En los dos últimos años, más de 1.600 personas palestinas se han quedado sin casa. No solo les han echado, las máquinas de Israel han hecho pedazos su hogar.
El 38% de esas personas palestinas son refugiadas, es decir, ya les habían despojado de su hogar antes.
Las demoliciones israelíes de casas, infraestructuras y fuentes de sustento son cada vez más devastadoras para las familias y comunidades palestinas en Jerusalén Este y en Cisjordania.
Las demoliciones son ilegales: el traslado forzoso es una infracción grave de la ley internacional, incluida la IV Convención de Ginebra y la convención de la ONU sobre los derechos del niño en la que Israel es una de las partes.
No podemos permitir más demoliciones ilegales, inhumanas. Firma y une tu voz para exigir el fin de esta práctica ilegal y en contra de los derechos humanos >>>
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George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
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