES) y su iniciativa #SaludSinBulos, una guía sobre bulos en salud para los médicos de atención primaria.
La mayor limitación que veo a esta guía es su superficialidad, quizás haya que esperar a posteriores ediciones para ver un análisis más profundo de los temas tratados.
Por ejemplo, el análisis de la situación se ha basado en gran parte en Twitter, pero ¿es éste el mejor canal para hacer el análisis? ¿Y es un canal tan relevante que no deba completarse con otros como Facebook, Instagram, etc? Mi experiencia es que este canal esta extremadamente contaminado por periodistas, políticos, demagogos, radicales y haters, de modo que no refleja la sensibilidad real de la población sobre la salud. De hecho, y por poner un ejemplo, no me parece que “la sobrecarga de sodio producida por antibióticos intravenosos” sea uno de los temas de conversación más repetidos ni entre mis familiares y amigos (tampoco los médicos) ni entre mis pacientes. Ustedes dirán.
Por otro lado, a míi me parece muy importante separar para analizar. Los bulos que exageran los beneficios (de una terapia, producto, medicamento, alimento, comportamiento, etc) y los que exageran el riesgo. Los que se refieren a fármacos, a hábitos de vida, a alimentación y suplementación, a terapias médicas no convencionales, a curanderismo y esoterismo, etc.
Sigue una encuesta que se envió a más de 6.300 médicos de familia en un par de ocasiones, respondiendo 792 de ellos. Estos médicos consideraron que los bulos más frecuentes se producían en torno a la 1. Alimentación 2. Vacunación 3. Homeopatía 4. Cáncer. Pero luego ponen ejemplos, y de los 17 que se mencionan sólo uno se refiere a la homeopatía así que quizás no sea un motivo tan frecuente de bulo después de todo.
Me permito transcribir ese ejemplo:
Pero ya lo dice el propio documento: “(…) a menudo, los temas con los que llegan escapan de los conocimientos que se imparten en las facultades de Medicina, como ocurre con la alimentación y la homeopatía, que son algunos de los temas que han surgido en la encuesta”. Pues mayor motivo para colaborar con nosotros, compañeros médicos de las terapias médicas no convencionales, que recibimos y combatimos los bulos en salud con aún mayor frecuencia que la mayoría de los médicos de primaria, y lo hacemos tanto desde las consultas como desde redes sociales, blogs y webs. Somos percibidos como alineados con una manera más flexible de entender la salud y la enfermedad y con una manera más flexible de incorporar posibilidades terapéuticas a nuestra práctica. Debe ser por eso que el paciente no tiene vergüenza de contarnos todo lo que lee, hace y toma para intentar cuidar de su salud. Al mismo tiempo, creo que tenemos mayor credibilidad cuando le explicamos que no estamos de acuerdo con esa información.
Sigue la encuesta explicando que los bulos se reciben sobre todo por internet, personas cercanas y redes sociales. Yo creo que un tercer lugar para la homeopatía en la primera pregunta sólo se explica por la enorme presencia que los medios dan a la homeopatía, que impregna internet y que es motivo de conversaciones entre las personas cercanas y en las redes sociales. De lo contrario, no entendería cómo un mercado tan pequeño puede acaparar tanta atención y sería un motivo de estudio para los sociólogos de alguna universidad.
Si estos medios separaran las cosas, ¡Cuánto cambiaría el escenario! Porque si de verdad se trata de proteger al paciente, al paciente se le protege poniéndole en manos de un médico (o al menos un profesional con la debida preparación) cuando pide y busca formas diferentes y complementarias de cuidarse. El paciente no se cree el “nada vale salvo lo que yo te propongo” de una parte de la comunidad médica y científica, porque cuenta con su propia experiencia (o la de allegados) que le dice lo contrario. Hay que explicar las cosas bien, y para ello dejar que las expliquen los profesionales formados en medicina integrativa.
