La democracia debe haber quedado solo para las ruedas de prensa y el drama para los telediarios
Los mismos mandatarios que pronuncian grandes
arengas ante las cámaras de televisión llamando a la defensa de valores
que califican de sagrados como la libertad o la justicia, los mismos
líderes mundiales que nos avisan de la urgencia de hacer algo ante la
inminencia de otro ataque despiadado en cualquier momento y en cualquier
lugar, se reúnen una y otra vez para dejarlo todo exactamente como
estaba, mantener sus posiciones, vigilarse unos a otros y demorar
cualquier acción o decisión anteponiendo sus intereses geopolíticos y
económicos por encima de cualquier otra consideración o imperativo
moral, ético o legal.
La democracia debe haber
quedado solo para las ruedas de prensa y el drama para los telediarios.
En el mundo real se juega a otra cosa que solo deben saber los mayores y
la gente importante.
Francia bombardea con intensidad el bastión de ISIS en
Siria, una ciudad habitada por más de doscientos mil civiles. La
aviación francesa se concentra en destruir su arsenal y su cuartel
general, cuentan las crónicas, con precisión militar. Tras meses de
bombardeos, desde la más completa ignorancia castrense, cabe preguntarse
o bien qué se ha estado bombardeando exactamente hasta ahora, o bien
cuánta es la efectividad de semejante táctica, o bien cómo y de quién
obtienen los terroristas semejante arsenal que cuesta tantos meses
destruir.
Parece que unas cuantas cosas han fallado y fallan en los sistemas de detección, vigilancia y seguimiento de las redes terroristas, no en las leyes que garantizan las libertades ciudadanas
Los asesinos eran en su mayoría jóvenes con nacionalidad
o residencia francesa o belga, algunos fichados como radicales y otros
como delincuentes comunes. Se trata de un patrón que se repite respecto a
atentados anteriores. De visitar los calabozos por delitos menores a
visitar campos de entrenamiento terrorista. Sin embargo se nos anuncian
nuevas medidas para castigar aún más a los refugiados que todavía
esperan que cumplamos nuestras promesas del verano.
Parece que unas cuantas cosas han fallado y fallan en los sistemas de
detección, vigilancia y seguimiento de las redes terroristas, no en las
leyes que garantizan las libertades ciudadanas. Los sospechosos salieron
del radar de la policía porque no había alguien para vigilarlos, no
porque lo ordenara un juez en defensa de sus derechos constitucionales.
Sin embargo se promueven cambios drásticos en las leyes fundamentales
para recortar los derechos y libertades de todos y convertir los estados
de excepción en una normalidad a la carta para el gobernante en apuros.
De revisar, mejorar y financiar las políticas públicas que no logran
que barrios enteros de urbes europeas se conviertan en guetos donde
sembrar el odio y la violencia ya ni se habla. Eso parece cosa de
progres blandos de mente o de principios; y estamos en guerra.
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