jueves, 5 de octubre de 2017

Insurrección (versión Beta)




Concentració davant la Concelleria d'Economia  Gran Via / Rambla Catalunya Concentración de protesta en Barcelona. ©SANDRA LÁZARO

¡Abramos los ojos de una vez! Lo que estamos viviendo es algo nuevo, diferente, disruptivo. Por más comparaciones melancólicas o históricas que quieran hacerse desde uno u otro lado, asistimos en realidad al despertar doloroso a un nuevo siglo con marcos y  dinámicas completamente diferentes a las conocidas hasta ahora. Esta revelación es decisiva, porque mientras gobernantes, políticos y ciudadanos no seamos conscientes de la novedad radical de lo que acontece, seguiremos intentando usar instrumentos del siglo XX para encauzar rupturas y dinámicas sociales del siglo XXI. Creo que es exactamente lo que está sucediendo ahora. 
En Catalunya está teniendo lugar claramente una insurrección, pero no una con las dinámicas viejunas y agotadas de los siglos pasados sino una insurrección en versión Beta, una especie de primer ensayo de lo que constituirá la dinámica de la revolución o la involución política en el nuevo siglo. No sería la primera vez que en España se viven acontecimientos que barruntan lo que se extenderá por Europa. Si esto es así, si la gestión que los impulsores del procés han puesto en marcha fuera una iluminada prueba de laboratorio de cómo se van a producir las rupturas sociales y políticas a partir de ahora, entonces deberíamos plantearnos si los viejos y conocidos instrumentos de que disponemos podrán estar a la altura. 

La insurrección que se está produciendo en Catalunya plantea en realidad una pregunta profunda y difícil para la que no sé si tenemos respuesta. Ni unos ni otros. Y si no la tenemos, entonces es que Puigdemont y los suyos llevan razón y tenían un diseño capaz de ganar el pulso. La pregunta es: siendo que las democracias están basadas en el Estado de Derecho y en el monopolio del uso de la fuerza por parte de este ¿sigue siendo cierto que las democracias pueden usar ese poder coercitivo ante insurrecciones pacíficas y disruptivas como la que se nos plantea? Acabamos de ver la dificultad. Y si las sociedades ya no toleran el uso de ese poder coercitivo ¿qué otros instrumentos quedan para volver a restablecer el imperio de la ley sin el cual no hay convivencia democrática posible?
Las insurrecciones en versión Beta no solamente plantean el dilema de la desobediencia pacífica a las leyes de un estado democrático como algo honorable y valeroso sino que navegan a toda máquina por ese océano de la posverdad sobre el que flota todo el dilema que hoy asuela España. La posverdad no es una mentira o una manipulación. La posverdad es la capacidad de prescindir de la realidad o de la verdad. No importa. No existe. Da exactamente igual. Ante ese muro elástico, todos los intentos de introducir hechos, razones, argumentos rebotan una y otra vez. No, no estamos ante una manipulación de nadie. Estamos ante una realidad virtual y paralela en la que habitan muchos millones de personas de modo que, desde su orilla, somos nosotros, los otros, los que nos movemos en la constelación de lo inexistente. Por eso resulta a veces tan vano invocar el diálogo cuando se trata de un muro cósmico el que nos separa, como si viéndonos alargáramos la mano y ésta se extendiera en un espacio o tiempo infinito imposible de recorrer. 
Algunos llaman a eso el triunfo del relato de los independentistas frente al relato de la realidad pero, si fuera sólo eso, insisto, estaríamos en un escenario conocido y yo honestamente pienso que estamos en una mundo distinto que se empezó a gestar y dio su primer vagido en el 15M pero que, desde luego, no acabó allí. Cierto es que algunos de nuestros dirigentes políticos jamás han creído que con aquellas movilizaciones comenzaba una nueva y desconocida era y así nos ha ido y nos va. 
La idea de que Catalunya es para algunos un laboratorio en miniatura para lograr la fractura y la disrupción que pretenden, viene refrendada por la extraña colección de apoyos y movimientos europeos que se han producido a favor. La ultraderecha europea, representada en Farage, Wilders o Strache se ha posicionado en el Parlamento Europeo claramente a favor de los insurrectos. ¿Eso es por afinidad ideológica con el procés? ¿es porque creen realmente en su bondad democrática frente al franquista Estado español? Absurdo. No, no es por eso sino porque como dijo en un tuit Farage “esa será la forma en la que lidie la UE con los que disientan en el futuro”. Olvidó añadir que, por lo tanto, si la apuesta sale bien esa nueva insurrección 2.0 será el camino a seguir para fracturar definitivamente la estructura de vida europea. 
En el lado diametralmente opuesto, las fuerzas disruptivas de la política española, Podemos fundamentalmente, también ven claro que éste es el momento y la causa que puede permitir fracturar lo que denominan el régimen de 78 y el sistema monárquico para instaurar esa democracia 2.0 que es, según sus términos, la real. 
Así que asistimos no sólo a una forma de revolución nueva que bloquea los tradicionales modos disuasorios de los estados modernos -uso de la violencia legal entre ellos- sino también con un ensayo de cómo podrían disgregarse de forma novedosa los regímenes actuales. Los que hayan seguido la conexión rusa, que algunos afirman sobre vuela el modelo, se darán cuenta de que también cuadra con este nuevo escenario. Insisto ¿qué medios tiene un estado democrático para hacer prevalecer la ley ante masas pacíficas y no revolucionarias que se insurreccionan en sociedades que no toleran el uso de la violencia legal? Ojo porque ni los que jalean a los policías desde los costados más rancios del ring están en realidad preparados para asumir la violencia. Al menos no cerca y al menos no en primera persona. Y probablemente sea lo lógico a partir del modelo de sociedad que tenemos.  
No tienen que estar de acuerdo con lo que expongo ni tomar partido. Sólo pretende ser una reflexión constructiva, porque si el escenario es nuevo y el fenómeno desconocido ¿nos van a servir los que sólo tienen soluciones procedentes del pasado, rígidas y analógicas ante una revolución que podríamos llamar digital?
Si la respuesta es la que yo creo, avanzamos a palos de ciego en un territorio totalmente ignoto con consecuencias desconocidas. Fíjense que los nativos políticos digitales, los que han llegado a la escena pública ahora, lo tienen meridianamente claro. Sería un alivio que alguien, entre los que creemos en el marco de convivencia del que disfrutamos, se diera cuenta de todo ello aunque me temo que la historia suele ser contumaz y nos regala pocos visionarios. Madrastra España. 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


