
En
la comunidad beduina de Khan al-Ahmar hoy, los niños siguen yendo a su
escuela. Ninguno de los 170 niños sabe qué pasará el próximo jueves, fecha en el que el gobierno de Israel ha anunciado la demolición de su comunidad, pero aquí están ellos, dispuestos a seguir adelante un día más con la herramienta más poderosa que conocen: su educación.
Hasta
el 2009, los niños de esta y otras comunidades beduinas de esta zona
situada entre
Jerusalén y Jericó, tenían que recorrer largas distancias para poder ir a
una escuela. Antes, sus padres lo habían intentado todo: pidieron
permiso a Israel para construir una escuela y se lo denegaron; pidieron
permiso para disponer de un autobús que llevase a los niños hasta Jericó
y se lo rechazaron…
Fue
entonces cuando la gente de la comunidad, en su mayoría refugiados
palestinos, echaron mano de su imaginación y de los elementos que
encontraron en su entorno: adobe y neumáticos. Utilizaron más de 2.200
neumáticos viejos. Hoy esta escuela lleva casi ocho años en pie,
como un barco navegando a contracorriente pero con la dignidad intacta
del barco que sigue navegando.
El
próximos 30 de marzo Israel ha anunciado la demolición de Khan
al-Ahmar, dejando a más de 140 personas sin su hogar y a 170 niños sin
su escuela, sin su barco, sin su dignidad.
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