Vicenç Navarro
Catedrático Emérito de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra

El ataque neoliberal al bienestar de las clases populares

No hay plena consciencia del enorme daño causado por la aplicación de las políticas públicas neoliberales, impuestas (y digo impuestas pues no estaba en sus programas electorales) por los gobiernos españoles – primero por el gobierno Zapatero y después expandidas por el gobierno Rajoy (con el apoyo de Ciudadanos) -, sobre la calidad de vida y bienestar de las clases populares en España (hoy toda evidencia apunta a que la mayoría de jóvenes no vivirán mejor que sus padres). Un tanto igual ha ocurrido con las políticas públicas del mismo corte neoliberal impuestas a la población catalana por el partido neoliberal Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y sus nuevas versiones (con cambios de nombre), que ha gobernado en Catalunya durante la mayor parte del periodo democrático, en alianza con Unió Democràtica de Catalunya (UDC) primero, y más tarde con ERC. Las reformas laborales, impulsadas la primera por PSOE, y la segunda por el PP (con el apoyo de CiU), han causado un enorme deterioro del mercado de trabajo, con una bajada de salarios, un descenso de la ocupación, un incremento del desempleo y la expansión de la precariedad. Junto a ello, los recortes de gasto público social, realizados con especial intensidad en Catalunya por el gobierno de la Generalitat, han causado un gran dolor. Los datos hablan por sí mismos (ver Vicente Navarro, Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante. Anagrama, 2015).
Y la pregunta que debe hacerse es: ¿por qué tanto dolor? La respuesta que dio la ortodoxia neoliberal, dominante en los establishments político-mediáticos, tanto en Catalunya como en el resto de España, es que “no había otras políticas posibles”. Esta frase fue la más repetida por tales establishments. Y se repitió constantemente, pese a que la evidencia mostraba todo lo contrario. Los datos mostraban que sí que eran posibles otras alternativas. En lugar de congelar las pensiones (a fin de conseguir 1.200 millones de euros), el gobierno Zapatero podía haber revertido la bajada del Impuesto sobre el Patrimonio (y conseguir alrededor de 2.100 millones de euros); o podría haber anulado la bajada del Impuesto de Sucesiones (consiguiendo 2.552 millones de euros); o podría haber revertido también la bajada del impuesto a las personas que ingresaban más de 120.000 euros al año (consiguiendo 2.500 millones). Y el gobierno Rajoy, en lugar de recortar 6.000 millones de euros en sanidad, podría haber conseguido casi la misma cantidad de dinero revertiendo la bajada del Impuesto de Sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año. Juan Torres, Alberto Garzón y yo documentamos en nuestro libro (Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España. ATTAC, 2011) que sí había alternativas, mostrando la falsedad de los supuestos neoliberales. Nos alegró enormemente que el 15-M utilizara los datos que presentamos para demostrar la falacia de la doctrina neoliberal dominante en este país.

El neoliberalismo fue una farsa, vendida como “ciencia económica”

Todo el mal ocurrido durante la época llamada Gran Recesión era fácilmente predecible, y así lo señalamos unos pocos cuando se iban sembrando las semillas de la crisis como consecuencia de las políticas neoliberales que habían sido ya iniciadas en años anteriores – en la década de los ochenta – por parte del presidente Ronald Reagan en EEUU, la señora Margaret Thatcher en el Reino Unido, y más tarde, por Gerhard Schröder en Alemania y Tony Blair en el Reino Unido. En España fueron José María Aznar primero y, más tarde, Zapatero (ver Vicente Navarro, Neoliberalismo y Estado del Bienestar. Ariel Económica, 1997; y del mismo autor, Globalización económica, poder político y Estado del Bienestar. Ariel Económica, 2000) quienes principalmente introdujeron estas políticas, luego expandidas por Rajoy (así como Mas y Puigdemont en Catalunya).
Gran parte de la aplicación de tales políticas se debió a la enorme arrogancia e ignorancia, puesta al servicio de los grupos de presión financiera y económica, que existía en el pensamiento económico dominante, activamente promovido por los mayores medios, que excluían aquellas opiniones contrarias a la ortodoxia. Los “gurús” economistas que aparecían en las cajas de resonancia promovidas por aquellos intereses financieros y económicos, haciendo mera propaganda política bajo una fachada de neutralidad y objetividad, eran presentados como “expertos en ciencias económicas” cuando, en realidad, eran meros propagandistas de una postura reaccionaria cuya aplicación ha creado la mayor crisis social conocida en el periodo democrático. El principio básico del dogma neoliberal es que las políticas públicas que benefician a los de arriba (una minoría) acaban beneficiando a todos los demás. La realidad ha mostrado que, como era predecible, tales políticas han beneficiado a las minorías que derivan sus ingresos de la propiedad del capital a costa de todos los demás, la mayoría de los y las cuales reciben sus ingresos del trabajo. Y los datos así lo muestran. Las rentas del capital han ido subiendo a costa de que las rentas del trabajo hayan ido bajando, y puesto que la mayoría de la demanda doméstica procede de las rentas del trabajo, esto creó tres problemas: uno fue el gran crecimiento del endeudamiento, otro el enlentecimiento económico y por último, y como consecuencia de los anteriores, el descenso de la economía productiva a costa del aumento de la economía y finanzas especulativas, lo que fue la causa de la Gran Recesión. Aquellos que analizamos la evolución de las rentas en los años 90 podíamos ver que la aplicación de tales políticas llevaría a un desastre, tal como ha sucedido. Revisen los libros que cito y lo verán.