Una alegría, querida Elisa Beni, leer estas reflexiones tan lúcidas y honestas. Constructivas y veraces. Has captado muy bien el momento de hoy, el presente. Y en efecto, has dado en el clavo con tu intuición: por primera vez el ser humano, víctima colectiva de sus decisiones históricas, está dando un salto global y cualitativo enorme. Está saliendo en éxodo irreversible del amontonamiento de egos hostiles y ombligocéntricos que ha sido su prototipo conductual de automatismos a lo largo de muchos siglos, cuyo eje antropológico son  tres Ps: pánico, poder y placer. 

Con esa dolorosa tinta se ha escrito hasta ahora la historia del ser humano. Pero los tiempos y sus avatares nos maduran, sin duda, a pesar de nosotros mismos y de la mochila heredada, que nos aportaba seguridades, que se han ido desgastando en el viaje. Se nos había educado para aprender repitiendo las muestras de todo: de escritura en la pizarra, de memorización de axiomas indiscutibles, de códigos y fórmulas infalibles que nos daban respuestas reaseguradoras a las que recurrir en caso de duda, incertidumbre o de circunstancias complicadas. Nos habíamos convencido de que hay seguros para todo y de que bastaba pagar las pólizas pertinentes del forring office segurata, para tener todo controlado. Que estábamos a salvo de cualquier dificultad mediante unos códigos de leyes infalibles y justísimas, que habían hecho posible hasta la legalidad y la justificación de las guerras y la violencia contra lo que nuestras culturas considerasen un peligro para su curso normal y sus garantías, y no sólo de supervivencia, sino más aún, de enriquecimiento y comodidades maravillosas, aunque para ello tuviésemos que ser los depredadores globalizados y educadísimos demócratas del Planeta Tierra y cuando lo esquilmásemos todo ya estaríamos en condiciones tecnológicas de continuar nuestro maravilloso expolio volador por las galaxias circundantes, que se iban a enterar de lo que vale un peine a bordo de cualquier Chalenger lanzado desde Cabo Kennedy.