Aconseja la guía como primera recomendación, prescribir páginas webs fiables. ¡Claro que estoy de acuerdo! No sólo lo hemos recomendado nosotros mismos en algunas conferencias, sino que el blog Hablando de Homeopatía es una “página web fiable”, porque cuenta con el sello oficial de “Web de Interés Sanitario”. Pronto, la plataforma Homeopatia Suma también la tendrá, con mucha más información (y muy estructurada) incluyendo un apartado especial de “Fake News” o “Bulos en Salud”.
Siguen recomendaciones sobre difundir información veraz, a lo que la primera condición debería ser contrastar las propias ideas junto a las del paciente, cuando se presente el conflicto. A veces podemos sorprendernos aprendiendo algo que se nos había escapado del radar. Así, la orientación en la consulta (recomendación 3) y en redes sociales (4) será intachable. Que no ocurra que el médico de primaria desmienta lo que cree que es un bulo, sin saber que perderá su credibilidad cuando el mismo paciente vuelva a su médico, porque era médico quien le ofreció una opción diferente, y le explique bien las cosas y lo acompañe de las debidas evidencias y demostraciones. Eso sí que es una pena, y debo decir que me ha pasado tanto en consulta como en redes sociales tener que desmentir a un compañero que ha opinado sin la información suficiente.
La última recomendación de la guía dice “formar parte de la red de expertos de #SaludSinBulos”. Ojalá podamos llegar a colaborar activamente, lo estamos deseando porque:
La mayor limitación que veo a esta guía es su superficialidad, quizás haya que esperar a posteriores ediciones para ver un análisis más profundo de los temas tratados.
Por ejemplo, el análisis de la situación se ha basado en gran parte en Twitter, pero ¿es éste el mejor canal para hacer el análisis? ¿Y es un canal tan relevante que no deba completarse con otros como Facebook, Instagram, etc? Mi experiencia es que este canal esta extremadamente contaminado por periodistas, políticos, demagogos, radicales y haters, de modo que no refleja la sensibilidad real de la población sobre la salud. De hecho, y por poner un ejemplo, no me parece que “la sobrecarga de sodio producida por antibióticos intravenosos” sea uno de los temas de conversación más repetidos ni entre mis familiares y amigos (tampoco los médicos) ni entre mis pacientes. Ustedes dirán.
Por otro lado, a míi me parece muy importante separar para analizar. Los bulos que exageran los beneficios (de una terapia, producto, medicamento, alimento, comportamiento, etc) y los que exageran el riesgo. Los que se refieren a fármacos, a hábitos de vida, a alimentación y suplementación, a terapias médicas no convencionales, a curanderismo y esoterismo, etc.
Sigue una encuesta que se envió a más de 6.300 médicos de familia en un par de ocasiones, respondiendo 792 de ellos. Estos médicos consideraron que los bulos más frecuentes se producían en torno a la 1. Alimentación 2. Vacunación 3. Homeopatía 4. Cáncer. Pero luego ponen ejemplos, y de los 17 que se mencionan sólo uno se refiere a la homeopatía así que quizás no sea un motivo tan frecuente de bulo después de todo.
Me permito transcribir ese ejemplo:
Paciente: tenía problemas con las digestiones y fui al homeópata y me lo solucionó. Me
apretaba en los dedos y me dijo que era por problemas con la lactosa y
el gluten. A continuación, me pasó una especie de aparato como un
cepillo por el cuerpo y me limpio los restos interiores de lactosa y
gluten. Ahora ya no tomo lactosa y gluten y estoy mejor.
Respuesta:
es imposible diagnosticar intolerancias apretando los dedos, para eso
son necesarios estudios y pruebas. Durante la edad adulta hay una
disminución de los enzimas que descomponen la lactosa y por eso hay más
gases. Cualquier persona que retire la lactosa y el gluten mejora porque
produce menos gases su alimentación. Con ninguna onda electromagnética
se pueden retirar los restos de lactosa y gluten, esos desaparecen al
suprimir la ingesta y la mejoría se produce al recuperarse el intestino
por no tomar lactosa y/o gluten porque estaba inflamado.
