El dirigente de IU apela a evitar en el proceso asambleario abierto
la "lógica del refugio en una visión sectaria, ultrarreducida y
marginal de la política" y "la del enamoramiento" con el partido de
Pablo Iglesias
El diputado electo de UP-IU aboga por un gobierno progresista de mínimos y rechaza "que haya partidos y fuerzas sociales que presionan a favor de unas nuevas elecciones, que es el escenario favorito del PP"
"El derecho a decidir es necesario, hay que facilitar una consulta, pero no puede ser el obstáculo para mantener la LOMCE, la ley mordaza y otras reformas que hacen la vida imposible a mucha gente", asegura Garzón
El diputado electo de UP-IU aboga por un gobierno progresista de mínimos y rechaza "que haya partidos y fuerzas sociales que presionan a favor de unas nuevas elecciones, que es el escenario favorito del PP"
"El derecho a decidir es necesario, hay que facilitar una consulta, pero no puede ser el obstáculo para mantener la LOMCE, la ley mordaza y otras reformas que hacen la vida imposible a mucha gente", asegura Garzón

Alberto Garzón, diputado electo de IU-UP.
Marta Jara / Madrid
Alberto Garzón (Logroño, 1985) atiende a
eldiario.es en una cafetería próxima a su casa en el distrito centro de
Madrid. El diputado electo de Unidad Popular-Izquierda Unida saca un
hueco para esta entrevista en una agenda muy apretada tanto en lo
interno como en lo externo.
IU puso en marcha el
sábado pasado un proceso asambleario que debería dirimir hacia dónde va
la organización que nació en 1986 al albur de las movilizaciones
antiOTAN. Hay tres opciones y Alberto Garzón apuesta por la intermedia:
mantener la independencia de una fuerza política "claramente rupturista y
anticapitalista". A partir de ahí, todo está abierto, asegura el
dirigente. Incluso reeditar y profundizar la colaboración electoral con
Podemos y con otros partidos.
Además, Garzón está inmerso en las negociaciones para
elegir la Mesa del Congreso. La fecha de la votación es este mismo 13 de
enero y todo está en el aire. También la posibilidad de que IU-UP
encuentre una fórmula que le permita tener un grupo propio y dar
visibilidad al millón de votos que logró el 20D.
El Consejo Político Federal de IU ha abierto la senda hacia una asamblea ordinaria
por calendario pero extraordinaria por el contenido. Usted integra la
comisión que pilotará la cita de mayo. ¿Cómo se la plantea?
Es una oportunidad que hay que aprovechar no como una situación
ordinaria sino como una situación excepcional. Hace mucho tiempo que
dijimos que había que repensar la izquierda ya que tras cuatro años de
recortes brutales, el PP iba a volver a ganar las elecciones. Hay que
hacer una reflexión conjunta, ser audaz y adaptar la organización a los
tiempos políticos que vivimos: el país, la gente y sus condiciones de
vida han cambiado. Lo que hay que hacer es fortalecer el instrumento
para un tiempo que es muy distinto.
¿Se trata entonces de fortalecer IU o de ir hacia un nuevo instrumento que supere IU?
La asamblea de mayo es de IU. Será un espacio abierto para que
participe todo el que quiera y el primer paso de algo más grande.
Estamos hablando de fortalecer el instrumento para establecer
colaboraciones electorales. Seguimos hablando de Izquierda Unida y de
cómo fortalecerla. Eso implica una nueva dirección pero la clave está en
las nuevas formas democráticas, en introducir elementos como los
revocatorios y abrir un debate muy participado para que la militancia
pueda tomar la decisión.
¿Y después?
Tiene que quedar claro que el horizonte es de unidad popular, de
colaboración. Nunca de absorción ni de integración en ninguna fuerza.
Hay que evitar las dos lógicas que nos han intentado invadir: la del
refugio en una visión sectaria, ultrarreducida y marginal de la política
limitado a un espacio electoral del 1%, o la del enamoramiento con
Podemos, que tampoco es una posibilidad.
