
Abeer estaba embarazada cuando le diagnosticaron cáncer en 2012.
La
joven sabía que, como refugiada palestina en Gaza, necesitaba buscar
tratamiento fuera de la Franja y que para salir, necesitaba obtener el
permiso de Israel. Después de nacer su bebe, recibió quimioterapia en
uno de los hospitales de Jerusalén y también en Nablus pero, en enero de
2017, Abeer sufrió una recaída.
Desde
entonces, Abeer solicitó permiso a Israel para salir y poder continuar
tratamiento hasta tres veces. Tres veces le retrasaron el permiso. En junio, Abeer murió en el hospital de Gaza, todavía esperando una respuesta por parte
de Israel.
Es urgente: las personas enfermas no pueden esperar a que Israel cese el bloqueo atroz que ejerce sobre la población de Gaza. Es su obligación permitir a las personas el acceso inmediato a un tratamiento que pueda salvarles y mejorar su calidad de vida.
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