Adiós 78, hola 15M
Cataluña es el final del 15M. La crisis catalana es una nueva grieta
que se abre en el barco porque la presión del desencanto social es tan
grande que revienta por cualquier lado, cuando la taponas por otro. El
barco que se hunde es lo que llamamos “Régimen del 78” para identificar
su continuidad con el régimen anterior y su paternidad del sistema que
nació con la Constitución y hoy agoniza de corrupción, autoritarismo y
desigualdad pese a los intentos de las élites extractivas de mantenerlo y
mantenerse con vida a toda costa. A nuestra costa.
En 2011, los indignados avisaron del naufragio y desde
entonces el orden vigente ha luchado contra su propio hundimiento,
hundiendo al 15M con bastante éxito gracias a que cuenta con los más
poderosos medios de control de la opinión pública. Pero el barco sigue
haciendo aguas. La quiebra territorial ahora en Cataluña es el último
síntoma de la quiebra social, política, económica y moral de España. Es
más, creo que es la fractura definitiva de un cuerpo que colapsa. El
régimen quiere reanimarlo para que siga siendo el mismo viejo país con
camisa nueva y los movimientos de protesta quieren dejar que se muera de
una vez para que pueda nacer un país nuevo. Un nou país.
Por eso, en muchos sentidos, la rebelión catalana es una nueva
manifestación del 15M. Aunque se ha teñido de tintes nacionales y de
banderas que a veces no nos dejan ver el bosque, es también un
movimiento que ha devuelto la política a la calle y ha hecho que la
calle vuelva a la política. El problema -pensamos algunas personas- es
el innegable componente nacionalista y excluyente de una parte del
independentismo y el liderazgo que se ha dado a políticos y partidos del
sistema corrupto que decretó los recortes, el rescate a los bancos y
las brutales cargas policiales contra el 15M.
Algunos
de los que fueron la vergüenza nacional, ahora son héroes nacionales.
De “aturem el parlament” para evitar la entrada de los políticos que no
nos representaban, se ha pasado a rodear el parlament para protegerlos y
hacerles un pasillo de honor cuando entran. Se les defiende porque se
les ataca desde el Estado central, es comprensible, pero hay quienes
creemos que ese enfrentamiento entre élites nos ha acabado enfrentando
también entre las bases sociales, entre ciudadanos y trabajadores que
ahora chocamos por una legalidad y una clase política que ni nos protege
ni nos representa realmente.
De esta España nos
queremos independizar muchos que no vivimos en Cataluña y vemos
horrorizados cómo el régimen ha conseguido utilizar la cuestión nacional
para recuperar la credibilidad y la adhesión social perdidas. Por eso
más que Adèu Espanya, decimos Adèu 78, porque queremos cambiar todo el
país, como explica el manifiesto que han redactado activistas catalanes y catalanas y que muchos ya estamos firmando.
Adiós 1978, hola 15M. Es urgente que volvamos a las calles, que haya
una respuesta colectiva que impida otro cierre en falso y otra
Transición pactada por arriba.
Volem votar. Queremos
votar. Todos y todas. Queremos votar un nuevo país con separación de
poderes, independencia informativa, control a las élites, redistribución
de la riqueza, protección de los desfavorecidos, futuro para los
jóvenes, servicios sociales accesibles y públicos, plurinacionalidad y
democracia más representativa y participativa en la que decidamos
también el modelo de Estado: monarquía o república. Queremos votarlo
todo y queremos votarlo ahora.
Que vuelva el 15M para acabar lo que empezó. Es el momento o tendremos que esperar otros 40 años.
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