Cristianos de base reclaman al Papa un Concilio para consagrar la igualdad de hombres y mujeres en la Iglesia
Igualdad
Son más de la mitad de los católicos del mundo,
las que llenan los templos. Sin las mujeres, la Iglesia católica, hoy
por hoy, no existiría. Y, sin embargo, la institución continúa siendo
coto vedado a lo femenino. Se cuentan con los dedos de una mano las
mujeres que forman parte del selecto club de la Curia vaticana, y
ninguna de ellas en puestos de auténtica responsabilidad.
Ni siquiera el impulso dado por el Papa Francisco a la sinodalidad, a la participación de todos los fieles en el futuro de la Iglesia y su denuncia del clericalismo ha servido para que las mujeres sean reconocidas como mayores de edad en la institución. Las mujeres en la Iglesia, hoy, continúan estando relegadas a la limpieza, el servicio y la obediencia sin rechistar.
Muchas de ellas han dicho basta. Como la Unión Internacional de Superioras Generales, que aglutina al medio millón de religiosas católicas, y condena "a los que mantienen la cultura del silencio y el secreto, bajo la apariencia de protección de la reputación de una institución". Se refieren a abusos laborales y sexuales a las religiosas.
El objetivo de la iniciativa, que en España está siendo difundida por Redes Cristianas, no es otro que "reunir con el mismo nivel de igualdad a representantes del Pueblo de Dios, hombres y mujeres, laicos y clérigos", lo que supondría "un signo de su voluntad para afrontar una renovación profunda de la Iglesia y permitiría revitalizar la confianza en sus miembros".
Una confianza perdida por "los escándalos en la Iglesia relativos al abuso sexual de menores por parte de sacerdotes", tal y como sostiene la Conferencia de Personas Bautizadas Francófonas, impulsora de la iniciativa.
¿Un sueño? Lo cierto es que la iniciativa surge después de que el mismísimo Papa Francisco pidiera "a las personas bautizadas que ayuden para resolver el problema". "Queremos responder a su llamada", apunta el manifiesto, que anima a "la movilización de los bautizados en la vida de la Iglesia", la necesidad de "tener audacia" para "invertir la pirámide" y apostar por "primacía del sacerdocio común de todos los fieles".
Una apuesta en un momento especialmente delicado para la Iglesia católica en todo el mundo, con una catarata de denuncias y oscurantismo ante los abusos. "Hoy, la credibilidad de nuestra Iglesia está, no solamente golpeada, sino hecha jirones. Y con la pérdida de confianza, la barca de la Iglesia se está hundiendo, los sacerdotes y los laicos, todos nosotros estamos perdiendo credibilidad para anunciar el Evangelio", admite el comunicado, que apunta la obligación de todos los cristianos, no solo de los sacerdotes, para "dar a conocer nuestras convicciones, opiniones y sugerencias para nuestra Iglesia".
Dicho Concilio, concluye la petición, "sería un momento de verdad para ofrecer a nuestra iglesia las condiciones para un verdadero renacimiento y para definir un nuevo futuro compartido por la totalidad de los creyentes presentes y futuros".
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Ni siquiera el impulso dado por el Papa Francisco a la sinodalidad, a la participación de todos los fieles en el futuro de la Iglesia y su denuncia del clericalismo ha servido para que las mujeres sean reconocidas como mayores de edad en la institución. Las mujeres en la Iglesia, hoy, continúan estando relegadas a la limpieza, el servicio y la obediencia sin rechistar.
Muchas de ellas han dicho basta. Como la Unión Internacional de Superioras Generales, que aglutina al medio millón de religiosas católicas, y condena "a los que mantienen la cultura del silencio y el secreto, bajo la apariencia de protección de la reputación de una institución". Se refieren a abusos laborales y sexuales a las religiosas.
Frente a los abusos, el fin del clericalismo
El tsunami que se está viviendo a causa de los escándalos de pederastia clerical que recorren a la Iglesia de todo el mundo puede contribuir, de manera indirecta, a cambiar esta situación. Al menos es lo que piensa un grupo de laicos franceses, que han enviado una petición, en forma de carta abierta al Papa Francisco, para reclamar a Bergoglio la convocatoria de un Concilio que afronte con decisión la lacra de los abusos y que consagre, dos mil años después de que Jesús lo hiciera, la plena igualdad de hombres y mujerse en la Iglesia.El objetivo de la iniciativa, que en España está siendo difundida por Redes Cristianas, no es otro que "reunir con el mismo nivel de igualdad a representantes del Pueblo de Dios, hombres y mujeres, laicos y clérigos", lo que supondría "un signo de su voluntad para afrontar una renovación profunda de la Iglesia y permitiría revitalizar la confianza en sus miembros".
