por Joseba Achotegui
La celebración este año del 60 aniversario de la muerte del
gran paleontólogo y a la vez místico Pierre Teilhard de Chardin
constituye sin duda un buen momento para acercarnos a la obra de una de
las personalidades más carismáticas, influyentes y controvertidas
del siglo XX. Nieto del mismísimo Voltaire, famoso por su radical
anticlericalismo, el jesuita Teilhard de Chardin no comprendía que
pudiera haber contradicción alguna entre evolucionismo y
espiritualidad, en una época en la que Darwin era para la religión,
anclada en las teorías fixistas más reaccionarias, “el dedo del
diablo”.
Pero Teilhard fue un hombre capaz de mover los cimientos de la
doctrina de la mismísima Iglesia Católica, que a los pocos años de su
muerte reconoció su obra y modificó su rechazo a la evolución
favoreciendo que, de modo muy positivo, la ideas de Darwin fueran
aceptadas por centenares de millones de personas, ampliando
extraordinariamente el espacio de influencia de las teorías
evolucionistas.
Pero Teilhard, además era un místico. Cuando los demás colegas
salían de la excavación y colgaban las botas de paleontólogo, él
escribía de mística. Sus obras, perseguidas por la censura, se
publicaron como borradores, que iban de unas manos a otras, hasta su
muerte. Pero no renunció a sus ideas.
Teilhard es un evolucionista radical, incluso escribe la palabra
con mayúscula. Sabe que las resistencias a la evolución, a su avance,
tarde o temprano no servirán para nada. De todos modos para él fue
tarde. “El fenómeno humano”, su libro más relevante y que fue publicado
póstumamente, llevaba en las primeras páginas la adhesión de decenas de
profesores, investigadores…como un escudo protector, como avaladores,
ante el temor a la censura.
El propio autor relata que ya en el noviciado de jesuita quedó
fascinado por la teoría de la evolución, “ la palabra evolución me
venía una y otra vez a la cabeza…….Esa palabra mágica –evolución- que
sin cesar volvía a mi pensamiento como un estribillo, como un sabor,
como una promesa, como una llamada… (El corazón de la materia).
Pierre Teilhard de Chardin nace en 1881 en la zona volcánica de
Auverne, en el límite entre la Francia occitana y la Francia del norte.
Su vida y su obra se hallan también en la frontera entre la ciencia y
la mística. Muere en el exilio, en Nueva York , en 1955.
Para Teilhardl, el poder de los hombres es como esos castillos de
arena que construyen los niños en la playa. La marea se los lleva
irremisiblemente. La gran marea de la Evolución se lleva por delante la
ignorancia, el aferramiento al poder, tan frecuente en todas la
instituciones.
Trabajaba en el Museo Botánico de París, era un joven profesor con
un prometedor futuro como investigador. Pero una filtración de unos
borradores sobre la mística de la evolución que desaparecen
misteriosamente de su despacho le enfrenta a la censura. No se retracta y
es enviado a China.
Teilhard pasará la mayor parte de su vida en China de 1926-1946.
Allí escribe entre 1938 y 1940, “El fenómeno humano”. Sigue la
tradición jesuítica de la vinculación con Asia y de hacer de puente
entre Oriente y Occidente: San Francisco Javier, Mateo
Ricci,.Arrupe…Vuelve a Francia tras la revolución china de la que
consigue escapar refugiándose en la embajada francesa en Pekín.
Se pueden establecer paralelismos con otros místicos como Santa
Teresa que también sufrió la censura, con San Juan de la Cruz que hasta
tuvo que escapar de la cárcel, o San Ignacio también estuvo preso por
la Inquisición. Podríamos decir aplicando las teorías de Foucault que
el poder y la mística, con su libertad radical, nunca se llevaron bien.
Y es importante resaltar que la mística forma parte de la creatividad
humana, con una larga tradición en las todas las culturas del planeta,
y no forma parte del área del trastorno mental como plantea la
psiquiatría reduccionista actual para la que la salud mental es la mera
adaptación a las normas sociales dominantes, cercenando la enorme
psicodiversidad de la mente humana, de la que forma parte la mística en
todas las tradiciones culturales.
Al regresar a Francia a consecuencia de la revolución china, Teilhard
sufre su primer infarto y una depresión. Se tiene que exiliar ahora a
Nueva York aunque realiza investigaciones en todo el mundo: Africa del
Sur, Latinoamerica… Su etapa final fue muy difícil. Sin embargo, apenas
unos años después de su muerte se inicia el Concilio Vaticano II y
Teilhard será uno de sus más importantes inspiradores, todo un
referente. La gran marea de la Evolución, en la perspectiva de Teilhard.
ha hecho finalmente su camino allanando las resistencias.
