No hay nada que hacer
Torra y Puigdemont buscan ampliar su
clientela por la vía de la dramatización y la épica y el gran acelerador
que significaría la sentencia de los juicios, muy probablemente
condenatoria
No hay nada que hacer.
El ultimátum de Torra es doblemente inaceptable por ultimátum y por imposible.
El órdago es una insolencia y un desafío con el cual Torra reafirma su
papel de agraviado al que se le está acabando la paciencia que
magnánimamente nos iba regalando. Esa actitud demuestra que
no ha estado nunca dispuesto a dialogar
o que llama diálogo al simple procedimiento para que se le pague lo que
se le debe. Inaceptable por razones de dignidad básica, pero además
porque es imposible. Sánchez no podría ofrecer el referéndum como el que
Torra exige aunque quisiera, que no quiere, porque necesitaría unos
apoyos de los que carece. La farsa ha terminado.
La buena voluntad del PSOE va a servir de muy poco.
Torra y Puigdemont buscan ampliar su clientela por la vía de la
dramatización y la épica y el gran acelerador que significaría la
sentencia de los juicios, muy probablemente condenatoria. Y no creo que
les perturbe, aunque en principio pudiera parecerlo, que su ultimátum
contribuyera al crecimiento reactivo de Ciudadanos y del PP porque sería
más leña para el ara del martirio. Todas las incógnitas se han
despejado.
Solo falta por saber si se va a romper o no la unidad soberanista o cuándo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.