“Podemos está demostrando que le interesa más el poder que las necesidades de los ciudadanos”
Entrevista a Carlos Jiménez Villarejo, jurista y exeurodiputado de
Podemos, que ahora es muy crítico con la postura de la formación en
relación a la investidura de Pedro Sánchez
"Si Podemos permite que siga gobernando el PP será una equivocación histórica que le pasará factura", asegura Villarejo
"Si Podemos permite que siga gobernando el PP será una equivocación histórica que le pasará factura", asegura Villarejo

El exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo en su casa en Barcelona
SANDRA LÁZARO
El jurista Carlos Jiménez Villarejo (Málaga,
1935) vivió con entusiasmo e ilusión el nacimiento de Podemos. Se
incorporó a sus filas y llegó a ser eurodiputado de esa formación tras
las elecciones de mayo de 2014. Renunció al cargo poco después pero no
por razones de sintonía política. En cambio, sí que fueron razones de
índole política las que le llevaron a anunciar meses más tarde que
abandonaba la formación que dirige Pablo Iglesias. No entiende que no
faciliten la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y
aparte del mismo a Mariano Rajoy y el PP.
¿Qué le parece la decisión de Pablo Iglesias de preguntar a las bases
de Podemos si apoyan un gobierno Rivera-Sánchez, anunciando que él
votará que no?
La decisión de Iglesias es prácticamente de ruptura de
cualquier forma de acuerdo. Creo que ha sido su posición desde el día
siguiente a las elecciones por una razón, que se desprende claramente de
su programa. No ganaron las elecciones y dado su bajo listón electoral
-muy inferior al que esperaban- no estaban en condiciones de imponer ese
programa.
La decisión de consultar a quienes llama
"la gente" inscrita en el partido no es una novedad. Pero es evidente
que dada su fuerte jerarquización, los miembros del partido que voten
-que, por lo general, son una minoría- respaldarán sin dudarlo a su
líder que ya ha anticipado su radical oposición a cualquier clase de
pacto. Así, equivocadamente, abre el camino a otras elecciones. Si todo
resulta de este modo, es que la realidad y las necesidades de los
ciudadanos le son indiferentes. Lo que de verdad importa es ocupar el
poder y, mientras más alto, mejor.
La opción de un gobierno de izquierdas ¿es inviable?
Tras el proceso electoral, sostuve en una primera etapa la conveniencia
de que hubiera un pacto entre PSOE, Podemos y sus aliados internos, lo
que se llama las confluencias, las mareas, Compromís, En Comú Podem… Era
la alternativa de izquierdas más positiva dado el pobre resultado
alcanzado por el Partido Popular, que obtuvo poco más de un tercio de
los diputados.
Hay que reconocer que, aparte de las
diferencias entre los programas de PSOE y Podemos, esa alianza de
izquierdas se frustró quizás en parte por las exigencias del PSOE pero
sobretodo, al menos en una primera fase, por la posición mantenida por
Podemos en la primera sesión de investidura. Fue una posición
extremadamente agresiva contra el PSOE, injustificada e innecesaria. No
se trataba de ajustar cuentas con el pasado del PSOE. No era ése el
objetivo de la investidura sino ver si era posible llegar a un acuerdo
sociopolítico para constituir un gobierno. La intervención entre
arrogante y desafiante de Pablo Iglesias frustró la posibilidad de ese
acuerdo.
Veníamos de una reunión de Pablo Iglesias
con el Rey a la salida de la cual el líder de Podemos había hecho un
desplante político desafortunado al colocar una exigencia de cargos
antes de hablar de acuerdos sobre contenidos políticos con el PSOE. Para
quienes hemos sido cargos del partido fue muy sorprendente y me hizo
pensar que eso era un comportamiento típico de la ‘casta’ que venían
denunciando, la ocupación de sillones como forma de perpetuar y ejercer
el poder.
¿Le decepcionó Pablo Iglesias?
Tuvo otras actitudes muy desgraciadas y lamentables, como plantear el
tema de los GAL en el debate de investidura, lo cual era improcedente.
Aquello se juzgó, algunos responsables de Interior fueron condenados…
Sacar ese tema a colación fue muy desafortunado.