Si se difundieran conocimientos adecuados entre los profesionales, lo
primero debería ser explicar que apretar los dedos y pasar un cepillo
electromagnético no es homeopatía.Pero ya lo dice el propio documento: “(…) a menudo, los temas con los que llegan escapan de los conocimientos que se imparten en las facultades de Medicina, como ocurre con la alimentación y la homeopatía, que son algunos de los temas que han surgido en la encuesta”. Pues mayor motivo para colaborar con nosotros, compañeros médicos de las terapias médicas no convencionales, que recibimos y combatimos los bulos en salud con aún mayor frecuencia que la mayoría de los médicos de primaria, y lo hacemos tanto desde las consultas como desde redes sociales, blogs y webs. Somos percibidos como alineados con una manera más flexible de entender la salud y la enfermedad y con una manera más flexible de incorporar posibilidades terapéuticas a nuestra práctica. Debe ser por eso que el paciente no tiene vergüenza de contarnos todo lo que lee, hace y toma para intentar cuidar de su salud. Al mismo tiempo, creo que tenemos mayor credibilidad cuando le explicamos que no estamos de acuerdo con esa información.
Sigue la encuesta explicando que los bulos se reciben sobre todo por internet, personas cercanas y redes sociales. Yo creo que un tercer lugar para la homeopatía en la primera pregunta sólo se explica por la enorme presencia que los medios dan a la homeopatía, que impregna internet y que es motivo de conversaciones entre las personas cercanas y en las redes sociales. De lo contrario, no entendería cómo un mercado tan pequeño puede acaparar tanta atención y sería un motivo de estudio para los sociólogos de alguna universidad.
Si estos medios separaran las cosas, ¡Cuánto cambiaría el escenario! Porque si de verdad se trata de proteger al paciente, al paciente se le protege poniéndole en manos de un médico (o al menos un profesional con la debida preparación) cuando pide y busca formas diferentes y complementarias de cuidarse. El paciente no se cree el “nada vale salvo lo que yo te propongo” de una parte de la comunidad médica y científica, porque cuenta con su propia experiencia (o la de allegados) que le dice lo contrario. Hay que explicar las cosas bien, y para ello dejar que las expliquen los profesionales formados en medicina integrativa.
Aconseja la guía como primera recomendación, prescribir páginas webs fiables. ¡Claro que estoy de acuerdo! No sólo lo hemos recomendado nosotros mismos en algunas conferencias, sino que el blog Hablando de Homeopatía es una “página web fiable”, porque cuenta con el sello oficial de “Web de Interés Sanitario”. Pronto, la plataforma Homeopatia Suma también la tendrá, con mucha más información (y muy estructurada) incluyendo un apartado especial de “Fake News” o “Bulos en Salud”.
Siguen recomendaciones sobre difundir información veraz, a lo que la primera condición debería ser contrastar las propias ideas junto a las del paciente, cuando se presente el conflicto. A veces podemos sorprendernos aprendiendo algo que se nos había escapado del radar. Así, la orientación en la consulta (recomendación 3) y en redes sociales (4) será intachable. Que no ocurra que el médico de primaria desmienta lo que cree que es un bulo, sin saber que perderá su credibilidad cuando el mismo paciente vuelva a su médico, porque era médico quien le ofreció una opción diferente, y le explique bien las cosas y lo acompañe de las debidas evidencias y demostraciones. Eso sí que es una pena, y debo decir que me ha pasado tanto en consulta como en redes sociales tener que desmentir a un compañero que ha opinado sin la información suficiente.
La última recomendación de la guía dice “formar parte de la red de expertos de #SaludSinBulos”. Ojalá podamos llegar a colaborar activamente, lo estamos deseando porque:
- Tenemos una gran frecuencia de bulos en nuestras consultas y estamos acostumbrados a darles respuesta.
- Tenemos los conocimientos para dar información adecuada, en particular para diferenciar entre terapias no convencionales y los usos inadecuados de estas terapias.
- Tenemos credibilidad ante los pacientes, cuando se trata de asesorar sobre opciones terapéuticas no convencionales.
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