Inermes
Lo que verdaderamente desnuda el estado de la Transición es
el desafío democrático catalán: pónganse como se pongan, los catalanes
siguen queriendo votar
Se trata de algo muy simple, democracia, votar... Lo de la “unidad de España” es para matar lo esencial: los derechos civiles. La libertad de las personas
Se trata de algo muy simple, democracia, votar... Lo de la “unidad de España” es para matar lo esencial: los derechos civiles. La libertad de las personas

La práctica totalidad de
la población española ha oído en los últimos tres días a través de los
medios de comunicación que un señor independentista catalán le pegó a
una señora españolista de origen ruso. Ahora mismo acabo de oír en la
radio aprovechar el tal incidente para abrir un debate sobre la división
y la violencia en la sociedad catalana, etc. Pero ese incidente tan
provechoso para esos medios es una mentira.
Únicamente quien comprende catalán y accede a otras informaciones en
medios catalanes o quien busca en alguna prensa en Internet, como ésta, o
recibe informaciones alternativas a través de redes sociales puede
contrastar la mentira con un relato detallado que demuestra que se trata
de un incidente entre dos personas maleducadas y que no tiene nada que
ver con sus ideas políticas. Por el contrario, parece ser que ambas
personas son de una ideología antidemocrática muy semejante y una
actitud muy parecida hacia Catalunya.
El incidente fue denunciado a grandes voces por los
partidos Ciudadanos y PP, acompañados por los inmediatos lamentos del
PSC sobre la pérdida de la convivencia. Y luego rodó por absolutamente
todas, todas, las cadenas de televisión y radio que emiten en castellano
en el estado español. A pesar de que había motivos para dudar de la
veracidad de la noticia, y que hace ya dos días que hay datos que la
desmienten, no he oído aún que ninguna de estas empresas de comunicación
haya emitido un desmentido. Y no lo oiré ni yo ni ustedes. Ya no digo
que de un incidente mucho más grave, la agresión gratuita de un oficial
de policía a un periodista en Barcelona, tras mostrar su placa y a los
gritos de “¡Viva Franco! ¡Arriba España!”, nunca fuese informada la
población española. Y digo gratuitamente porque, además, no se sabe que
el tal policía fascista haya sido investigado o recibido sanción.
Esta es la democracia española, un sistema de dominación en el que la
población está presa de un sistema de poderes económicos que controla
los medios, esclaviza a los periodistas a su servicio y oprime a la
población, y que se expresa lógicamente a través del sistema de
partidos. ¿Sabemos quiénes son los dueños de los medios que nos
maltratan? ¿Cómo podemos saberlo si son ellos mismos quienes deberían de
hacerlo?
Cabe un margen de debate sobre algunos
temas, “¿sacamos o no a Franco del Valle de los Caídos?”, con eso ya
tenemos para enredar un buen rato, pero liquida de forma antidemocrática
cualquier disidencia que verdaderamente cuestione el sistema.
Ahora mismo acabo de oír en la radio a la ministra de Justicia decir
que la denuncia en un tribunal belga de la actuación del juez del
Tribunal Supremo, Llarena, pretende denunciar la Justicia española.
Naturalmente, la emisora de radio no les pregunta a los denunciantes si
ésa es su intención, como le atribuye la ministra. A continuación la
ministra explica que hay que estudiar bien la cosa porque se trata de un
tribunal extranjero. Es natural que la ministra precise que hay que
estudiarlo porque se trata de un tribunal europeo, porque si el tribunal
fuese español ya sabemos cómo acabaría la denuncia, en la papelera.
Luego emitieron declaraciones partidos contrarios a la denuncia (y al
tal “procés”) pero ninguno de los que creen que Llarena prevarica y que
la denuncia es pertinente ni los denunciantes ni su abogado. Y así cada
día.
La democracia en el Reino de España consiste en
que cuarenta años después de morir aquel canalla que fue dueño de
nuestros cuerpos, almas y haciendas podemos debatir los franquistas, que
vemos que son la mitad y los que no lo son, pero lo que verdaderamente
desnuda el estado de la Transición es el desafío democrático catalán:
pónganse como se pongan, los catalanes siguen queriendo votar república
catalana sí o no. Se trata de algo muy simple, democracia, votar... Lo
de la “unidad de España” es para matar lo esencial: los derechos
civiles. La libertad de las personas.
No sé si algún
día viviré en una república o en un sistema verdaderamente democrático
pero lo que es seguro es que en España, sea entonces reino o república,
algún día habrá que liquidar el sistema de medios de comunicación
existente, porque son armas contra la población. Estamos prácticamente
inermes.
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