También me sorprendió cuando dijo que la salida en libertad de Arnaldo
Otegi cuando cumplió su condena era “una buena noticia para los
demócratas”. Me pareció inapropiado que el líder de un partido tan joven
como Podemos haga un comentario positivo como ese de un señor que ha
sido condenado por su colaboración con una banda armada como ETA. Sobre
todo cuando Otegi declaró, al cabo de pocos días, que “el fin de la
lucha armada se habría tenido que dar antes”. Es decir, que se atribuía
capacidad para decidir si lo que él llamó ‘lucha armada’, que es
‘terrorismo’, se podía haber acabado antes o después. Ante esa noticia
me pareció todavía peor el comentario elogioso de Pablo Iglesias hacía
Otegi. Para mí su salida en libertad no fue ningún motivo de orgullo.
Pablo Iglesias no actuó como sería exigible a un dirigente de Podemos,
un partido joven que nació hace dos años con la voluntad de renovación
de la vida democrática española. Tuvo actitudes incompatibles con el
programa del partido presentado en las elecciones del 20-D.

Carlos Jiménez Villarejo durante la entrevista
SANDRA LÁZARO
Iglesias pide al PSOE que haga concesiones en el diálogo con Podemos porque dice que su partido ya las ha hecho
No sé en qué ha cedido Podemos y en qué no, porque este proceso de
negociación es oscuro y sin transparencia. Eso me parece poco compatible
con una negociación abierta para llegar a acuerdos programáticos
fundamentales para formar un Gobierno. No se trata de que se cumplan las
388 propuestas de Podemos, ni mucho menos. A lo mejor, ni siquiera la
mitad, pero habrá que seleccionar cuales son las indispensables para
apoyar a ese Gobierno.
El PSOE ha llegado a un
acuerdo con Ciudadanos. Insisto en que yo prefiero un acuerdo entre PSOE
y Podemos pero si eso es inviable hay que dar salida a un gobierno de
PSOE y Ciudadanos con la abstención o el apoyo de Podemos para
garantizar un gobierno minoritario pero mayoritario desde el punto de
vista parlamentario que permita dirigir España de otra manera a como se
ha hecho hasta ahora.
Parece
evidente que en la dirección de Podemos hay divergencias sobre cómo se
está llevando este proceso. Basta con ver la cara que puso Iñigo Errejón
cuando Pablo Iglesias, a su lado, vinculó al expresidente Felipe
González con la cal viva de los GAL durante la primera sesión de
investidura de Pedro Sánchez
Ha habido
tensiones internas en Podemos tanto en la primera sesión de investidura
como en el proceso posterior pero también hay problemas internos de la
organización que la colocan en una situación de debilidad. Que se
fulminara al número tres del partido, Sergio Pascual, aunque se haya
presentado como la cosa más natural del mundo no encaja con un partido
que dice que quiere renovar las formas de hacer política. Esa es una
forma de hacer política autoritaria, como podría haber hecho el PP y el
PSOE.
Podemos tiene un problema territorial. Ha
tenido crisis casi continuas en las diferentes comunidades autónomas. En
el País Vasco ha dimitido toda la ejecutiva, ha habido problemas en la
dirección de Galicia, en Catalunya dimitió hace meses sin dar
explicaciones la secretaria general Gemma Ubasart… La mitad del consejo
ejecutivo en Catalunya también dimitió y ahora hay un debate interno por
saber quien encabeza la formación que no se sabe cómo va a acabar.
Es una tensión que refleja una crisis interna a partir de la relación
con otras fuerzas políticas. En Catalunya se ve claro. En el grupo
parlamentario de ‘Catalunya Sí que es Pot’ se han hecho críticas
directas a su portavoz, Joan Coscubiela. Hay una relación conflictiva
con los aliados. En el País Valencià, Compromís se ha separado del
bloque de los 69 diputados de Podemos en el Congreso.
¿El rifi-rafe entre Pablo Iglesias y Albert Rivera en el Congreso de
los Diputados el pasado miércoles ya indicaba la dificultad de un pacto
que incluya Podemos y Ciudadanos?
Los
enfrentamientos entre Iglesias y Rivera que se produjeron en el Congreso
en torno a la financiación de Podemos acreditan, una vez más, una
preocupante inmadurez política al situar ese problema, en todo caso
secundario en este momento, por delante del vacío político que arrastra
España desde el 20D y que no son capaces de resolver. Es una forma más
de favorecer la continuidad del PP en el Gobierno. Y esto sí que merece
un duro reproche, porque ambos políticos plantean temas partidistas por
delante de la efectiva defensa de los derechos humanos de los
ciudadanos.