Pero, ay, no contábamos con el hada no invitada por los padres de la Bella Durmiente, la más poderosa y sabia de las hadas disponibles, a la que no habíamos invitado a la fiesta de nuestro inicial glamour hiperactivo: la conciencia que se genera en el encuentro entre el yo y el nosotros, y que no conocíamos porque paradójicamente, no existía a ojos vistas. La  conciencia y su germen están presentes de muchas formas en todo cuanto existe y la evolución consiste en su desarrollo en los seres vivos, a  la altura de cada naturaleza y especie. Nuestras células, como en animales humanos o no, como en las plantas, tienen conciencia y saben funcionar, asociarse, reproducirse, crear circuitos de vida donde no los hay, venas infinitas para que corra la sangre donde haga falta más riego en un momento dado, construir un ser humano,  o no humano, enorme, partiendo de dos celulillas infinitesimales a las que une el amor en cualquiera de sus formatos, o raíces en la tierra para nutrirse mejor como ramas bien altas llenas de hojas para captar la luz solar y fabricar oxígeno y clorofila nutriente y energetizante, que producirá flores, frutos, árboles, madera, celulosa, resinas, alimentos, perfumes, jabones, cremas sanadoras y embellecedoras y medicamentos infinitos... Si la conciencia sabe poner en marcha ese laboratorio espontáneamente inteligentísimo  en la factoría cósmica, ¿cómo no iba a desarrollarse igualmente en la inteligencia y la sensibilidad vital de los seres humanos que son la niña bonita del proyecto "naturaleza" aunque ellos en su jardín de infancia insoportable se empeñen en ser la niña del exorcista o sea, la de Rajoy? 


La conciencia universal lleva miles de años currándose este momento con paciencia de miniaturista. Y como nosotros, aunque no lo sepamos aún, somos esa conciencia, estamos  llegando colectivamente a un punto clave y renovador por agotamiento de recursos en todos los sentidos, menos en la necesidad de transmutación: la manifestación liberadora de nuestra esencia, de nuestro ser que es infinito en su avance constante y regenerador, con la superación de la  era que termina con nuestro cambio: el período Egocénico, donde sólo las tres Ps han sido el objetivo. 
Lograda y consumida en sus propios efectos esa etapa, ahora llegamos al período de integración auto-consciente de la síntesis entre materia, energía, voluntad, mente y alma, idea y emoción, lógica e intuición. Conocimiento profundo y simplificación de herramientas. Progreso cognitivo práctico y decrecimiento contaminador. Liberación de tabúes de formas arcaicas, de dependencias y ataduras patológicas con la creación a la vez espontánea y consensuada de un nuevo sistema mucho más humano que mecánico. Más asequible y práctico que solemne y teórico. Mucho más próximo que entronizado.

Un cambio de paradigmas, que se traduce en y se acompaña con acontecimientos inesperados y sorprendentes, pero además desconcertantes y sospechosos, porque dejan fuera de juego los viejos caminos trillados y la comodidad de las seguridades acostumbradas, que por un lado resultan seguras y confortables, pero por otro nos aprisionan, nos coartan, nos oprimen y no nos sirven para reubicarnos en lo inevitable y con acierto en lo que nos descoloca, nos aturde y nos asusta, no porque sea malo ni peor de lo que conocemos, sino precisamente porque no lo controlamos y tenemos la sensación de, como dice Elisa, "estar dando palos de ciego" en un vacío terrible, que, en realidad sólo es la percepción de una de nuestras pes, el pánico instintivo por la ausencia de las otras dos pes, de poder (de control) y de placer (por inseguridad y fragilidad repentina -la sensación de "susto o muerte" como en el chiste-). 


¿Qué hacer cuando a nuestro alrededor todo se cae y bajo nuestros pies se ubica el epicentro repentino de todos los tsunamis sociales, políticos, económicos, culturales y hasta ideológicos y religiosos que se tambalean sin remedio y cuya responsabilidad se atribuye a las aparentes maldades de nuestros antagonistas y rivales para darle una explicación asumible nuestro bloqueo? Entonces, en ese hueco vacío, y sin que hagamos nada especial a parte de estar acojonados y sobrecogidos por el miedo y el canguelo presente, aparece una centella de luz indefinible, un estado distinto más que un fenómeno físico, y  que nuestro ego resistente y autómata no encaja ni queriendo, -que no quiere obviamente porque intuye que es su finiquito en inmediato y sin diferir,- pero que nuestra conciencia silenciosa reconoce como parte de su misma energía; una lucidez que interroga y responde al mismo tiempo lo que necesitamos comprender, y  que siempre estuvo en nuestra esencia vital tal vez en forma de duda solapada, pero que jamás habíamos detectado, simplemente porque nuestra mirada estaba pendiente de otros estímulos e intereses urgentes de cualquier índole accesoria. Y este proceso se puede percibir, precisamente porque la vida y sus circunstancias, nos han despojado de la venda que cubría nuestros ojos internos, como los humanos en su día cubrieron los ojos de la justicia sin saber la metáfora que estaban transplantando del tiesto simbólico a la más cruda de las realidades. Está claro que peña pp fashion se la puede tomar al pie de la letra, no hay duda. 