¿IU no va entonces a una asamblea destituyente para emprender luego un proceso constituyente?
No es una asamblea destituyente. Es una asamblea para fortalecer y
enriquecer IU. Y desde ahí, seguir caminando para fortalecer los
espacios de unidad popular municipales en los que participamos y poder
contribuir a que se puedan construir otros muchos, porque hemos visto
que es el camino. Pero son dos vías paralelas. La autonomía de una
proyecto de izquierda radical anticapitalista como es IU está
garantizada.
¿IU será entonces el instrumento político que sustentará luego alianzas electorales?
La lógica de IU siempre tiene que ser la colaboración electoral desde
el reconocimiento y la diversidad. No puede ser la marginación ni la
exclusión. En este país necesitamos un instrumento fuerte que preserve
una cultura política como la nuestra, con más de 30.000 militantes y un
millón de votos con UP. Todo ese bagaje tiene que servir para construir
algo mucho más potente, construir, en última instancia, un nuevo país.
Hoy hay elementos que no existían hace siete años y evidentemente la
organización tiene que ser distinta que entonces. Y ese es el debate en
el que nosotros nos insertamos.
Mencionaba antes la necesidad de cambiar la dirección en la asamblea de
mayo. En el CPF se aprobó una comisión que llevará las riendas de la
organización hasta la asamblea. En esa comisión no está Cayo Lara, ¿cuál
es el motivo?
El coordinador federal está
de facto en todos los órganos por su cargo. Puede participar en
cualquier comisión, no hay ninguna intencionalidad política. Es una
comisión que tiene que dirigir el proceso hacia la asamblea y garantizar
que los debates lleguen a toda la militancia. Vamos a hacer una primera
fase muy participativa en la que enviaremos cuestionarios a todas las
asambleas que sirven para animar y dinamizar los debates que vamos a
tratar en la asamblea. Queremos algo distinto a lo que hemos visto hasta
ahora.
¿Por ejemplo?
Podemos pensar en vez de en una coordinación general una
cocoordinación, que es algo que existe en otros partidos como ICV o el
Front de Gauche (Francia). O incluso otras fórmulas como portavocías
rotatorias o mecanismos de rotación.
¿Y cuál cree que debería ser?
No quiero tomar la decisión. Aparte de que no lo tengo muy claro no
quiero influir en el debate de la asamblea. Pero creo que la mera
oportunidad de explorar estas vías y salirse de esa visión del
hiperliderazgo al que estamos acostumbrados va a ser muy positivo.
Pienso en una izquierda que no dependa de un único líder.
Ya sea una jefatura al uso o una nueva fórmula de liderazgo, ¿es su intención formar parte de ese órgano?
No lo descarto, sería deshonesto hacerlo. Yo siempre estoy a
disposición de un instrumento político como es IU. Creo que tenemos dos
objetivos políticos muy claros. Uno es inminente: atajar la emergencia
social que vive nuestro país y para eso tenemos que hacer un instrumento
que haga frente a los desahucios, el hambre, la miseria y el desempelo.
Eso es inmediato y no podemos hacerlo solos, sino desde la
colaboración. Pero luego tenemos otro horizonte: nuestra sociedad no va a
poder sobrevivir en el tiempo a medio y largo plazo con este modelo de
producción y consumo que despilfarra recursos y machaca el medio
ambiente. Necesitamos cambiar el sistema económico. Por eso mi horizonte
es socialista y no tengo ningún problema en decirlo. Y un instrumento
que tenga ese mismo horizonte es necesario. Todo lo que sea estar al
servicio de esa causa, yo estoy a disposición. Por eso quiero que
podamos explorar esas nuevas fórmulas que no están basadas en la
estética de un personaje que domina la organización, sino a escenarios
participativos.