Una confianza perdida por "los escándalos en la Iglesia relativos al abuso sexual de menores por parte de sacerdotes", tal y como sostiene la Conferencia de Personas Bautizadas Francófonas, impulsora de la iniciativa.
Cómo acabar con la estructura de poder eclesial
Así, se lanza una petición clara: "Le pedimos sinceramente la convocatoria de un Concilio del Pueblo de Dios", donde laicos y clérigos puedan discutir, en plano de igualdad, cómo acabar con la estructura de poder eclesial. Una demolición del edificio curial desde dentro, y con hombres y mujeres, en plano de igualdad, como protagonistas.¿Un sueño? Lo cierto es que la iniciativa surge después de que el mismísimo Papa Francisco pidiera "a las personas bautizadas que ayuden para resolver el problema". "Queremos responder a su llamada", apunta el manifiesto, que anima a "la movilización de los bautizados en la vida de la Iglesia", la necesidad de "tener audacia" para "invertir la pirámide" y apostar por "primacía del sacerdocio común de todos los fieles".
Una apuesta en un momento especialmente delicado para la Iglesia católica en todo el mundo, con una catarata de denuncias y oscurantismo ante los abusos. "Hoy, la credibilidad de nuestra Iglesia está, no solamente golpeada, sino hecha jirones. Y con la pérdida de confianza, la barca de la Iglesia se está hundiendo, los sacerdotes y los laicos, todos nosotros estamos perdiendo credibilidad para anunciar el Evangelio", admite el comunicado, que apunta la obligación de todos los cristianos, no solo de los sacerdotes, para "dar a conocer nuestras convicciones, opiniones y sugerencias para nuestra Iglesia".
Dicho Concilio, concluye la petición, "sería un momento de verdad para ofrecer a nuestra iglesia las condiciones para un verdadero renacimiento y para definir un nuevo futuro compartido por la totalidad de los creyentes presentes y futuros".
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Parece mentira que con lo que llevamos visto y sufrido a causa del catolicismo imperial, aun queden "cristianos de base" dentro de la caverna que pretendan la igualdad dentro de un montaje piramidal absoluto por obra y gracia del espíritu tanto... tanto mandas, tanto puedes, tanto aplastas, tanto abusas...
Por pedir que no quede, pero pueden estar seguras y seguros de que en la misma estructura de esa iglesia no cabe la igualdad en ninguna de sus facetas. Es decir, esa igualdad que para la humanidad es un derecho básico, sería el fin del tinglado católico tal y como lleva atado y bien atado por el emperador Constantino que fue como el caudillo Franco de entonces.
En el 313, o sea, siglo IV de esta Era, a aquello a lo que llamaban cristianismo, se le dio la vuelta desde el poder en plan calcetín estratégico, el imperio se caía a cachos no solo por la amenaza de los bárbaros y la corrupción interna en que acaban todos los sistemas de poder monolíticos e irreformables, rígidos y refractarios a los cambios evolutivos y naturales de la especie humana, sino sobre todo porque la levadura madre del cristianismo había destruido las bases "morales" pero inhumanas, psicoemocionales y patrióticas del Imperio Romano y su religión tan primaria y formalista como la religión judaica o la egipcia o la mesopotámica o la griega, de tal modo que donde Jesús había dicho: base total, que el primero sea el último y viceversa, que las mujeres y los hombres participen por igual en el nuevo reino de los cielos en la tierra, que la pobreza voluntaria sea el principio de igualdad y distribución justa de recursos (es decir, la versión política y social de los panes y los peces, que es la metáfora indudable del socialismo marxista del futuro), que no haya excepciones nada más que con los más necesitados porque ellos son los que precisan más atención, no por su rango, enchufes o amistad, sino por la urgencia de su necesidad... ahí la nueva iglesia dio un giro ad hoc, y dijo ordeno y mando en plan cabeza visible, forrada y hegemónica hasta el punto de elegir, coronar o derrocar, hasta militarmente si se resistían, a los mismos emperadores del sacro imperio, y no solo eso, es que el lema sigue siendo el mismo a día de hoy, "yo soy el clon del único Dios existente, que me ha elegido a dedo a través de mis compinches, donde desde luego no caben compinchas y mucho menos la opinión del rebaño, que adónde iríamos a parar, xd!"
