sábado, 5 de enero de 2019

Un nuevo equilibrio nos reclama


Se está acabando el tiempo disponible y cada vez más veloz en su carrera, y en un espacio cada vez menos disponible, como el de este mundo. 
Los viejos esquemas se derrumban per se derrotados por una realidad ya irreversible. Tiempo de trascender. Tiempo de transiciones profundas y forzosas. Necesarias y de una urgencia exponencial. No cambiemos como sin querer las letras, así por lo bajini, son transiciones, y no transacciones, ¿vale?

Conciliar opuestos es fundamental para que la vida no se convierta en un infierno constante de egos a la parrilla. Pero, ojo, que conciliar no es amañar ni comulgar con ruedas de molino cada dos por tres, ni ceder de un lado y de otro, para que todo siga igual pero con menos tensiones y menos incómodas con lo que hay, sino descubrir juntos aunque desde planos y miradas diversas, lo que en realidad necesitamos para ser mejores ( no más poderosos ni más millonetis, ni más marimandonas, ni más cuquis y famosetes, triufadores(¿?) y molones, que en realidad son las antípodas de lo que tan urgentemente precisamos)

Un cambio profundo en el concepto de la estructura geopolítica y organizativa de los estados es ya inevitable, por el mismo hecho de la evolución y la globalización dela humanidad. Una democracia no es compatible con  hegemonías de nungún tipo, mucho menos con una monarquía. Tampoco con el dominio de mayorías absolutas, ya sean dictatoriales como parlamentarias, una democracia significa pluralidad y cooperación también y sobre todo en la gobernanza. Las rivalidades, chanchullos, zancadillas, palos en las ruedas y competitividad adolescente entre los representantes que cada día representan a menos personas, y tan típicas de lo que venimos padeciendo  hasta ahora, ya no son cívica, política ni éticamente rentables. A la vista está.Las pseudoideologías se han convertido en un anfiteatro romano donde los partidos son gladiadores ya insoportables como espectáculo y menos deseables aun como posibles gobernantes. La politeia del demos se abre paso en medio del caos y traza sus líneas maestras, paso a paso, pero ya de un modo irreversible. No se identifica con los gestores disponibles. Se aleja de ellos. Ya no los admira como en el pasado. Y va, desde la indiferencia y el disgusto, por otros derroteros más creativos. Nada fáciles, es cierto, pero mucho más dignos y regeneradores de conciencia y hasta de satisfacción no cuantitativa, pero sí fundante de algo nuevo, de una complicidad que produce un bienestar desconocido hasta ahora. Por el que no hay que pagar impuestos, para más inri. Porque resulta que ¡la conciencia es gratis! Y sí, de ella, también se come, porque es creativa y tiene recursos que no se conocen hasta que aparecen como creación colectiva e individual que se hace vida con la puesta en común materializada, es la llave del motor que lo enciende y lo hace funcionar. De eso los partidócratas están in albis. Por eso estamos como estamos.

Si ya gran parte de la ciudadanía europea y española está más despierta que sus gobernantes es que hay que cambiar de modelo estatal y el modelo europeo y no empeñarse en que  la ciudadanía involucione y vuelva a las cavernas para tener un gobierno que no la respeta porque no  la entiende, pero al que se ve obligada a mantener obedeciendo leyes del Pleistoceno y democracias de  los chinos a un elulo, en cuanto a ética,pero a millonadas de eulos, en cuanto a corrupciones y timos del tocomocho, que son su ruina constitucional e instucionalizada como normativa, para más recochineo. De lo más completito el desbarajuste, pero de lo más surrealista y disparatado como sistema de gestión política. 


