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George Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario».
martes, 31 de julio de 2018
El boletín de La Colmena, como siempre interesantísimo
Y más aun, cuando el todo resultante de esas dos partes clónicas no hay por donde cogerlo sin que pringue de fango todo lo que toca...lo mismo hoy que ayer y mañana, puesto que no hay conciencia en activo para distinguir el bien del mal, lo justo de lo injusto, los tribunales, del mercadillo, la política, del negocio, la decencia, del delito justificado por intereses que lo "limpian" y lo redimen hasta dejarlo hecho un pincel... incluso convertido en virtud y/o en escaño, presidencia,ministerio o puestazo. La alquimia de la cochambre y del cinismo a portata di mano. Unidad de destino en el capital, con bula pontificia y el cielo a plazo fijo.¿Quién podría dar más por menos? Total, un voto de nada...y luego, fíjate...
Nunca segundas partes fueron buenas
Desde las elecciones de 1993 la preocupación del PP no ha sido el
centro político, sino que no se abriera un espacio político a su derecha
Ha vuelto el PP, ha dicho Pablo Casado. El PP que representó José María Aznar desde el Congreso de Sevilla, debería haber añadido
Ha vuelto el PP, ha dicho Pablo Casado. El PP que representó José María Aznar desde el Congreso de Sevilla, debería haber añadido

Convertir al centro en
rehén de la derecha fue la estrategia de AP desde su fundación en 1977
hasta su refundación como PP en 1989. Derrotar a la UCD en las
elecciones generales de 1982 y llevarla a su disolución a continuación
fue su máximo éxito, aunque la victoria no sería completa, ya que el
centro con la fundación por Adolfo Suárez del CDS tendría una
representación minoritaria pero significativa en el sistema político
español.
La suficiente como para hacer imposible que
AP tuviera posibilidad alguna de llegar al Gobierno. La división del
voto de la derecha española entre un partido muy de derecha y un partido
de centro otorgaba una ventaja considerable al PSOE, que, tras la
crisis del PCE-PSUC, había concentrado el voto de la izquierda española.
En las elecciones generales de 1989 se vería con claridad. La mayoría
absoluta del PSOE se debió exclusivamente a la división del voto entre
AP y CDS.
Acabar con el centro se convirtió en el objetivo de AP
refundada como PP en el Congreso de Sevilla. Lo conseguiría tras la
operación de hacer alcalde de Madrid a Rodríguez Sahagún, candidato del
CDS, que había sido la tercera lista, tras PSOE y PP en las elecciones
municipales de 1991. En las elecciones generales de 1993, el CDS había
prácticamente desaparecido. Su secretario general, Calvo Ortega, estuvo a
punto de obtener escaño por Madrid, pero la barrera legal del 3% se lo
impidió. Se quedaría como partido extraparlamentario. Sería la puntilla
para el centro-derecha español. A partir de ese momento el PP ocupó todo
el espacio de la derecha.
Desde las elecciones de
1993 la preocupación del PP no ha sido el centro político, sino que no
se abriera un espacio político a su derecha. Con buen criterio, José
María Aznar daba por conquistado el espacio de centro derecha y
conquistado de manera definitiva e irreversible. El PP no tenía nada que
temer desde ese espacio. De lo que tenía que precaverse es de que en su
espacio originario, en la extrema derecha, no se constituyera alguna
opción que se considerara traicionada por una acción de gobierno que no
fuera lo suficientemente consecuente con la ideología de origen. El PP
siempre ha estado mirando de reojo hacia la extrema derecha con la
preocupación de que no le saliera un competidor en ese espacio.
En realidad, la estrategia de AP primero y PP a continuación ha sido la
estrategia del Partido Republicano de Estados Unidos desde la
presidencia de Ronald Reagan. Desplazarse de manera continua y
progresivamente más acentuada hacia las posiciones de extrema derecha en
el convencimiento de que el centro derecha no tendría posibilidad de
afirmarse autónomamente. La polarización social y política en el
conjunto del país que con esa estrategia se produciría, achicaría el
espacio de centro de tal manera que ninguna opción política podría
prosperar.