Mencionaba antes
las candidaturas municipales y las de confluencia en Cataluña y
Galicia, que han sido fórmulas de éxito desde un punto de vista
electoral, aunque no tanto en lo interno. Cayo Lara el sábado fue
bastante crítico con ambas coaliciones, que usted defiende. ¿Existen
esas dos almas en IU? ¿Son reconciliables?
Yo no creo que existan dos almas en IU. Existen muchas más. Venimos de
una tradición en la que afortunadamente la disensión es parte
fundamental. En cuanto a la confluencia, no hay dos almas en IU. De
hecho, IU en sí misma es una expresión de la confluencia. En esta
organización hay miembros del PCE, como yo, o de Izquierda Abierta que
ideológicamente están muy lejos. Y sin embargo formamos partes del mismo
proyecto porque encontramos cosas en común. La experiencia en Cataluña y
Galicia seguramente no sean perfectas y crean fricciones pero sí ha
quedado de relieve que la gente de la calle, que opera con códigos mucho
más sencillos que las direcciones de los partidos, valora muy bien la
unidad. Y esa unidad ha servido para romper el bipartidismo en Galicia y
Cataluña. Todo lo que sirva para generar un contrapoder que permita
cambiar la sociedad va a ser bienvenido siempre que se haga con un
programa rupturista de mínimos.
En el CPF del sábado se abstuvo en la votación del informe del
coordinador que criticaba estos espacios. Le insisto porque parece que
dentro de IU hay tensiones ideológicas que pueden ser más o menos
solventables pero hay otras más complicadas. Este mismo lunes, Gaspar
Llamazares aseguró que Podemos quiere trocear IU, el propio Lara y otras
voces con peso dentro de la organización lo han criticado. ¿No cree que
pueda haber una ruptura cuando haya que poner negro sobre blanco si se
va hacia eso?
No lo creo. Se trata de
asegurar un espacio autónomo y desde ahí colaboras con otros. Es lo que
ha pasado en Galicia y en Cataluña donde, es curioso, se han dado
coaliciones electorales que algunos denostaban como sopa de siglas. Y sí
ha funcionado electoralmente. Esto tiene que estar en el bagaje de lo
que vamos a hacer. No hay que ir a ningún espacio de integración dentro
de otra organización. No tenemos que absorbernos en otros. Colaborar es
la única forma posible para generar sinergias. La gente que ha votado
UP-IU ha votado eso, no es un voto prestado. Aquellos que abogan por
meterse en Podemos, para mí son insensatos.
¿Por qué?
Podemos es un proyecto político diferente a nosotros. Tiene sus
matices, sus diferencias y sin embargo se puede colaborar con ellos.
Pero siempre desde un espacio de reconocimiento. A veces los debates
están muy interpretados porque estoy convencido de que Cayo [Lara]
estaba a favor del pacto en Galicia y si se hubiera dado una coalición
electoral en el conjunto del Estado hubiera estado completamente a
favor. Soy consciente de que ha trabajado a favor de que se pudiera
hacer. Las tensiones se han generado porque solo se ha podido en algunas
partes.
En la reunión del Consejo Ciudadano de Podemos tras las elecciones Pablo Iglesias dijo que durante la campaña IU había roto puentes con su partido.
Usted dijo este sábado sin embargo que la campaña de IU había sido
"elegante". Desde cada lado se aprecia una realidad. ¿Se arrepiente por
ejemplo de haber dicho que Podemos aspiraba a ser la nueva UCD?
Yo creo que hemos sido muy elegantes a la hora de hablar de Podemos. A
lo largo de 2015 tuvimos acercamientos a ellos y a otras fuerzas y la
mayor hostilidad vino por parte de Podemos. Incluso Pablo Iglesias tuvo
que rectificar. Nosotros no respondimos porque no queríamos encerrarnos
en ese ámbito del barro al que se nos quería empujar no por Pablo
[Iglesias], sino por el escenario, Una vez que no se consigue el acuerdo
podemos discrepar políticamente. Cuando yo digo que Podemos ha girado
al centro o se ha moderado para asimilar el discurso de parte del centro
de este país y ganar votos no estoy diciendo nada nuevo. Estoy haciendo
una crítica porque creo que la solución está en la izquierda y el
propio Podemos reconoció que se habían moderado porque argumentó, creo,
"hemos madurado". Es legítimo y no vamos a ocultar las discrepancias que
tengamos aunque sean compañeros de un proyecto de transformación
social.
