Cinco regalos envenenados que Barberá dejó a Ribó
Mientras el PP recibía presuntamente dinero de empresas, el gobierno de Rita Barberá comprometía a las arcas municipales en gastos que se arrastrarán durante décadas. Estos son algunos ejemplos de la gestión de la exalcaldesa.
LAURA L. DAVID
VALENCIA.- Ya avisaba en campaña y,
poco después de asumir la alcaldía, Joan Ribó declaraba en una
entrevista a Europa Press que con el PP "se disparó con pólvora de rey”,
algo que a su juicio los valencianos y valencianas estarán pagando
“durante muchísimo tiempo". Además de reprobar la corrupción popular,
Ribó suele citar entre sus grandes dolores de cabeza lo que considera el
lastre de una “pésima gestión” de Rita Barberá, que tras 24 años al frente del ayuntamiento de la ciudad dejó tras de sí.
Concesiones de contratos públicos adjudicadas o prolongadas en dudosas circunstancias, deudas por pagar, proyectos a medio hacer y entes públicos dependientes del consistorio en la bancarrota. Estas son, también, algunas muestras de la herencia que Barberá dejó en Valencia.
Concesiones de contratos públicos adjudicadas o prolongadas en dudosas circunstancias, deudas por pagar, proyectos a medio hacer y entes públicos dependientes del consistorio en la bancarrota. Estas son, también, algunas muestras de la herencia que Barberá dejó en Valencia.
La deuda de la Marina y la resaca de la Copa América
La resaca de la Copa América de vela dejó en Valencia una deuda que ya roza los 500 millones de euros por la construcción y mantenimiento de la Marina Real,
donde los equipos náuticos levantaron edificios convertidos ahora en
elefantes blancos, si no han sido ya destruidos (aunque aún no pagados).
Nadie en el Consorcio Valencia 2007 (la competición se celebró en la
ciudad en las ediciones del 2007 y una versión micro en 2010), formado
por el Ejecutivo central, el Consell y el gobierno municipal quiere
asumir su parte de la deuda, que se incrementa unos 20 millones de euros
cada año por intereses a los que no se hace frente.
Joan Ribó ha pedido al Estado que condone al Ayuntamiento el crédito de 370 millones de euros
concedido por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) que se solicitó
para construir la Marina Juan Carlos I. A su entender, la condonación
sería justa, al supone exigir al Estado “el mismo trato que recibió
Barcelona en los Juegos Olímpicos del 92, Sevilla en la Expo del mismo
año y Zaragoza en la Expo de 2008", casos todos ellos en los que el
Ejecutivo invirtió y “perdonó” las deudas.
El parking inacabado del Mercado Central
Trece millones de deuda por pagar y una rampa de
salida (o de entrada) por construir es el balance del parking inacabado
de la plaza Ciudad de Brujas, que debe dar servicio principalmente al
Mercado Central de Valencia, el más grande de la ciudad y una de las
joyas arquitectónicas más visitadas por los turistas. Fruto de un
acuerdo entre la conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio
Ambiente de Isabel Bonig (hoy presidenta del PPCV) y el anterior
consistorio popular de la ciudad, el pliego de condiciones para la
licitación de la explotación de este aparcamiento contemplaba en un
principio que la empresa concesionaria del servicio debería abonar por
adelantado y en un solo pago los 11 millones que costó la obra. Además,
la adjudicataria debería pagar seis millones adicionales para acabar la
segunda rampa de acceso que le falta al aparcamiento subterráneo y 1,2
millones más para urbanizar la plaza. Ante semejante oferta, el concurso
quedó desierto.
A principios de este año, Generalitat y Ayuntamiento anunciaron que redactarán un nuevo convenio para “desbloquear” la situación tras ocho años a vueltas con el estacionamiento. Finalmente, será el consistorio quien asuma los 13 millones a los que ascienden las obras y se hará una nueva licitación para finalizar el proyecto y su explotación.
A principios de este año, Generalitat y Ayuntamiento anunciaron que redactarán un nuevo convenio para “desbloquear” la situación tras ocho años a vueltas con el estacionamiento. Finalmente, será el consistorio quien asuma los 13 millones a los que ascienden las obras y se hará una nueva licitación para finalizar el proyecto y su explotación.