El PSOE no parece dispuesto a apostar por un gobierno solo con fuerzas de izquierda
Si PSOE y Ciudadanos ya han hecho un pacto no queda otra alternativa
que apoyarlo desde dentro o desde fuera. Lo que sería una gravísima
irresponsabilidad política por parte de Podemos es que, a causa de su
intransigencia, se fuera a unas nuevas elecciones.
Dada la situación económica y política de España, que se perfilen unas
elecciones a final de junio, con la dificultad para hacer una campaña
electoral en un periodo prácticamente veraniego, con el abstencionismo
que se puede derivar de ello y la crítica del electorado a los partidos
por su incapacidad de constituir un gobierno durante muchos meses, el
coste electoral que puede significar para Podemos puede ser muy alto.
Los sondeos vaticinan malos resultados para Podemos; cuanto menos, peores que los del 20D
Los resultados varían según las diferentes encuestas y las empresas que
las hacen. Sería razonable que pagasen un cierto coste electoral. Pablo
Iglesias ha dicho que “nosotros no queremos elecciones, pero no tememos
a las elecciones”. Ir a unas elecciones a final de junio, con este
periodo político tan negativo, puede pasar factura a Podemos. También
puede pasarles factura a los restantes partidos. Sería el colmo de la
insatisfacción que el PP fuera el ganador de este proceso y sacara más
diputados de los que ahora tiene. Sería un fracaso rotundo de la
izquierda.

Carlos Jiménez Villarejo durante la entrevista
SANDRA LÁZARO
¿Hay que hacer lo que sea para sacar al PP del poder?
El problema político que tiene hoy España es cómo expulsar al Partido
Popular del Gobierno. Ese es el objetivo básico. No hay ninguno que se
le pueda comparar. El Gobierno del PP durante estos cuatro años ha sido
especialmente nefasto tanto en el ámbito de los derechos civiles,
económicos y sociales. Ha sacrificado el valor ‘justicia’. Ha reducido
el margen del ejercicio de los derechos civiles de los ciudadanos. Ahí
está la Ley de Seguridad Ciudadana, que se ha convertido en una ley de
represión de los ciudadanos y del ejercicio de sus derechos de reunión,
manifestación, expresión,… Hay que derogar o cambiar esa ley
autoritaria, la peor de toda Europa.
El marco de las
políticas económicas y sociales del PP no tiene parangón. Tras cuatro
años de gobierno del PP, que dijo que resolvería el problema del paro y
la precariedad, sigue habiendo más de cuatro millones de parados en
España. Eso destroza muchísimas familias, que están sumidas en una
situación de precariedad, falta de recursos, medios, pobreza, pobreza
energética… Y paralelamente a ese empobrecimiento de la población con
las políticas económicas del PP, cierto es que también siguiendo los
dictados de austeridad de las oligarquías financieras europeas, se han
adoptado medidas que han favorecido mediante amnistías fiscales que las
grandes fortunas legalizasen los impuestos evadidos y la impunidad por
sus delitos.
Es escalofriante el dato aportado por
Intermón según el cual el 1% de la población española gana tanto como
todo el resto. Estamos ante una desigualdad flagrante que es
responsabilidad grave de los dirigentes políticos que la han hecho
posible.
Si no se llega a un acuerdo para evitar que
el PP siga gobernando, se le recompensará en sus políticas represivas,
de desigualdad,… Podemos perdería gran parte de su legitimidad.
Usted compara la situación española actual con la que vivió Italia en los años setenta.
El secretario general del Partido Comunista Italiano Enrico Berlinguer
lo dijo en un acto en la plaza Monumental de Barcelona, al que tuve la
fortuna de asistir en plena transición política española, en el año
1978. En aquel famoso acto, que fue tumultuoso, en presencia de líderes
como Santiago Carrillo, Antoni Gutiérrez Díaz o George Marchais, explicó
que el PCI, que tenía casi un 30% de los votos, estaba formando parte
no del Gobierno pero sí de una mayoría parlamentaria con la Democracia
Cristiana, el Partido Socialista y el Partido Republicano. Es decir,
formaba parte de una mayoría junto a partidos que estaban en las
antípodas de sus tesis.