Tanta tenacidad, tanta generosidad, a pesar de la incomprensión, no
serían en vano y acabaron teniendo su premio. Murió pensado que su obra
no era aceptada y comprendida. Por todas estas circunstancias
personales, por su rebeldía, Pierre Teilhard de Chardin, ha entrado en
la leyenda.
No es que finalmente sus ideas sean reconocidas, es que sus ideas
evolucionistas forman parte de esa marea que hace que los viejos
castillos de la resistencia, acaben cayendo. El mismo formaba parte de
esa fuerza evolutiva en la que tanto creía.
La Evolución para Teilhard permite superar de una vez la dualidad
mente-materia, un grave error para él. Desde su visión mística, el
corazón de Dios se halla en el corazón del mundo atravesado por la
presencia de lo divino, lo que denomina “el medio divino”. La acción
creadora de Dios tiene lugar a través del inmenso proceso evolutivo del
universo.
“Todo lo que yo puedo llegar a escribir es solo una parte de lo que
siento que se asemeja al fuego” , escribe. Como es sabido, la
referencia al fuego es fundamental en todas las tradiciones místicas
desde Oriente a Occidente. “Soy un viajero entre diferentes mundos”,
escribirá también.
“ Desde un punto de vista meramente positivista, el Hombre es el más
desconcertante y misterioso de los objetos descubiertos por la
ciencia……el Hombre tal como la ciencia consigue reconstruirlo es un
animal como los demás, tan poco diferenciable por su anatomía ….pero por
los resultados biológicos de su aparición ¿no es justamente algo muy
diferente? (Página 169. El fenómeno humano).
Plantea que la evolución es un complejo proceso que puede ser
estudiado desde la ciencia y que conduce hacia un punto omega. “ una
colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de
superconciencia” . Se puede ver aquí una premonición de la idea de
internet. La materia evoluciona hacia el espíritu desde los
planteamientos de Teilhard.
Desde su perspectiva mística, La Evolución conduce a la complejidad, a
una gran unidad. Considera que hay “una energética” un motor en la
evolución que tiende a la unidad y al amor. Considera que el amor es la
base de la felicidad humana.UBICACIÓN DE TEILHARD EN EL EVOLUCIONISMO En su radicalidad evolucionista, Teilhard se parece a Richard
Dawkins. Pero salvo en ese aspecto no pueden ser más opuestos. Dawkins
concibe la evolución con su teoría del gen egoísta, como una lucha
despiadada, a muerte, entre linajes genéticos, una cruel lucha de
gladiadores.Teilhard considera que la energía del universo es el amor y que el
egoísmo es la más negativa de las fuerzas que existe. Para resaltar aún
más la diferencias, Dawkins es un ateo militante radical: ha llegado a
pagar hasta campañas contra la religión en autobuses en Inglaterra.
Como es sabido existen dos grandes corrientes en el evolucionismo: la corriente que enfatiza la importancia de la competición (el pez grande se come al chico) y la corriente que enfatiza la importancia de la cooperación en la evolución
Obviamente los planteamientos de Teilhard se ubicarían en las teorías de la colaboración. Desde esta perspectiva serían las adiciones de partes del ADN, la creación de conjuntos, la emergencia de nuevos funcionamientos, lo que explicaría los grandes cambios evolutivos. Estos planteamientos fueron sostenidos por Bakunin, y desarrollados por Dimitri Merezhosky y Margulis. Los grupos que son más solidarios entre ellos son seleccionados, tienen más éxito evolutivo, porque son más consistentes. Aunque la solidaridad humana se tiende a dar sobre todo dentro del pequeño grupo,” los nuestros”: los del otro lado del río son, con frecuencia, vistos como enemigos, tal como tenemos ocasión de ver tantas veces
La perspectiva de Teilhard se ubica también dentro de las teorías evolucionistas que postulan la existencia de convergencias evolutivas: la evolución sigue ciertos caminos. Se puede afirmar como ley, que dadas similares condiciones las especies tienden a hallar similares soluciones para adaptarse a esas condiciones. Si se volviera a repetir la evolución, volvería a ocurrir lo mismo desde la perspetiva de la convergencia evolutiva
60 años después, la obra de Pierre Teilhard de Chardin, sigue planteando, en el límite entre la ciencia y otras formas de conocimiento humano como la mística, inquietantes y apasionantes preguntas acerca del radical misterio de la existencia humana
NOTA: el pasado día 23 de octubre se celebró una Jornada sobre esta temática, titulada “Ciencia, cultura, espiritualidad. Teilhard de Chardin, 60 años después” en el Aula Magna de la Universidad de Barcelona. Pueden verse todas las intervenciones en los siguientes links
http://www.ub.edu/ubtv/video/espiritualidad-ciencia-y-cultura-teilhard-de-chardin-60-anos-despues-parte-1
http://www.ub.edu/ubtv/video/espiritualidad-ciencia-y-cultura-teilhard-de-chardin-60-anos-despues-parte-2
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