La enorme crisis política creada por tales políticas neoliberales

Como era lógico, aparecieron protestas populares de las cuales la que tuvo mayor fuerza fue el 15-M – citado ya anteriormente –  del cual surgió un nuevo movimiento políticosocial – Podemos – que se esparció a lo largo del territorio español bajo diferentes nombres en función de la Comunidad Autónoma, incluyendo En Marea, En Comú Podem y un largo etcétera a nivel municipal. Este movimiento también tuvo influencia sobre los partidos de izquierdas tradicionales, tanto sobre IU como sobre el mismo PSOE, que cambiaron sus equipos de dirección y establecieron nuevas alianzas. Es en este nuevo contexto que estas nuevas fuerzas políticas, aliadas con los partidos nacionalistas vascos y catalanes, sacaron al PP del poder. Recientemente, las primeras (el PSOE y Unidos Podemos), prepararon un presupuesto que podría ser el principio del fin del neoliberalismo extremo que ha existido en España bajo el dominio de la ortodoxia neoliberal.
El cambio que la aprobación de tal presupuesto podría significar, pues, es enorme. Podría conllevar el inicio de la reversión del deterioro del mercado laboral y de las políticas de austeridad: el aumento del salario mínimo a 900 euros mensuales; la revalorización de los convenios colectivos, dando mayor peso a los sindicatos; el aumento de la capacidad adquisitiva de los pensionistas; la eliminación de los copagos; un gran incremento del presupuesto en los servicios de dependencia; un aumento notable del gasto público en las transferencias y en los servicios públicos del escasamente financiado estado del bienestar; la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad, facilitando el desarrollo del tan olvidado cuarto pilar del estado del bienestar -las escuelas de infancia (de 0 a 3 años)-; el aumento de las prestaciones por hijo a cargo; y así una larga lista de intervenciones que mejorarían notablemente la calidad de vida de las clases populares, las cuales componen la gran mayoría de la población. Ni que decir tiene que la propuesta de presupuesto es insuficiente en muchos temas, como las propuestas para resolver uno de los dramas mayores que tiene España, la vivienda, que no incluyen medidas como el control de los precios de los alquileres, como han hecho otros países. Pero, a pesar de estas limitaciones – que espero puedan desaparecer en el curso del debate parlamentario –, la aprobación del presupuesto sería un cambio significativo de la política presupuestaria del país.

La respuesta al presupuesto por la trinidad ultraderechista que podría gobernar España en el futuro

La previsible respuesta del PP ha sido de una enorme hostilidad, que también ha mostrado Ciudadanos (el partido del IBEX-35 que se creó precisamente para parar a Podemos), reproduciendo las características más acentuadas del neoliberalismo en sus propuestas. A ellas se añade, en sus propuestas territoriales, una visión que rechaza la plurinacionalidad que existe en España, con una visión nacionalista extrema, jacobina y centralista, propia del régimen anterior, cuya máxima expresión aparece en Vox (en realidad una escisión del PP que representa el voto nostálgico franquista, profundamente reaccionario). Una característica de esta trinidad de ultraderechas, además de su nacionalismo centralista (negador del carácter plurinacional de España) es su ultraneoliberalismo, continuador de las políticas que han hecho tanto daño. Como era también predecible, el argumento que utiliza esta tríada neoliberal en contra del presupuesto es que España no puede gastarse el dinero necesario para desarrollar este presupuesto, ignorando que, en realidad, España ya gastaba, antes de la crisis, 60.000 millones de euros menos en los servicios públicos del estado del bienestar de lo que le hubiera correspondido por el nivel de riqueza económica que tenía. Una vez más, las falsedades se presentan con la pomposidad y arrogancia que da el poder. En un momento en el que incluso portavoces del pensamiento neoliberal a los dos lados del Atlántico Norte reconocen que fue un error acentuar la bajada de los salarios y los recortes del gasto público, aquí en España nuestros neoliberales continúan con la receta que ha creado el desastre (véanse varios artículos del último número del Financial Times que admiten el error de tales políticas).

El problema existente dentro de la alianza necesaria para aprobar el presupuesto

El mayor obstáculo hoy para que se aprueben los presupuestos es la postura partidista de los partidos independentistas (y muy en especial de los neoconvergentes), que anteponen sus intereses de partido a los intereses del país, incluyendo los de las clases populares catalanas (facilitado por el hecho de que sus equipos económicos pertenecen también a la ortodoxia neoliberal). En realidad el bloque independentista está liderado por Convergència, ahora PDeCAT, que pertenecía hasta hace poco al grupo neoliberal del Parlamento Europeo (junto con Ciudadanos), y que lideró la imposición de políticas neoliberales en Catalunya. En realidad, este partido se convirtió al independentismo (cuyo crecimiento fue causado por el veto por parte del Tribunal Constitucional de elementos clave del Estatuto propuesto por el tripartito de izquierdas, aprobado por el Parlament catalán primero, las Cortes españolas después, y refrendado, por último, por la población catalana) a fin de sobrevivir como partido político, y que se ha beneficiado (como se han beneficiado el PP y Ciudadanos) de las tensiones interterritoriales entre España y Catalunya (ver mi artículo “Los enormes costes de las tensiones interterritoriales en España”, Público, 8 de noviembre de 2018). Ahora bien, la torpeza del bloque independentista puede llevar al país no solo a negar la posibilidad de apoyar el presupuesto, sino también al establecimiento de un gobierno de ultraderechas que continuaría las políticas neoliberales que tanto dolor han provocado. Esta es la situación hoy en España, incluyendo en Catalunya. Así de claro.