Estamos ante una situación
muy similar a la que se vivió en la transición italiana de los años
setenta. Además, tenemos delante a un Partido Popular que, además de
todo lo que he dicho, está inundado hasta las cejas de corrupción,
abusos de corrupción y falta de ética pública. ¿Estamos en condiciones
de permitir que siga gobernando ese partido autoritario, al servicio de
la oligarquía financiera e inundado por la corrupción? Sería una
equivocación histórica de la que tendrían que pagar el coste
correspondiente.
¿Haya la mayoría que haya será difícil introducir cambios en la Constitución?
En el programa electoral de Podemos del 20D hay 388 propuestas. Se
propone la reforma inmediata de ocho preceptos fundamentales. Supongo
que saben que una reforma constitucional, por menor que sea y muchas de
las que se proponen no son menores, exige, al menos, el apoyo de dos
tercios de la Cámara, 233 diputados. Una mayoría de PSOE, Podemos y
Ciudadanos no es suficiente. Pero aun sería menos suficiente si se
resisten a pactar con PSOE y Ciudadanos y les dejan que gobiernen solos
con 130 diputados. Es absolutamente inviable plantear una reforma
constitucional en estas condiciones. Las reformas de la Constitución
requerirían un apoyo, por lo menos parcial, del PP. Esas reformas son
importantes. Estoy de acuerdo con ellas.
En su
programa electoral, Podemos hace referencia al artículo 40 de la
Constitución, que plantea las políticas económicas y de empleo, y lo
cita como precepto a desarrollar, no a reformar. Eso quiere decir, por
tanto, que aceptan la Constitución del 78 que, por otra parte, parece
que han rechazado o detestado en algún momento.

Carlos Jiménez Villarejo durante la entrevista
SANDRA LÁZARO
Podemos ha traspasado a ‘En Comú
Podem’ la solución del contencioso sobre el referéndum catalán
negociándolo con el PSC. Tal y como están las cosas, ¿esa negociación
será útil?
Ese referéndum se incluye en el
programa electoral pero tiene un error de base y es que lo plantea como
una iniciativa del Gobierno autonómico. Eso es constitucional y
legalmente imposible. Un referéndum que determine la posible secesión o
desagregación de una parte del territorio que integra el Estado español,
como es Catalunya, solo puede convocarlo el gobierno de España.
El Gobierno catalán no puede hacer un referéndum de secesión de España
porque, primero, hay millones de catalanes, entre ellos yo, que no
estaríamos de acuerdo y, segundo, hay un marco constitucional que lo
hace inviable. Por más que lo pretendan ‘Junts pel Sí’, la CUP y otras
iniciativas. Hay que ser realistas.
Si Podemos acepta
la Constitución y cita algunas reformas necesarias lo que no puede
hacer es dejarla de lado cuando no les interesa. Hay que aceptarla de
lleno.
Ahora se habla menos del derecho a decidir
El derecho a decidir no es nada, no está reconocido en ningún
ordenamiento internacional. Tampoco en el español. Y en lo que se
refiere al derecho de libre determinación de los pueblos no está
reconocido en la Constitución democrática de 1978. Se optó por un
sistema de Estado autonómico y de reconocimiento de las comunidades
históricas. Nadie puede creer que el gobierno catalán, por si sólo y sin
más, va a convocar un referéndum sobre la posible independencia de
Catalunya. No tiene competencias ni está reconocido en ningún
ordenamiento constitucional ni legal, ni nada por el estilo. En
definitiva, es un brindis al sol.
Creo que habrá una
reforma constitucional que reconocerá el derecho a la libre
determinación de los pueblos que integran el estado español. Catalunya,
Euskadi, Galicia, y quizás otros, tienen el derecho a ser reconocidos
como pueblos con personalidad propia.
¿Se define como federalista?
Yo soy partidario de la integración de todos esos pueblos en una España
federal y eso también exige una reforma constitucional. Requiere un
mínimo marco constitucional conseguido en base a mayorías políticas.
Insisto, el PCI formó parte de mayorías parlamentarias con partidos de
la derecha italiana y no se hundió el mundo. Italia tampoco. Es más, a
través de ese ‘compromiso histórico’ del Partido Comunista y la
Democracia Cristiana se puso fin a los atentados terroristas, como el
que acabó con la vida de Aldo Moro.
