El límite es el elemento constitutivo de la libertad
Sin la App que facilita la geolocalización y que permite ofrecer en
pocos minutos un servicio de transporte a un precio determinado, no se
habría difuminado el límite que separaba al sector del taxi del de las
empresa VTC
Estamos ante un problema de naturaleza normativa. No está clara cuál es la "voluntad general" que tiene que hacer de contrapunto a las "voluntades individuales" de taxistas y conductores de empresas de VTC
Estamos ante un problema de naturaleza normativa. No está clara cuál es la "voluntad general" que tiene que hacer de contrapunto a las "voluntades individuales" de taxistas y conductores de empresas de VTC

A los alumnos en las
Facultades de Derecho se les enseña desde el primer curso que la
libertad no existe, que en el reino de la naturaleza no existe la
libertad, sino el azar y la necesidad. La libertad únicamente existe en
las sociedades humanas y existe porque nos ponemos límites a nosotros
mismos para hacer posible la convivencia. Sin límites no hay libertad,
porque el límite es su elemento constitutivo. De ahí la importancia de
la democracia. Los límites deben ser establecidos por los propios
ciudadanos a través de sus representantes democráticamente elegidos.
Esta es la premisa desde la que se organiza la enseñanza del Derecho.
Una sociedad, cuyo sistema político y ordenamiento jurídico descansa en
el principio de igualdad, es la sociedad con más necesidad de límites
de todas las que han existido en la historia de la humanidad. Con base
en el principio de igualdad todas las relaciones humanas tienen que ser
relaciones jurídicas. La sociedad igualitaria es una cadena
ininterrumpida de relaciones jurídicas. Y en esa cadena tienen que estar
presente siempre las "voluntades individuales" de los sujetos de la
relación jurídica y la "voluntad general" que establece el marco dentro
del cual dichas voluntades individuales tienen que relacionarse. La
libertad en democracia es autonomía personal con el límite de la
voluntad general, de la ley.
Cada "voluntad individual" tiene que tener siempre, por
tanto, el contrapunto de la "voluntad general". En esa tensión
permanente entre ambas descansa la convivencia en las sociedades
democráticamente constituidas. En cada esfera de la vida en sociedad
dicha tensión tiene que estar presente. De ordenar adecuadamente esa
tensión es de lo que trata la "política", que, justamente por eso, tiene
que desembocar en el "Derecho". Son los órganos constitucionales de
naturaleza política, Parlamento y Gobierno, los que tienen que definir
la "voluntad general" a la que tendrán que ajustarse las "voluntades
individuales" en cada esfera de la vida en sociedad.Y es el poder
judicial el que tendrá que resolver los conflictos individuales que se
produzcan entre las interpretaciones que hacen las "voluntades
individuales" de la "voluntad general".
Como
fácilmente puede comprenderse, es de suma importancia que la "voluntad
general" esté claramente expresada. Ese es el primer componente de la
seguridad jurídica. Tiene que haber siempre una "voluntad general ",
pero no debe de haber más de una. El desorden puede producirse por
defecto o por exceso. Porque no haya ninguna o porque haya más de una.
Esto último es lo que ha desatado el conflicto del taxi y de las
empresas de VTC. El sector del taxi tenía una regulación clara. El
sector de las empresa de VTC también. El deslinde entre el ámbito de
actividad de unas y otras establecido normativamente hacía que los
ciudadanos que trabajaban supieran cuál era el límite para su conducta
fijado por la voluntad general.
Sin la aplicación
informática que facilita la geolocalización de un vehículo que permite a
cualquier conductor ofrecer en pocos minutos la contratación de un
servicio de transporte a un precio determinado, no se habría producido
la difuminación del límite que separaba al sector del taxi del de las
empresa VTC. Pero la invención de la aplicación informática se ha
producido y con ello se ha posibilitado la invasión del sector del taxi
por las empresas de VTC.
La aplicación informática no
es la causante del conflicto. Sin dicha aplicación informática, el
conflicto no se habría producido. Pero la causa del conflicto está en
que el legislador no ha sabido reaccionar ante la novedad informática.
Sin la intervención del legislador que ponderara el impacto de la nueva
aplicación informática en el sector del taxi, el conflicto tenía que
producirse inexorablemente.
Estamos ante un problema
de naturaleza normativa. No está clara cuál es la "voluntad general" que
tiene que hacer de contrapunto a las "voluntades individuales" de
taxistas y conductores de empresas de VTC. Y la falta de claridad
normativa, conduce inevitablemente al desorden. Y el desorden aboca al
conflicto y el conflicto acaba ante los tribunales de justicia. Y
entonces, el desorden y el conflicto en lugar de pacificarse, se
enquista.
Porque los jueces sirven para lo que sirven
y no sirven para lo que no sirven. La ordenación de la actividad en un
determinado sector únicamente puede resolverse políticamente. Si el
centro de gravedad de la respuesta se desplaza de la política a los
tribunales de justicia, no solamente no se resuelve el problema, sino
que se hace más difícil encontrar una solución.
Es lo
que se ha producido en el conflicto del taxi y las empresas VTC. La
intervención de los tribunales no solamente no ha pacificado el
conflicto, sino que ha contribuido a magnificarlo. Y no porque la
actuación de los tribunales haya sido incorrecta, que creo que no lo ha
sido, sino porque cuando no hay acuerdo sobre el contenido y alcance de
la "voluntad general", no es posible arbitrar. Si el árbitro pudiera
decidir que el penalti se tira desde 11 o desde 20 metros dependiendo
del equipo al que se sanciona, la práctica del fútbol sería imposible.
La culpa, obviamente, no es del árbitro, sino de quien establece la
norma.
En esas nos encontramos. Falta de claridad
normativa y conflicto judicializado. La peor de las combinaciones para
encontrar una respuesta política al problema. Pero es lo que hay.
Confiemos en que, a pesar de todo, se acabe encontrando dicha
respuesta, porque el potencial perturbador del conflicto es enorme.
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