Los ochocientos curas que lucharon contra Franco y perdieron su sueldo oficial
El documental De la Cruz al martillo producido
por Plano Katharsis, con la colaboración de Canal Sur, recupera la
memoria olvidada y retrata el ejemplo de compromiso social de estos
curas obreros. Muchos vinculados a la HOAC (Hermandad Obrera de Acción
Católica), dejando una profunda huella en los movimientos
reivindicativos surgidos durante la Transición, de manera especial en
Andalucía.
Rafael Guerrero, periodista vinculado a la
memoria histórica, es el director de contenidos de este documental
inédito. En él recuerda el primer caso de cura obrero en España. Era el año 1963.
El obispado de Bilbao autoriza al cura David Armentia a trabajar cinco
horas en una fábrica. "Dejaron de ser agentes del Vaticano y se
acercaban a la población, a las clases, y a la verdadera realidad
social". Y es que tal y como destaca Guerrero "aquellas curas obreros
hicieron mucho más por las libertades democráticas y la justicia social
en España de lo que se les ha reconocido realmente". No fueron
homenajeados por la oposición antifranquista ni los partidos de
izquierdas con los que compartieron una labor clandestina durante los
años del régimen.
Los precursores: Rovirosa y Malagón
Guillermo de Rovirosa y Tomás de Malagón fueron
los precursores de este humanismo ético, que trabajó la figura del
conocido cura obrero. Manuel Ganivet, ex cura obrero recuerda en el
documental como "la iglesia sabía que muchos seminaristas no tenían una
clara vocación y que era la única salida posible para poder estudiar en
aquellos años".
Enrique Priego lleva cincuenta años trabajando para los
más necesitados como sacerdote en el municipio de Pedrera (Sevilla). En
conversación con Público afirma que unos de los principales
preocupaciones de estos dos impulsores, Rovirosa y Malagón fue su visita
a los seminarios de toda España, creando los grupos de Jesús Obrero.
"Rovirosa y Malagón quisieron implantar la nueva visión de ese
cristianismo combativo y de valores progresistas que tenían como
principio fundamental la dignidad del ser humano".
Guillermo de Rovirosa es considerado el fundador de la
HOAC. En los años 50 consigue que esta Hermandad crezca y se extienda.
Diseña planes y métodos de formación: cursillos nocturnos, semanarios de
estudio. De su curso con Tomás de Malagón, Enrique Priego rememora como
la asignatura de justicia social marcó a todos sus compañeros. "Le
decíamos si podíamos extender aquellas horas de clase porque no nos
cansábamos ni un minuto de aprender".
Malagón estuvo en el frente de Las Alpujarras con el
bando republicano durante la guerra civil española. Tenía solo 19 años
de edad. La historiadora Basilisa López cuenta en el documental que "la
experiencia de estos años fue decisiva para su futuro". En el frente
conoció y trató con numerosos militantes anarquistas, socialistas y
comunistas. Su aprendizaje, su evangelización entroncaba también con los
principios de aquellos milicianos. Y decidió transmitir ese mensaje.
En el documental De la cruz al martillo no hay
un solo protagonista. Cada uno de los sacerdotes, muchos de ellos fuera
ya de la carrera eclesiástica, cuentan con emoción como fue aquel
movimiento. Alfonso Alcaide destaca, como ex presidente de la HOAC como
aquellos principios transmitidos por Rovirosa y Malagón suponían "un
cambio en la evangelización mucho más cercano a la realidad social".
Los curas obreros en la Sierra Sur de Sevilla
La corriente de los curas obreros se extiende por
todos los puntos de la geografía española. Su integración en la vida
cotidiana del pueblo les hacía estar totalmente en consonancia con sus
vivencias. En 1969 llegan varios curas a los pueblos de la Sierra Sur de Sevilla,
párrocos que cambiarían la perspectiva de vida y esperanza de sus
vecinos. Enrique Priego llegaba a Pedrera, Juan Heredia a Gilena, Miguel
Pérez a Martín de la Jara y Diamantino García Acosta, el fundador del
que sería luego el Sindicato de Obreros del Campos (SOC) se asentaría en
el municipio de Los Corrales.
