Ayer no pasó nada. El Parlament aprobó iniciar el camino a la
independencia, y Rajoy juró defender la unidad de España. Es decir, no
pasó nada.

EFE
Es archiconocida la anotación de Kafka en su diario
el 2 de agosto de 1914: "Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia.
Por la tarde, clase de natación". Con tal pachorra saludaba el escritor
nada menos que el arranque de la I Guerra Mundial.
Yo
imagino estos días a muchos españoles (catalanes incluidos) escribiendo
entradas similares en sus diarios: "Hoy Cataluña se independizó. Por la
tarde, clase de natación". "Hoy se produjo la crisis más grave desde el
23-F. Por la tarde, partida de dominó". "Hoy hubo un golpe de Estado.
Por la tarde, tercera temporada de House of cards".
No es que compare el procés con la
Gran Guerra, ni piense que nos hemos vuelto todos kafkianos. Más bien
es que, mientras España se rompe, Cataluña desconecta, sufrimos un golpe
de Estado y vivimos el peor momento desde el 23-F (o incluso peor que
el tejerazo, según alguna periodista), sospecho que para la mayoría la gran noticia hispanocatalana de noviembre será… el Madrid-Barça de dentro de dos semanas.
Y hacen bien. Porque por debajo del ruido, los aspavientos y los
tertulianos sofocados pidiendo un vaso de agua, lo cierto es que ayer no
pasó nada. Nada. La mayoría del Parlament aprobó iniciar el camino
hacia la independencia, sí, pero no pasó nada. El presidente del
Gobierno juró defender la democracia y la unidad de España. Es decir,
que no pasó nada.
A muy largo plazo sí, por supuesto:
la votación de ayer es un hito más en un camino que quizás algún día
acabe en un Estado propio. Pero no será ni el año que viene ni la
próxima década, pues el independentismo no cuenta aún con una mayoría
social suficiente para ese viaje. Para iniciarlo sí, pero no para
culminarlo, no tan pronto. Y lo saben.
Lo saben, en
primer lugar, los propios promotores. No dudo de que la CUP quiere la
independencia, pero saben que necesitan más fuerza para lograrla, y
sobre todo saben que con Mas y los restos de Convergencia no llegarán
muy lejos, de ahí la resistencia a mantenerlo al timón. Lo sabe Mas, que
no debe de tener tantas ganas ni prisa en conseguir la independencia
cuando la supedita a su permanencia en el cargo. Y lo saben también
Rajoy, y Sánchez, y todos esos políticos y
periodistas alarmistas que, como sigan gastando tanta pólvora por solo
una declaración de inicio del inicio del inicio del proceso, se van a
quedar sin fondo de armario verbal para cuando llegue el día de la
independencia.
Yo imagino a Artur Mas anotando ayer
en su diario: "Hoy iniciamos el proceso de creación del estado catalán
independiente. Por la tarde, clase de natación". A Rajoy escribiendo en
su cuaderno: "Hoy se consumó el desafío soberanista. Por la tarde, el Marca y un puro". Y al director de periódico, columnista o tertuliano: "Hoy se produjo un golpe de Estado. Por la tarde, paddle".
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