El
recinto del Poliesportiu del Cabanyal (un barrio del Marítimo, el más castigado y abandonado por la anterior alcaldesa Rita Barberá, tan pródiga ella en 'barberidades') está a rebosar desde antes de las
11. Tiene un aforo de 2000 personas y a las 11'35, cuando empieza el
acto ya no hay ni un sólo sitio vacío, los que llegan tarde se deben
quedar de pie. Música de fondo, pantallas a los lados de la tribuna y un
panorama multicolor con gente de todas las edades. Los niños también.
Banderas rojas, de IU-UP, y republicanas ondean sobre nuestras cabezas
llenando el aire de color y de alma. Suena el rap "Levántate Pueblo"
poniéndonos los pelos como escarpias y aunque casi no conocemos a nadie,
- y como afortunadamente no somos cinco o seis, apenas podemos
encontrar a las y los compas conocidos- las miradas de complicidad y de
cariño, las sonrisas y los gestos amistosos indican que estamos en
casa. En la casa del pueblo. En la fetén. Como la llamó el viejo Pablo
Iglesias. Y a una le da por pensar que si hay aún socialismo, está aquí,
vivito y coleando. Entrañable, generoso, optimista y grande de miras.
Noble de verdad, mucho más que exhibicionista. Rezuma aroma a
trabajadoras y trabajadores de cualquier rama social. Dignidad. Y amor
del bueno.
Abre
el turno de palabra la presentadora, una joven desconocida que nos
recuerda por qué estamos allí y cita desde el corazón a los dos
compañeros policías muertos en la ratonera de Kabul y a las mujeres
asesinadas en lo que va de año por el otro terrorismo: el machista, y un
emotivo minuto de silencio nos une aún más como familia humana.
Los
ponentes y aspirantes electorales son Lorena por el Senado, Roser y
Ricardo por el Congreso y Alberto por la Moncloa. Su palabra, la de los
cuatro, está viva y cargada de realidad, están diciendo y analizando lo
que compartimos entre todos, la misma verdad cotidiana, ésa que los
discursos oficiales no consiguen ocultar. No hay nada esencial que no se
haya puesto de manifiesto y la verdadera confluencia de almas, mentes y
corazones es más que patente. A mi lado una joven muy encopetada y
super puesta, a la que por el aspecto se podría identificar más con C's o
el pp que con IU-UP, graba el acto y se emociona hasta las lágrimas y
aplaude hasta la extenuación.
Los
candidatos recogen la respiración de la calle y la comparten con la
calle, que somos todos, y ellos como todos y todas. Recogen la herida
social y despliegan el instrumental sanador de un programa que entre
todos hemos ido elaborando durante meses, basado en la experiencia que
compartimos y conocemos. Las primarias llenas de palos en las ruedas y
de zancadillas de lo más rastrero han conseguido que los actuales
candidatos y candidatas sean de verdad los nuestros, no sólo los de IU
sino los de todos electores, de cualquier procedencia, que quisieron
participar y pudieron hacerlo a pesar de las trampas infames que se
hicieron por internet para impedir el censo y el voto telemático. Se
organizaron en pueblos, ciudades y comarcas y votaron en persona si no
lograban hacerlo on line. Por eso mismo cada votante valora la fuerza y
la verdad de su voto ya personalizado en los candidatos elegidos.
El
acto es arrollador, entusiasta y original. Nunca se repiten. Aunque se
toquen los mismos temas, en cada ocasión hay un toque nuevo espontáneo y
fresco,imprevisto y sin estrategias de aparato. El de la verdad sin
tapujos que conecta lo eterno con el instante. Podría llamarse magia
pero yo lo llamo proceso cuántico. Lorena, Roser y Alberto hablan en
castellano. Ricardo en Valenciá, no por hacer la rosca, sino porque él
normalmente, y más en Valencia, emplea su lengua materna y se expresa en
ella. Lo sé de buena tinta porque ha venido muchas veces a currar en
grupos de trabajo y parla sempre la seua llengua.
Tal
vez, precisamente, por las dificultades y exclusiones inexplicables,
por las malas artes que ha habido que superar, el resultado está siendo
algo imprevisible y para muchos, sorprendente. En vez de desanimar, toda
esa trama de zarpazos solo está consiguiendo animar conciencias y
despertar sensibilidades y ganas de caminar hacia el bien común por
encima de todo obstáculo interpuesto, desde una izquierda auténtica y
sin maquillar. Y es que el camino de la ética y de la limpieza de miras,
ya es en sí mismo estimulante y reconfortante. Hace crecer. Quizás sea
la energía sana la que produce la paz interior y la lucidez de la mente.
Quizás sea lo bien que se descansa y se duerne tras las duras jornadas
electorales, cuando se tiene la conciencia en paz y el esfuerzo no es
para el ego, sino para le hermandad humana en la que estamos inmersos.
Quizás sea que las almas grandes se crecen donde se hunden las almas
melindrosas e interesadas en menesteres de baja vibración. Debe ser eso,
porque si no no se explica que con tanto afán de aplastar IU-UP, cada
día esté más animosa, fuerte y convencida de que su puesto es la
vanguardia de la decencia y de la transparencia, el servicio en vez del
mando, el valor de avanzar por caminos nuevos en vez de conformarse con
el suelo trillado y corrupto que hay, sin menospreciar a nadie, sin
pretender eliminar rivales a los que ve solo como compañeros de camino y
parte de la misma realidad que todos compartimos, mucho más cerca del
diálogo y la cooperación que del entuerto, el fastidio, la patada, el
ninguneo y el ultraje. Las almas grandes no se detienen en la miseria que las agrede porque no las comprende,
saben que es transitoria y que detrás del invierno, inexorablemente
llega la primavera y el amanecer marca el fin de la oscuridad.
Hoy, spinozianamente, hemos disfrutado de la alegría que produce la sana conciencia de ser y ser juntos.
Ese sentimiento creador de vida abundante, cuya fuente no está en el
exterior ni depende de factores ajenos, sino en nuestro espíritu
intercomunicado. Y sólo cuando se llega a experimentar colectivamente
algo así, caen las murallas de Jericó y los enemigos que rodeaban la
ciudad se retiran sin que nadie los combata y nadie comprenda por qué de
repente sus bastiones se derrumban, sus armas se encasquillan y sus
vituallas se les pudren. Mientras para los corazones que laten a la
izquierda y tienen la sangre roja sin nada de azul que la tergiverse,
entonces, en lugar de himnos bélicos y fanfarrias de guerra suena "Al
vent", la hermosa canción de Raimon. "Al vent, la cara al vent, al vent
del món. Buscant la llum, buscant la pau, buscant a Déu, al vent del
món"
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