¿Han hablado Iglesias y
usted desde las elecciones? ¿Han entablado conversaciones para algún
tipo de colaboración en el Congreso?
Hablamos el día de las elecciones para felicitarnos por los resultados y
después para ver las hipótesis de la formación de Gobierno, que siguen
abiertas. Pero no de ningún tipo de colaboración porque estas deben ser
electorales y ahora no es el momento. Yo imagino que como en Andalucía
nos vamos a encontrar en el propio debate porque al final te encuentras
votando lo mismo. Sí hemos manifestado a todos los grupos que creemos
necesario un grupo de IU porque es importante que un millón de votos
puedan verse representados en los debates de envergadura que va a haber
en esta legislatura.
¿Y qué respuesta han obtenido?
En general, todos nos han dicho que les parece justo. Incluso el PP,
dentro del protocolo, nos han dicho que están para hacer lo que sea
justo. Creemos que el PSOE, Podemos y las confluencias pueden tener la
decisión clave para que nosotros tengamos visibilidad.
En esas confluencias hay personas de IU, ¿qué pasará si no tienen grupo propio?
Quienes se oponen a esos grupos argumentan que Pablo Iglesias y Podemos
se han auto otorgando todos los escaños y que eso hace que aunque
jurídicamente se cumplan las condiciones, de facto son todo Podemos.
Nosotros vamos a facilitar con humildad que tengan grupo. Si no lo
obtienen se daría un escenario casi de ciencia-ficción porque no hay
precedentes.
Volviendo al debate
en IU, da la sensación de que de las distintas tesis que se han
barajado sobre hacia dónde deben ir usted defiende la tesis de la
refundación, que es es una palabra que ya se ha utilizado en IU. ¿Qué
diferencia hay entre la actual y las anteriores?
No sé si llamarle refundación. Es la adaptación de nuestra organización
a los tiempos actuales. Y pasa por evitar dos tendencias: quienes se
quieren refugiar en el 1% y rechazar toda colaboración y quienes se
quieren integrar en Podemos. Y rechazo ambas. Tenemos que fortalecer un
instrumento autónomo que tiene 1 millón de votantes junto con UP y
seguir fortaleciéndolo con otra gente.
La comisión que dirigirá la organización hasta la asamblea está formada
mayoritariamente por gente del PCE. ¿Cuál es el papel del Partido
Comunista?
Las líneas que hemos estado
debatiendo en el partido son las mismas que estoy señalando yo. IU es un
instrumento, no un fin en sí mismo. Y tenemos que hacer crítica porque
los resultados son muy malos en un sentido general aunque puedan parecer
heroicos por cómo se ha hecho la campaña son muy malos. El PCE está
siendo catalizador de que se pueda dar un debate participado para crear
un instrumento claramente rupturista y anticapitalista.
Hablaba antes de una nueva dirección, ¿estará el secretario general del PCE, José Luis Centella?
Tenemos que ir a órganos de dirección mucho más reducidos. A una
estructura más ágil que huya de la burocratización y que apueste por el
papel de las nuevas tecnologías también en lo interno. Yo no pondría
ningún nombre, la clave no van a ser los nombres sino la línea política.
Vamos a una asamblea muy participada y no sabemos lo que va a decir la
gente.
Pero usted, que lidera esa senda, tendrá una idea de qué personas quiere que le acompañen.
Voy a poner un ejemplo que ahora está distorsionado por la actualidad,
pero el funcionamiento de la CUP en Cataluña y esos procedimientos
heredados del anarquismo y del anarcosindicalismo son algo de lo que
aprender. Los procesos no pueden estar en los nombres y apellidos de los
dirigentes, sino en los procesos. Y luego el dirigente ha de cumplir.
