sábado, 6 de junio de 2015

Ser o no ser; la encrucijada de Susana Díaz y de Ximo Puig


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Llegan momentos en la vida en que, por fuerza, nos vemos obligados a definirnos desde la raíz de lo que somos, que va más allá de lo que pensamos por inercia. Tenemos que elegir forzosamente entre ser o representar. La representación es pasajera y pertenece a la comedia pactada de lo puntual y perentorio; la esencia es inmutable, reside en la conciencia y su voz no nos deja vivir si no la escuchamos y no actuamos en consecuencia coherente. 

En esa tesitura se bandea en estos momentos el Psoe en Valencia y en Andalucía. Ser o no ser. Tragar o no tragar el sapo, ¿a un lado o al otro?. Realmente en estos días, mucho más que en las urnas, se está decantando quien es quien y desde qué lado del campo se juega el partido de los próximos cuatro años en la política territorial. Creer que como hasta ahora ha venido sucediendo, que la cosa va de Juego de Tronos y de asientos en la presidencia es un error. No está en juego la personalidad ni las siglas de los portavoces. Están en juego los valores fundamentales de aquello que la ciudadanía ha decretado en las urnas: una mayoría plural consensuada para gobernar la hecatombe de otra lista hipertrofiada, monolítica, acrítica, dogmática, autómata y terrible por su corrupción sin fin y su carencia absoluta tanto de inteligencia emocional como de moral pública y de ética esencial. 

En Andalucía la presidenta Díaz tiene muy claras sus penumbras: prefiere tantear muy de cerca a Ciudadanos y al pp o incluso convocar nuevas elecciones, con el gasto y pérdida de tiempo que ello supone, si Podemos e IU, le ponen como condición que el Psoe limpie la basura de su corrupción y acepte el plan de ayuda a los machacados por un régimen que hasta ahora se ha mostrado más dócil a la banca y a sus diseños financieros, que a la Justicia y a los DDHH. O sea, a la Ética.
En Valencia Ximo Puig se las tiene que ver con que habiendo obtenido 23 escaños en las urnas, no va a poder acceder a la presidencia autonómica si no acepta las líneas rojas que proponen Compromís y Podemos, con sus 19 y 13, escaños respectivamente, con las mismas motivaciones que en Andalucía: la prioridad de eliminar la corrupción sin contemplaciones y la regeneración ética de la sociedad, comenzando por los DDHH, con todo lo que eso implica. En realidad, tratándose de la izquierda, este tripartito debería ser lo ideal y así se ha votado, con esa idea. Pero de momento Puig prefiere no aceptar y mira a la derecha de reojo por si las condiciones para alcanzar el sillón se presentasen más fáciles y menos escrupulosas. 
Ya la duda, la misma consulta en sí, debería ofender al propio socialismo. París pudo valer una misa para Enrique IV de Francia, pero en la España del siglo XXI,  arruinada por la derecha y su neoliberalismo cruel, laica, aconfesional y cada vez más agnóstica en lo que se refiere a la fe partidócrata, ya no hay misas que valgan para estas tesituras. Se es o no se es. A Puig y a Díaz les ha tocado el papel de Hamlet. En sus manos está elegir la voz de la conciencia, donde suenan los ecos del querido espectro de Pablo Iglesias Senior, recordándoles quienes son o deberían ser, o seguir el rollo de la corte corrompida, donde se liquidó al rey legítimo para que reinasen el hermano cainita y la viuda adúltera hermanados por el mismo crimen: en este caso la muerte de la justicia social en manos de la mafia internacional del dinero FMI fashion, pasada por la UE, su CE y su BCE. 
Díaz y Puig, el Psoe, tienen en sus manos ahora mismo una gran responsabilidad, que consiste en elegir según su esencia socialista que nos lleva a la regeneración y a la presión sobre una Europa en proceso deshumanizador o según el miedo y la costumbre del mejunje miserable y cutre de siempre que nos lleva a la ruina sumisa, como viene siendo habitual, desde que se diseñó nuestra pérdida de soberanía y se desmanteló toda la infraestructura productiva que nos daba de comer y de trabajar para convertirnos en consumidores de lo que producen los demás y de esclavos de lo que legislan para prohibirnos ser productores de nuestros recursos básicos. Todo eso está en juego, aunque no lo parezca. Asociarse con el pp, puede ser la puntilla para el Psoe, tanto como hacerlo con C's, -una incoherencia oportunista y prefabricada, que acusa a Compromís de "nacionalismo" y cuya representante en Valencia, paradógicamente, no puede decidir nada al respecto "sin consultar con Barcelona" según ha confesado...- 

Está más claro que el agua que el Psoe se está jugando el tipo como partido decisivo en la política gestora española. Si pacta con el pp o con C's, que son galletas de la misma harina, perderá lo que aún le queda de credibilidad y la dignidad de su tradición socialista será sólo historia. Si decide aceptar el reto de la evolución social y mental, es decir si consensúa con los valores de la regeneración moral, política, económica y social, aunque no tenga el sillón -que es una insignificancia en sí, sólo hay que ver lo que ha llegado a sentarse en él en los últimos tiempos, para darse cuenta de que ahí puede llegar un cualquiera, porque quienes han batido el cobre han sido Compromís e IU denunciando sin parar y sin miedo, mientras el Psoe dejó sólo a Luna ante el morlaco, el único socialista que dio la cara con valor, mientras Plá o Alarte se dedicaban a la vie en rose y Alborch a hacerse fotos- . Si por fin, Puig consensúa y acepta lo que le toque sin más apegos a la hipótesis del cargo, y con el bien común como meta mucho más que el afán por el asiento, el Psoe daría una lección magistral de democracia verdadera, de que le preocupa mucho más la regeneración del tejido social y político, que el triunfo de una sigla que carecería de contenido sin  el bien común y el consenso que lo hace posible. Así ha sucedido en el Ayuntamiento, donde el candidato socialista a la alcaldía sí ha sabido estar a la altura y comprender el momento político, lo que pide la ciudadanía y lo que hay que trabajar y qué programas hay que apoyar porque son los más adecuados para ello. Ejemplar y humilde, ha preferido Compromís a que gobierne Rita Barberá otra vez sólo por cabezonería de siglas y pactos contra natura. Una sabia decisión salomónica que todas y todos le agradeceremos siempre y tendremos en cuenta a la hora de confiar.  

Creo que los españoles de bien tienen derecho a un partido socialista del que nunca más tengan que avergonzarse o bien porque se corrompe como cualquier club de caciques impresentables o bien porque no le importe ser cómplice pactando con corruptos, caciques depredadores o  afines, de viejo o nuevo cuño  si con ello pilla un sillón. Se echa de menos un Pérez Tapias. De verdad. Más por ser hombre de Ética que hombre de siglas.


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P.D.

Y para que no olvidemos lo que pasa cuando la duda no deja hacer lo adecuado y con ello permitimos que la bestia salvaje que define Camus, se convierta en partido que gobierna:
Pujalte ( pp) en una entrevista de Pepa Bueno, preguntado por uno de sus chanchullos: "No es ético, pero es legal"



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