Ese desplazamiento permanente hacia la
derecha es el que conduciría al Partido Republicano a renegar del primer
presidente Bush, al que el partido no consideró nunca lo
suficientemente republicano. Esta fue una de las razones por las que en
las elecciones de 1992, que ganó Clinton, hubo tres candidatos: Bush,
Clinton y Ross Perot. Bush padre no fue lo suficientemente polarizador
como para impedir que surgiera una tercera opción. El Partido
Republicano aprendería la lección y acentuaría todavía más el
desplazamiento hacia la derecha a partir de entonces. Ese desplazamiento
es el que acabaría creando las condiciones para que Donald Trump fuera
presidente de los Estados Unidos.
Algo similar es lo
que le ha ocurrido al PP con el tránsito de José María Aznar a Mariano
Rajoy. Aunque durante los últimos años el PP ha cerrado filas en torno a
Mariano Rajoy, nunca ha ocupado la posición que tuvo en su día José
María Aznar. Este último ha sido la referencia ideológica de la derecha
española. A pesar de que Mariano Rajoy ha estado más años que José María
Aznar como presidente del PP, no tiene comparación su presencia en el
imaginario ideológico y programático de la derecha española con la de su
predecesor.
En el Congreso del PP recién celebrado
ha podido comprobarse. A pesar de estar presente, Rajoy era el pasado. A
pesar de no estarlo, Aznar era el presente y el proyecto de futuro. Por
eso Pablo Casado derrotó a Soraya Sáenz de Santamaría.
Ha vuelto el PP, ha dicho Pablo Casado. El PP que representó José María
Aznar desde el Congreso de Sevilla, debería haber añadido. En todo
caso, así se ha entendido. Es a ese José María Aznar al que Pablo Casado
quiere imitar. La inmigración ocupará el lugar del terrorismo. Los
españoles ya sabemos lo que eso significa. Nadie puede llamarse a
engaño.
Gracias, Nacho Escolar. La verdad por delante
Los bulos de Pablo Casado sobre inmigrantes y refugiados
El líder del PP está utilizando la inmigración por puro interés
electoral, porque en toda Europa, lamentablemente, ha quedado acreditado
que tocar este resorte funciona
Sus mentiras sobre la inmigración son las mismas que también utilizan Donald Trump, Matteo Salvini o Marine Le Pen. O Santiago Abascal, el líder de Vox, un partido al que el PP cada día se parece más
Sus mentiras sobre la inmigración son las mismas que también utilizan Donald Trump, Matteo Salvini o Marine Le Pen. O Santiago Abascal, el líder de Vox, un partido al que el PP cada día se parece más
eldiario.es
Pablo Casado: “No es posible que haya papeles para todos y que España pueda absorber millones de africanos”
Falso. Nadie ha hablado de dar “papeles para todos” ni mucho menos
estamos ante un problema de “millones de africanos” entrando en España.
En lo que va de año, han llegado en España por el mar o por las
fronteras de Ceuta y Melilla unos 24.000 inmigrantes. Si todas estas
personas se quedaran en España –cosa improbable, muchos se van a otros
países de Europa–, estaríamos hablando de un inmigrante por cada 2.000
españoles. Esto significa que en una ciudad como Teruel (35.000
habitantes) la “invasión” sería de 17 personas.
A este ritmo, para que entre en España el primer “millón de africanos”, harían falta 25 años.
Ni siquiera si contamos el flujo total de inmigrantes desde África y
Oriente Medio hacia Europa se alcanzan a sumar los “millones” de Casado.
En lo que va de año han entrado en toda Europa unos 50.000 inmigrantes
por su frontera sur, gran parte de ellos huyendo de la guerra. Muchos
menos de los que llegaban otros años. Y para la población de la Unión
Europea, todo un continente con 508 millones de personas, es una cifra
ridícula: solo un inmigrante por cada 10.000 europeos.