Estamos muy acostumbrados en las últimas décadas a dirigentes que
desoían la voluntad de las bases. Eso, entre otras cosas, nos ha hecho
actuar en IU Madrid. Hay que salir de ese esquema. Ya sé que los nombres
implican cosas, pero podemos dejar ese debate para el último momento.
Además de una organización menos bucrocratizada, ¿qué otros planteamientos hace usted para esa nueva IU?
Mayor horizontalidad, con órganos reducidos y flexibles con capacidad
de intervención mucho más rápida e instrumentos de fiscalización de los
representantes. Igual que hemos defendido los revocatorios para lo
público lo mismo podemos hacer en IU. Queremos recoger lo mejor del
movimiento obrero y de los movimientos sociales democratizadores. El
resto de partidos van a fórmulas cada vez más dependientes de liderazgos
individuales y creemos que hay que recorrer el camino contrario, como
enseñó el 15M. Con fórmulas democráticas más ágiles el debate es más
sincero y transparente y la voz de la militancia está más presente en
las decisiones de los dirigentes.
¿Están pensando en modificar el sistema de financiación de IU?
Nosotros no tenemos una vinculación entre cómo nos financiamos y a
quién servimos. Todo el mundo es consciente de cuál es nuestro discurso y
nuestra práctica con respecto a los bancos. Lo que sí es cierto es que
arrastramos una deuda, reducida en comparación con otros partidos, pero
que procede de los años 90 y que ha sido reducida año tras año. Esa ha
sido una de las grandes decisiones de Cayo Lara, con presupuestos más
austeros.
Para la financiación hay que ser muy
creativos. El crowdfunding puede ser una herramienta, pero vamos a
necesitar mecanismos en la administración pública que permita a todo el
mundo hacer política. Si vamos a una campaña en la que cuatro partidos
tienen una hipervisibilidad que nosotros no tenemos lo debemos compensar
con actos que suponen contratar sitios que cuestan dinero. Y ahí hay
una desigualdad. Con una ley de campaña igual y plural todos gastaríamos
mucho menos dinero.
Este fin de
semana el Parlamento de Cataluña ha elegido al presidente de la
Generalitat después de meses, ¿qué cree que pasará en el Gobierno de la
nación? ¿Y qué preferiría?
Es evidente que
va a haber presiones para una gran coalición. Pero al mismo tiempo habrá
otra presión, la de la calle, que quiere un gobierno progresista. Eso
no significa que cumpla nuestro programa al 100%, pero sí tenemos
mimbres para derogar la LOMCE, la reforma laboral o la ley mordaza. Y
para paralizar los desahucios, reformar el sistema hipotecario, poner en
marcha un plan de empleo público, etcétera. Si eso es posible, no
entiendo que haya partidos y fuerzas sociales que presionan a favor de
unas nuevas elecciones, que es el escenario favorito del PP. Si hay
nuevas elecciones por la imposibilidad de un pacto a la izquierda del PP
va a salir muy fortalecido.
Para ese acuerdo de mínimos, y dado que IU y EUiA forman parte de las
confluencias, ¿es el derecho a decidir y un referéndum en Cataluña uno
de esos mínimos?
El derecho a decidir es
necesario, hay que facilitar una consulta, pero no puede ser el
obstáculo para mantener la LOMCE, la ley mordaza y otras reformas que
hacen la vida imposible a mucha gente. No lo pondría nunca como un
elemento imprescindible salvo que quisiera elecciones anticipadas y que
el PP las ganar de forma abrumadora.
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Tal cual. De momento caminamos. Andando y viendo para construir juntas lo que tenga que ser. Nada está predeterminado políticamente salvo el bien común, la unidad de lo plural, los medios tan limpios como los fines, la escucha mutua, el debate sano y las ganas de cambio. Y alegría. Una alegría que nada consigue arrancarnos de nuestro corazón com.unitario y popular. Y esto ya es muchísimo.
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