El proceso de los ciclos que intuyeron y anunciaron en su día todos los profetas, poetas y pensadores dignos de crédito, se va cuajando en la historia, se va manifestando. Un cielo nuevo y una nueva tierra están en el horizonte humano, y será la humanidad que canta la Internacional, sin poner etiquetas nacionalistas ni banderas a nadie, la que culmine con éxito y fraternidad universal, ese proceso del largo adiós al estado-finiquito del disparate y la ceguera. Y
a se anunció desde hace mucho tiempo, en el pacifismo liberador de Gandhi, en la liberación y los derechos de Luther King, en el movimiento hippy, en el mayo del 68, en las acampadas multitudinarias y noviolentas del 0'7, en el fin pacifico y dialogante del apertheid en Sudáfrica a cargo de gente como Mandela, Stephen Biko y Desmond Tutu, en el 15M como apunta Elisa en este artículo y ahora en el 1O catalán. En el que el independentismo sólo significa el pistoletazo de salida de un tiempo magnífico para la libertad, la fraternidad y la dignidad del género humano. Su eco internacional no es ideológico ni de bandos, es universal y un motor de vida y derechos que el Planeta entero comparte y grita desde el día a día. 
"Del hombre el hombre es hermano, derechos iguales tendrán.El día en que el triunfo alcancemos ni esclavos ni dueños habrá, la Tierra será el paraíso, patria de la humanidad. Agrupémonos todos en la lucha final y se alcen los pueblos por la Internacional"     

 Más claro, agua.

No cabe duda de que, -aunque todos los ejércitos del pp y del descendiente de aquel maníaco depresivo crónico Felipe V de Anjou, que no de España ni de Catalunya, que para celebrar su victoria, achicharró entera la ciudad de Xátiva con sus habitantes dentro, quieran impedirlo-, el pueblo unido y despierto es invencible, sobre todo cuando sus armas más mortíferas son el corazón y la inteligencia igualmente unidas y ya no necesita hacer la guerra porque ha aprendido el valor y las ventajas de la paz  interna y externa como valor universal y base social. La sabiduría de la desobediencia civil no tiene fronteras, porque no es una insurrección ni una pelea, es desmontar desde la raíz las justificaciones y la arbitrariedad de la violencia. La dignidad de lo legítimo no teme cuando es acosada y a tacada por la barbarie, sino que derrota per se a todo lo que la ataca con armas y opresión porque es incapaz de defender con argumentos sanos, lúcidos y éticos la ilicitud moral de sus miedos e impulsos amorales, y cuanto más los maquille de "legales", más se degrada a sí misma esa barbarie  como degrada el mismo concepto de legalidad, que hace necesaria y urgente la desobediencia civil . Justo lo que le está ocurriendo al pp en esta guerra de banderas y tripas que intenta provocar con una actitud mucho más autómata y cerril que consciente y lúcida.


Bienvenida, Elisa, al sexto continente -con tus dudas y preguntas, pero sobre todo con la honestidad y la vida que busca y no se resigna-, al continente que nos faltaba por descubrir a todos y a todas juntas y juntos, ibéricas y europeos: el de la Conciencia Colectiva Inteligente. El continente inmaterial Amor Universal, que se está materializando en calles y plazas, consistorios y parlamentos, en la politeia. Que es la verdadera justicia ya divina de tan humana, fresca, limpia, alegre y comunitaria. Mucho más una resurrección imparable que una insurrección atacable y/o manipulable. Los propios independentistas catalanes quizás no sepan donde se han metido ni lo que han desencadenado a nivel holístico y cuántico, aunque algunos, como tú, ya parece que lo intuyen. 
Y del nacionalismo esppañol de nuestra madrastra desconchada, entumecida, gruñona, amargada, desdichada, corrupta y pasada de rosca como los tornillos inservibles, ya ni te cuento.

¡Salud y Repúblicas, muchas, muchas..., las que hagan falta, Elisín (como te dirían en Valencia, bonica)!






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.