"Decidimos vivir como jornaleros sin tierra, como jornaleros en la misma miseria en la que vivían los demás"
"Era
otra manera de vivir, de pensar. Cuando Diamantino García llega a los
Corrales le pregunta a sus vecinos que hacían, dónde iban todas las
temporadas para ir también con ellos e integrarse". La famosa frase de
Diamantino. "Y ahora el cura también se va con vosotros" se hizo
realidad en poco tiempo. Y acompañaba a los jornaleros hasta las
vendimias de Francia como uno más.
"Decidimos vivir como jornaleros sin tierra, como
jornaleros en la misma miseria en la que vivían los demás", recuerda
Enrique Priego a Público.
La figura visible de Diamantino fue crucial para
extender la labor de aquellos curas jornaleros y en la reivindicación de
sus derechos. Enrique destaca "como Diamantino denunciaba ante la
prensa la situación de los jornaleros que morían en las vendimias, las
condiciones de hacinamiento para llegar a Francia, los salarios
infrahumanos".
Priego relata como a día de hoy después de cincuenta
años en Pedrera (Sevilla) los problemas sociales continúan. "Yo tengo a
una familia rumana en acogida dentro de mi casa desde hace once años.
No podía soportar verlos dormir cada noche en el coche". Y es que no era
un solo problema del franquismo porque las desigualdades continúan en
muchas zonas rurales de Andalucía, ahora con la discriminación a los
inmigrantes.
La dura manifestación del 20 de julio de 1970 en Granada
Pepe Ganivet estuvo en los años 70 como cura en la
parroquia de un barrio muy humilde de Granada conocido como la
‘Virgencica’. Rememora aquellos años con demasiada nostalgia y
emocionado, a pesar de los años. "Hacíamos reuniones clandestinas dentro
de la parroquia de un barrio que era marginal y que luego acabó
desapareciendo", apunta a Público.
Aquellos curas tampoco tenían miedo de enfrentarse a las manifestaciones. Pepe trabajaba a sus 26 años como coadjutor (ayudante de cura) y de encofrador
para ganarse el sueldo. Era uno más, uno de los albañiles del barrio y
dentro de la parroquia hacían sus reuniones para replantear ante la
patronal las condiciones laborales.
"El día que la patronal se negó en redondo a
estudiar las condiciones, cientos de albañiles salieron a la calle. La
policía advirtió que era una manifestación ilegal y que habría
represalias si continuaban", relata Pepe a Público. Era el 20 de julio
de 1970. Y Pepe se emociona al recordar aquellos días de lucha.
"Algunos de los trabajadores lanzaban piedras en la sede sindical y
aquellos agentes aún del franquismo no tenían piedad. Como la gente no
se iba comenzaron a arremeter contra todos ellos". Pepe se marcharían
tras la manifestación a la parroquia, sin imaginar que nada había
ocurrido. "El drama vino después cuando el párroco principal, Antonio
Quitián me dijo entre lágrimas que habían muerto tres albañiles por los disparos de la Policía". Pepe
Ganivet se emociona al pensar en aquellos días donde los curas eran uno
más ,donde los principios básicos de la Iglesia y el clero no eran los
que identificaban a la verdadera vocación de estos párrocos.
El documental recoge también el emotivo testimonio de religiosos combativos como Elías
Alcalde, párroco de Zafarraya (Málaga), quien convirtió el salón
parroquial de aquellos años 70 en un centro de verdadera revolución
social. "Luchamos con los jornaleros por las condiciones
infrahumanas en las que vivían, donde pagaban la lechuga que recogían
los temporeros a menos de una peseta y la vendían a más del doble. Eran
unas condiciones abusivas por las que había que luchar". Los jornaleros
convocaron una marcha, llamaron a todos los medios y se organizaron
junto a Comisiones Obreras CCOO en el año 1977, junto a Elías Alcalde,
hasta la ciudad de Málaga para hacer una manifestación en aquellos años
de prohibiciones. Alcalde señala que lograron que a los jornaleros le
pagaran la lechuga a tres pesetas. A este episodios se le conoció los
como "la guerra de las lechugas". Eran condiciones mínimas, necesarias,
para que la gente no muriera de hambre en el campo andaluz.
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