ENTREVISTA | Luis García Montero, director del Cervantes
"Mi nombramiento es un guiño a la izquierda amplia, a gente que nunca hemos tenido carné del PSOE"
El nuevo director del Instituto, catedrático y escritor procedente
de IU, reconoce que su nombramiento es un gesto hacia la izquierda y
anuncia más coordinación con América Latina para fomentar el español
"El Cervantes es un instrumento magnífico para romper tópicos y
falsedades sobre España"
"Las fuerzas progresistas deben dialogar frente a un liberalismo feroz e inhumano"
"El Cervantes es un instrumento magnífico para romper tópicos y
falsedades sobre España"
"Las fuerzas progresistas deben dialogar frente a un liberalismo feroz e inhumano"

La oferta la recibió directamente del presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez; y de la vicepresidenta, Carmen Calvo, y tras consultar con su
mujer, la escritora Almudena Grandes, aceptó el cargo "con ilusión,
responsabilidad y exigencia". Buen conocedor de varios centros del
Cervantes como conferenciante, "aunque no es lo mismo ir de invitado que
gestionar la institución", García Montero afirma: "nuestro idioma es un
valor fundamental en más de una veintena de países hispanohablantes y
una tarea básica pasa también por el apoyo a la literatura
latinoamericana y por una mayor coordinación con los organismos de
promoción del español en América".
Identifica nuestro ámbito cultural con el ámbito del
idioma este escritor conocido y leído en México, Argentina, Colombia o
Chile, donde ha impartido cursos y charlas con frecuencia. Y añade, por
ejemplo, que las medidas de Estados Unidos contra los hispanos y el
español le duelen como si fueran heridas propias.
Enseñanza del español, acción cultural y más fondos
No le cabe duda a Luis García Montero de que el Cervantes debe
sostenerse con firmeza sobre dos patas: por un lado, la enseñanza del
español y por otro, la acción cultural. "Ambas", opina, "deben ser
complementarias y funcionar como vasos comunicantes cada vez más. En la
Universidad de Granada he tenido alumnos extranjeros que han venido a
estudiar a España a través de sus experiencias en el Cervantes donde,
además de ir a clase, han podido ver películas españoles o exposiciones
de artistas de nuestro país".
Explica a su vez que,
"el Cervantes, con 28 años de funcionamiento, todavía está lejos de la
potencia de un British Council o de un Goethe". Y añade: "también se
halla muy lejos de aquellos viejos centros culturales franquistas que
conocimos la gente de mi generación". Con 120 millones de euros de
presupuesto, resulta evidente que la institución necesita más fondos y
García Montero se declara dispuesto a pelear por mayores dotaciones
económicas convencido de que "las inversiones en cultura no son en
absoluto un derroche, sino que muy al contrario se convierten en un
beneficio económico y social para la sociedad española en su conjunto".
Al margen de estar persuadido de que la expansión del Cervantes pasa
por Estados Unidos, Brasil y Asia, este intelectual de hablar suave y
pausado, que intercala con naturalidad su charla con citas de poetas o
de filósofos, defiende que "el idioma español debe sacar pecho en Europa
y el Cervantes es un magnífico instrumento para romper tópicos y
falsedades sobre España que se han extendido en los últimos años", en
alusión al conflicto independentista en Cataluña.
En
esa línea, García Montero apuesta por una mayor presencia en las
actividades del Instituto de las otras lenguas que se hablan en nuestro
país, aparte del castellano. "No es una idea que me haya inventado yo,
sino que los estatutos del Cervantes incluyen claramente la obligación
de defender y divulgar el catalán, el gallego o el euskera. Es un
objetivo que pienso impulsar con naturalidad porque creo profundamente
en la riqueza lingüística de nuestro país que hay que vivir como un
privilegio".
Compañero de generación y admirador de
escritores como el gallego Manuel Rivas o el vasco Bernardo Atxaga,
discípulo declarado del poeta catalán Joan Margarit, el nuevo director
del Cervantes se precia de conocer las tradiciones literarias que
conviven en nuestro país. "Me siento muy andaluz y mi formación y mi
educación han bebido de inmensos escritores de mi tierra como Federico
García Lorca, Antonio Machado o Rafael Alberti. Pero siempre he estado
abierto a otras culturas y a derribar máscaras y tópicos sobre los
distintos pueblos de España".
Defensa de la educación humanística
Con una triple dependencia ministerial (Asuntos Exteriores y
Cooperación, Educación y Cultura) que ha provocado más de un
enfrentamiento en el pasado por el control del Cervantes, García Montero
comenta que ya se ha reunido con los tres ministros y confía en el
diálogo constante para avanzar y en la suma de esfuerzos. "Está claro",
señala, "que sin educación humanística es imposible la democracia y, por
ello, debemos remar todos en esa dirección. La cultura debe ser ante
todo una formación de conciencias críticas y libres y una apuesta por la
imaginación moral".
"De todas maneras", reconoce,
"resulta lógico que esos tres ministerios estén implicados en la gestión
del Cervantes porque debemos comprender que la cultura equivale a
educación y formación, y no ha de caer en el entretenimiento banal y
superficial en el que algunos tratan de encuadrarla".

Militante del PCE desde su juventud y, más tarde, dirigente de Izquierda Unida y candidato a la Comunidad de Madrid en 2015,
Luis García Montero reivindica con pasión su compromiso político y
reclama "la necesidad de diálogo de las fuerzas progresistas frente a un
liberalismo feroz e inhumano".
Desligado un tanto de
IU en los últimos tiempos, aunque cree que conserva su ficha de
militante en Granada, este poeta premiado en numerosas ocasiones y condecorado en Andalucía
comenta que el encargo del Gobierno del PSOE para el Cervantes se
centra "en el compromiso social y cultural para gestionar el Instituto
sin partidismos. Se puede considerar mi nombramiento, al igual que
algunos otros, como un guiño a una izquierda amplia al llamar a gente
que no tenemos ni hemos tenido carné del PSOE".
Al
hilo de estas reflexiones, García Montero recuerda su amistad con Rafael
Alberti, sobre el que escribió su tesis doctoral, y afirma con
rotundidad, a la altura de sus 60 años, que "lo más importante para mí,
según pasa el tiempo, es mantener la lealtad con el pasado y aprender a
no ser sectario". "Alberti siempre decía", evoca el director del
Cervantes, "que se puede admirar a Góngora y a Quevedo al mismo tiempo.
Rafael me enseñó también a escuchar mucho a los jóvenes, algo que trato
de practicar con mis alumnos de la Universidad de Granada donde soy
profesor desde 1981".
En definitiva, Luis García
Montero defiende a la gente del mundo de la cultura y de la educación
que, contra viento y marea y tras años de brutales recortes, ha
mantenido su vocación. "Entre esa gente se encuentran los profesionales
del Instituto Cervantes y confío, a pesar de las dificultades, en
reforzar esa senda de la cultura y la educación como servicios públicos y
de calidad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.