El Bus Turístico regalado cuatro días antes de elecciones
A cuatro días de las pasadas elecciones municipales,
el concejal de Circulación y Transportes Alberto Mendoza prorrogó la
adjudicación de la explotación del bus turístico de la ciudad a dos
empresas. El asunto no sería grave si fuera un negocio rentable, pero a
diferencia de los ingresos que obtienen ciudades como Madrid (3 millones
de euros fijos al año más un variable sobre ingresos) o Barcelona (6’25
millones al año de una empresa privada más los beneficios de otra
explotación pública) de las empresas que ofrecen el servicio, las
adjudicatarias valencianas contribuyen a las arcas públicas con 0 euros.
Así viene siendo desde 1999 y así seguirá, si no lo remedia el equipo
de Ribó, hasta 2019.
Casualmente, el director general de Transvía Tours, que explota el Bus Turístic de Valencia desde 1999, es el empresario detenido a principios de esta semana junto al exvicealcalde de Valencia, ambos sospechosos (sobornador y sobornado) de un delito de cohecho relacionado, precisamente, con las adjudicaciones de contratos del consistorio.
Según los cálculos a la baja de la actual concejalía de Movilidad Sostenible, el Ayuntamiento de Valencia ha dejado de ingresar al menos siete millones desde 1999 (medio millón al año) por esta “autorización gratuita” para gestionar el bus turístico que consideran un “trato de favor” al no contemplar que la empresa adjudicataria debería pagar un canon por la utilización del dominio público.
Casualmente, el director general de Transvía Tours, que explota el Bus Turístic de Valencia desde 1999, es el empresario detenido a principios de esta semana junto al exvicealcalde de Valencia, ambos sospechosos (sobornador y sobornado) de un delito de cohecho relacionado, precisamente, con las adjudicaciones de contratos del consistorio.
Según los cálculos a la baja de la actual concejalía de Movilidad Sostenible, el Ayuntamiento de Valencia ha dejado de ingresar al menos siete millones desde 1999 (medio millón al año) por esta “autorización gratuita” para gestionar el bus turístico que consideran un “trato de favor” al no contemplar que la empresa adjudicataria debería pagar un canon por la utilización del dominio público.
Una feria de congresos quebrada
Con su llegada a la alcaldía, Ribó se convirtió
también en el presidente del patronato de Feria Valencia, una
institución al borde de la quiebra con un agujero de 1.000 millones, 580
de ellos acumulados por una ampliación del recinto investigada por la
Fiscalía que la propia Barberá pilotó.
Feria Valencia es también el ente que regalaba periódicamente –tal y como ella misma reconoció, diciendo que era una “costumbre habitual”- a Barberá bolsos, pañuelos, bolígrafos y guantes de diferentes marcas de lujo durante los años más duros de la crisis. Solo entre 2007 y 2009, la exalcaldesa recibió obsequios por valor de 7.600 que Anticorrupción también investiga.
Feria Valencia es también el ente que regalaba periódicamente –tal y como ella misma reconoció, diciendo que era una “costumbre habitual”- a Barberá bolsos, pañuelos, bolígrafos y guantes de diferentes marcas de lujo durante los años más duros de la crisis. Solo entre 2007 y 2009, la exalcaldesa recibió obsequios por valor de 7.600 que Anticorrupción también investiga.
Valenbisi: la adjudicación de nunca acabar
La implantación del servicio de Valenbisi es una de
las últimas medallas que se colgó Barberá. En una ciudad plagada de
coches, de la noche a la mañana las calles se llenaron de bicis de
alquiler y se anunció a bombo y platillo la implantación de la “bici
pública”. Sin embargo, el servicio de Valenbisi de público tenía poco.
Ofrecido como contraprestación por la explotación de centenares de
soportes de publicidad en espacio urbano repartidos por toda la ciudad,
cuyos ingresos son desconocidos por la administración local, la empresa
JC Decaux es la mantenedora privada del servicio de alquiler de
bicicletas por el que además cobra a los usuarios, en un contrato que
liga a empresa y ciudad hasta 2029.Además, a pesar de que el contrato de licitación solo permitía un aumento del abono anual de 18 euros iniciales a 20, dejando cualquier subida posterior a un acuerdo entre concesionaria y Ayuntamiento, el equipo de Barberá aprobó su incremento hasta los 29,21 euros actuales. A cambio de ese beneficio empresarial, no ha habido contraprestación alguna los usuarios, aunque las peticiones de más estaciones en los barrios y mejor servicio no cesan. Ahora ese precio solo se podrá bajar si la empresa lo permite.
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