Nada de último, yo en primera línea desde mi balcón universal, en mi papamóvil y mi excepcionalidad, que mola cantidubi y si los demás tienen problemas, que se bauticen primero y luego se apunten a la catequesis y después ya con credenciales fiables, a la cola de Caritas como pobres decentes y convertidos, limpitos y presentables, y entonces la santa madre iglesia les atenderá en cualquier edificio inmatriculado y exento de pagar impuestos a los estados que son en realidad súbditos del imperio de Dios, o sea el nuestro, el único, el verdadero. Los demás son imitaciones.
El nuestro sí que es Dios. Porque su iglesia es la única que conserva el poder intacto e intocable desde hace 17 siglos, ¡Y en el mismo lugar, el palacio asentado en la Colina Vaticana de la que jamás nos ha podido echar nadie! A ver si eso no es un signo de poder divino indiscutible... A ver, listos, ¿qué imperio ha durado lo que lleva en pie esta iglesia? Eso es la demostración irrefutable de que solo nosotros somos los fetén y los demás, pues eso, burdas fotocopias del original.
Aunque las malas lenguas digan que nuestra supervivencia en el tiempo no ha sido debida, precisamente, a la virtud ni a la vivencia impecable del Evangelio, sino más bien por todo lo contrario y se empeñen en que la prostituta del Apocalipsis somos nosotros y no la Roma de Nerón, que ése si que fue malísimo y mató cristianos a cascoporro hasta montando unas fallas destroyers quepaqué (no como nosotros que creemos en la guerra justa y en las batallas y cruzadas solo hemos matado herejes, paganos y descreídos, o quemado en la hoguera sin reparo alguno a cualquier disidente y boicoteador de nuestro poder infinito, gentuza, como los cátaros, por ejemplo, que jamás han sido hijos y herederos del verdadero Dios terminator cuando hace falta revalidar su poder así en la tierra como en el cielo)
Tampoco es cierto que nosotros seamos el anticristo que el Apocalipsis define como un señor malísimo, una encarnación diabólica, que diciendo y predicando lo mismo que dice el Evangelio usará esos mensajes para hacer y justificar todo lo contrario que Jesús dijo e hizo. ¿Cómo va a ser la iglesia el anticiristo ése? Hay que buscarlo entre los niños, porque ese elemento infernal sin consagrar ni nada, no puede ser esta asamblea de santos-pecadores consagrados que somos nosotros por descontado, es un individuo que nacerá como Cristo, de una mujer, pero no fecundada por el espíritu divino, sino por el mismo demonio que se rebeló contra Dios, o sea contra nosotros, que somos su rostro visible y palpable. Rostro, sí, rostro, a base de bien. Y nada de cemento, que ese material es de muy baja estofa, muy proletario, nuestro rostro es de mármol, de jaspe , de obsidiana, de piedra granítica, indestructible, inalterable, impenetrable...Todo un rostro como Dios manda y no una chapuza de albañilería barata. Al contrario, nuestro rostro ha sido diseñado por la flor y nata de los arquitectos, y decorado por los mejores escultores, pintores y orfebres de la Historia del mundo mundial. Lo del maquillaje es lo nuestro. Un make-up milagroso, que de un mindundi en buenas manos puede hacer un santo, un teólogo de campanillas y peterpanes, un maestro tierno, cariñoso, tan limosnero y espléndido en lo poco como buen negociante y ahorrador en lo mucho, un coleguita que es de lo más cuqui a la hora de intimar y meter mano y lo que sea donde sea y a quienes sea. Nosotros con ese plan de servicio planetario nos hemos encargado durante siglos de la educación permanente de las infancias, adolescencias, seminarios, conventos, parroquias, ermitas, hospitales y lo que haga falta. ¿Os imagináis, patéticas monjitas rebotadas, díscolas y desinformadas, lo que significaría admitir que vosotras sois nuestra iguales, que podríais ser curisas, obispas, canónigas, cardenalas y hasta papisas o madrisas si os da por el vocabulario de género? ¿Que las mujeres no sean las siervas del señor que tienen al lado y puede hacerles lo que quiera cuando quiera y como quiera? No tenéis ni idea de lo que pedís, eso también lo dice el Evangelio, eh!...Así que no tentéis a la suerte y no pidáis peras al olmo, que también la Naturaleza a veces se rebela y monta la de San Quintín. Y puede suceder que queriendo mejorar el mundo al exigir a la iglesia ese cambio tan frívolo e indecente de la igualdad, estéis provocando el verdadero fin del mundo.