La exigencia histórica de esta época requiere un cambio de vías para el tren de la gestión. Una doble dinámica que hay que ajustar y reinventar, donde lo más pequeño tenga la voz necesaria para ser el alma mater de lo grande. Me explico:
si un cuerpo quiere estar sano, lo primero que debe hacer es escuchar sus voces de alarma, su señales sintomáticas, y cuidar de sus tejidos, de sus sistemas, de sus órganos y de sus células. Cuando esos elementos que forman las infraestructuras están enfermos, mal cuidados, mal alimentados, ni tienen ventilación ni su ubicación es la justa,sufren estrés, presiones e infecciones por las malas condiciones de vida,  el funcionamiento de ese cuerpo enorme que los contiene no es posible y se colapsa mediante la enfermedad y/o la muerte de todo el conjunto si no lo remedian entre todos.  Eso mismo está sucediendo en la humanidad y en el Planeta, y cada día con más fuerza y dramática persistencia,  como en un sistema de fractales o de hologramas o de cajas chinas o de matrioskas rusas...Se reproduce en todos los ámbitos, y por supuesto donde es más patentes y visible es en las comunidades políticas que son los estados y las federaciones de esos estados cuando las hay, como al parecer se pretende hacer en Europa. 
Lo mismo que la municipalidad sana y justa es la base del buen funcionamiento de los estados y nacionalidades, si pueblos sanamente felices y autosuficientes generan un tejido federal, limpio y solidario, crearán una cultura de convivencia, respeto mutuo, igualdad y justicia, mucho más evolucionada en la que el estado será justo y sano, respetable y deseable para sus células, lo contrario nunca es posible: que haya un estado perfecto con pueblos-ciudadanía-células, machacadas e ignoradas cívicamente por el poder estatal y usados como rehenes secuestrados y engañados por la etiqueta de "democacia" para sus juegos de poder. Que en realidad es un falacia y engañifa descarada. 


Una Europa unida en un proyecto macro-federal es de lo más recomendable en este momento histórico, donde la implosión humana está rompiendo las fronteras y los prejuicios, dejando al aire barbaridades que siemore han estado ocultas y hay que repensar los modelos políticos para hacer posible, -sin deshumanizarse y humanizándonos cada vez más-,  esa transición de mentalidades y ajustes de recursos compartidos por necesidad cada vez más evidente. Las redes sociales son en sí mismas el retrato robot de la situación: se han roto las barreras "seguras" de la comunicación de siempre y el resultado es ambiguo: para unas cosas, muy bueno, rápido y directo, para otras es un peligro y un verdadero desastre, un fórmula 1 sin frenos. 

La base social euro-municipalista va en paralelo con las nacionalidades y no sólo no se pueden suprimir en función de un estatalismo internacional sino que son la clave de que ese posible macro-estado europeo, pueda ser un acierto y no una hecatombe. ¿Alguien se imagina a un pp gobernando Europa desde Bruselas a golpe de 155 y Piolines por todo el Continente?  
Estados y nacionalidades, querida derechona e izquierda derechófila,  no son la misma realidad. Un estado no es una creación divina que bajó del cielo el día en que se instauró, sino un acuerdo entre nacionalidades, municipios y regiones que desean crear un órgano común para gestiones de enjundia global y lo deciden en las urnas (por lo menos así debe ser en cualquier democracia del siglo XXI) De modo que las urnas jamás deberían se objeto de boicot ni castigo, sino un derecho inalienable y el signo de que la democracia es real y no una pre-verdad impuesta por grupos y lobbies de poder entre política, judicatura y negocios, que hacen leyes como churros al servicio de sus intereses y contra los pueblos, municipios y nacionalidades diversas que conforman los estados. 

Hay que encontrar el equilbrio inter mundus maior et mundus minor.  Es precisamente la falta de esa regulación la que está poniendo en crisis todo lo conocido hasta ahora, justo por esa carencia, que en tiempos pasados no era tan perentoria y visible porque no habíamos tocado como especie los límites de nuestra propia supervivencia como pasa actualmente. 

Tanto Jesús de Nazaret como Karl Marx, Gandhi, Angelo Rocalli -alias Juan XIII para el imperio vaticano-,  Mijail Gorbachov o Noam Chomsky lo vieron y lo ven muy  claro: el mundo solo puede funcionar desde la apertura y la conciliación de proyectos vitales, en el bien común, en la resiliencia cooperativa, en el gozo de la empatía y el empeño eco-solidario, creciendo en conciencia no hace falta gastar tanto ni derrochar en frivolidades estúpidas para supuestamente encontrar la felicidad, porque se descubre ayudados por todos y todas, que la única felicidad posible está en nosotros mismos, no mediante el sometimiento al ego insaciable, sino por diluirlo en amor. No por acaparar las mejores ocasiones y dones del mundo, para convertirnos en una repera de pacotilla que dura un suspiro, sino por convertir lo cotidiano que vivimos en esas mejores ocasiones y dones "maravillosos" constantes. Que solo lo pueden ser si tienen sentido en nuestra vida y les damos el poder de ser lo que nosotros decidimos que valen o no. Para eso somos libres y deberíamos descubrirlo cuanto antes si queremos que las cosas cambien. 

Ojalá este 2019 sea para todas y todos un año fructífero en esa dirección. ¡Ojalá!



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