Aquí no estamos
ante una situación tan dramática como aquella pero el presupuesto
político español actual es una especie de ‘compromiso histórico’ cuyo
objetivo fundamental es que la izquierda que representan IU, Podemos y,
de forma más moderada, el PSOE se alíe con alguna fuerza moderada de la
derecha como Ciudadanos para expulsar del gobierno al Partido Popular.
Si no avanzamos por ahí podemos retroceder y llegar a unas elecciones
con una carga muy negativa para la izquierda que puede condicionar al
electorado y propiciar que tengamos otros cuatro años de gobierno del
PP, lo cual sería gravísimo para los ciudadanos, para sus economías y
sus aspiraciones.
Hay ejemplos en la historia europea
de pactos de esa naturaleza que han hecho posible evitar que siguieran
gobernando las fuerzas más reaccionarias, retardatarias, como la que
representa el PP en España. Si no se hace así no se estará a la altura
de las circunstancias y rebelará una profunda ignorancia política,
cuando no algo peor.
En
Catalunya, después de las elecciones al Parlament, se anunció que
seríamos independientes en 18 meses. Ya han pasado tres. ¿Cómo ve la
situación política catalana actual?
El 23 de
enero de 2013, se firmó una famosa declaración de soberanía del pueblo
catalán. Lo hicieron CDC, ERC, IC-Verds y EUiA. Han pasado más de tres
años. A finales de 2014 se celebró una consulta, deslegitimada por el
Tribunal Constitucional. Se hizo en condiciones precarias y dio como
resultado un voto minoritario favorable a la independencia. Califiqué
razonadamente esa consulta de antidemocrática porque no se ajustaba para
nada a los principios democráticos de una consulta ciudadana. La
consulta ha dado lugar a una causa penal que sigue abierta y que está a
punto de ser remitida al Tribunal Supremo por el aforamiento del
diputado Francesc Homs.
Luego vinieron las elecciones
al Parlament y el periodo largo de negociaciones equivalente al español
actual. La CUP decidió no apoyar a ‘Junts pel Sí’ hasta que,
finalmente, en un ejercicio digno de ser calificado de antidemocrático,
la cúspide de la CUP decide dar la vuelta a ese acuerdo, no atenderlo, y
favorecer a un candidato a presidente de ‘Junts pel Sí’ para que
continúe la legislatura.
¿Se atreve a imaginar qué pasará en los próximos meses en Catalunya?
Por más que intenten plantear mociones de desconexión a través de
acuerdos de la mayoría de ‘Junts pel Sí’ y la CUP creo que no se va a
llegar a esa declaración de independencia. Es políticamente inviable y
constitucionalmente imposible. Además, la resolución del 9N de 2015, que
da pié a este proceso de desconexión, está declarada nula e
inconstitucional por el TC. Eso está ahí y habrá que asumirlo antes o
después.
El apoyo de la CUP a este proceso, después
del juego de titiriteros que hicieron con sus asambleas y el apoyo final
a ‘Junts pel Sí’ para que siguiera su marcha con Carles Puigdemont en
lugar de Artur Mas, la deslegitimó como un auténtico partido de
izquierdas. Hoy, la CUP, partido que se pretende de izquierdas está, de
una forma u otra, apoyando las políticas más conservadoras de ‘Junts pel
Sí’, en todos los ámbitos y particularmente en Sanidad, a través del
consejero Toni Comín.
Hay dos fuerzas que buscan,
aparentemente, un mismo objetivo que es la llamada independencia, pero
que estallará, antes o después. Si tiene un mínimo de coherencia con sus
principios ideológicos y políticos, no entiendo como un partido como la
CUP puede estar apoyando a una derecha nacionalista que, además de
corrupta, sigue manteniendo políticas de austeridad y recortes.
Ya veremos qué pasa. Soy escéptico sobre el cumplimiento del calendario
que nos anunciaron para alcanzar la independencia. Deseo que no se
cumpla. Estoy en contra de la independencia de Catalunya y a favor de su
integración en un estado federal, como deseamos los que creemos en la
solidaridad de los pueblos de España, más allá de fanatismos que
pretenden romperla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.