Es seguro que este mundo se acabará si la iglesia cambia. Eso es indiscutible. Y no digamos nada si al cambiar la iglesia desaparece y deja paso al desastre que en realidad sería que el Evangelio acabase por ser lo normal...en manos de cualquiera. Una ciudad cuyos habitantes son sus piedras, ¿quién puede creerse esa bobada propia de un profeta ancianísimo como Juan en Patmos, al que se le fue la olla con los años y el exilio (como acabará Puigdemont si sigue en el mismo plan apocalíptico) Vamos, una locura. Un horror. Todos iguales a todas. Niños, adolescentes y mujeres inviolables. Libertad de credos. Cada una/o relacionándose en directo con Dios, sin unas normas previas de urbanidad y de protocolo litúrgico que pongan a cada uno en su sitio. Así, a mogollón de individualidades subversivas. Todos perdonados sin una intervención del confesor controlator, sin penitencia como si la vida fuese la maestra que da lecciones, absuelve y se hace la loca, todos hablando y escuchando a Dios desde su corazón y su mente, e interpretando la gracia divina como a cada uno Dios le da a entender, desde ese invento luterano y terrorista de la conciencia. Uy, qué manicomio. Todos convencidos de que el Pentecostés no fue una alegoría ni un relato simbólico, sino una realidad comprobable a toca teja que puede cambiar la vida de la gente y sanar hasta el mismo mundo, sin una jerarquía que decida cómo, cuándo y dónde tiene que acudir el Espíritu Santo para obedecer los mandatos del Su Santidad del momento, en modo ex cathedra...O cómo tienen que repartirse las hostias y el tráfico de sacramentos al portador, esos cheques expedidos para la salvación eterna con tarifa plana, y nuestro eslogan que desde hace siglos es el verdadero manojo de llaves de Pedro el ex-pescador (que se moriría otra vez del susto si viese la que hemos montado a sus espaldas): seas como seas y hagas lo que hagas, te salvarás si pagas.
¿Cómo pretendéis, atrevidas e ignorantes mujercillas, que la iglesia pueda cambiar en plan igualdad y que no desapareciese en un plisplás, en cuanto el rebaño descubriera que no es rebaño sino semilla de Dios creciendo en libertad -sperma tou zeou- para hacer posible un reino de justicia, equilibrio y amor sin límites, que experimenta junta en el sembrado del conocimiento cósmico y del amor universal (eso ya lo dijo un cristiano del principio, antes de que nos convirtiésemos en los sostenedores sine die del Imperio, por eso se le hizo poquísimo caso y no se volvió a tocar el tema)
Así que, moninas, nanay de concilios ni de zarandajas, a ver si somos serios, que hasta ahí podíamos llegar. A ser humildes y calladitas que es lo que toca ¿qué queréis que sea papa Kiko Argüello como Abascal se ha transmutado en Santiago y cierra España? ¿No es mejor tener un papa en Roma, que está más lejos y no se ve tanto? Pensad que podría ser mucho peor no tener una iglesia en putrefacción a la que echarle la culpa de todo, que es mucho mejor que remangarse entre todos y cambiar de verdad. Os lo deberíais pensar con más calma. Total ¿qué son 17 siglos de jodimiento eclesiástico ante la inmensidad del Universo?
Restate cum nobis, porfa, missa etiam non est,
et non petete pira ad olmum, oh, ancillae, mulieres ecclesiae!
Porque si vosotras decís basta al patriarcado eclesial ¿quién hará los bizcochos y las yemas de San Expedito para sus eminencias? ¿Y quién le dejará al papa la sotana impecable, lavada con Ariel como el culo de Franco, y los zapatos rojos de Ratzinger hechos un pincel, las sábanas planchadas, el cuarto reluciente hecho un primor y la Capilla Sixtina como un espejo para los cónclaves... y, por sus puestos, todo gratis?
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