Pablo Casado: "Hubo un efecto llamada con la visita del presidente del
Gobierno para recibir a los inmigrantes del barco Aquarius"
Falso. El presidente Pedro Sánchez no fue de visita para recibir a los
inmigrantes del Aquarius. Y el repunte en la inmigración desde la costa
africana hacia España empezó mucho antes siquiera de que el PSOE llegará
a La Moncloa. Arranca en 2016, con el PP en el Gobierno, y lleva
subiendo desde 2013. Los datos son bastante claros (gráficos sobre la llegada de inmigrantes a España).
Pablo Casado: “Hay estudios policiales que dicen que hay un millón de
inmigrantes en las costas libias que están planteándose una nueva ruta a
través de España" (...) “Hay ONGs que calculan que hay 50 millones de
africanos que están recabando dinero para poder hacer esas rutas”
Falso. Los “estudios policiales” de los que habla Casado simple y
llanamente no existen. Desde eldiario.es hemos preguntado al PP por
ellos, sin obtener una respuesta concreta.
Lo más parecido a las afirmaciones de Casado es este tuit de un
sindicato policial, la UFP; un falso dato que sus portavoces también han
hecho circular por algunas tertulias. La UFP también parece ser la
“ONG” de la que habla Casado, citando cifras sin fundamento con la misma
ligereza con la que plagió la web del Congreso para un libro sobre la marca España.
IX Novena entrega. With the life in orange hemos topado, Sancho, digo, peña...Si no quieres caldo, toma dos tazas del mismo consomé.¡Y todo gracias a San Ibex bendito!...Ains!
Orange is the new blue
Noveno capítulo de 'Buscando a Franco': lee
aquí el anterior capítulo de la novela por entregas escrita por Isaac
Rosa e ilustrada por Manel Fontdevila que eldiario.es publica
diariamente este verano
Resumen de lo publicado: tampoco en el PP han tenido suerte Carmela y José Antonio, que siguen cargando por Madrid el cadáver de Franco en busca de un “verdadero patriota” que se haga cargo de él.
Resumen de lo publicado: tampoco en el PP han tenido suerte Carmela y José Antonio, que siguen cargando por Madrid el cadáver de Franco en busca de un “verdadero patriota” que se haga cargo de él.

“Recorriendo España yo no veo rojos o azules, yo veo españoles; yo no
veo jóvenes o mayores, yo veo españoles; yo no veo trabajadores o
empresarios, yo veo españoles…”
–¿No es maravilloso? –preguntó José Antonio cuando terminó el vídeo que
me había puesto en su teléfono mientras intentábamos otra vez cruzar
Madrid.
–Espera, tienes que oír esto también, pone la carne de gallina.
Y me puso el himno de España cantado por Marta Sánchez.
Aparcamos frente a un edificio de oficinas totalmente pintado de color
naranja y con una gran bandera rojigualda en la fachada. José Antonio
parecía entusiasmado:
–“Yo no veo rojos o azules, yo
veo españoles…” Qué genio. Ese muchacho ha sabido recoger y actualizar
mejor que nadie el pensamiento joseantoniano.
Busqué en Google “joseantoniano”, mientras él seguía:
–Es un patriota. Hoy no hay muchos que defiendan la unidad nacional
como él. Y ni derechas ni izquierdas: españoles. ¡El naranja es el nuevo
azul!
Todo era naranja allí dentro, sí. Carteles,
puertas, bolígrafos, alfombrillas de ratón. En el vestíbulo las paredes
estaban cubiertas con paneles con frases famosas:
“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo” (Victor Hugo)
“Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” (Albert Einstein)
“Tenemos que recuperar la ilusión que nunca debimos perder” (Albert Rivera)
–Hemos venido al lugar indicado –sonrió José Antonio. En la pared
principal del vestíbulo había una gran pantalla con otra frase: “No
llegamos a este mundo a temerle al futuro, llegamos a moldearlo” (Barack
Obama). Al lado, una tablet invitaba al recién llegado a escribir su
propia frase histórica para que apareciese en la pantalla.
–Voy a hacer mi contribución –dijo José Antonio, y aleteó los dedos
como un pianista calentando. Tecleó despacio: “Que todos los pueblos de
España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable
unidad de destino”
–¿Es de quien estoy pensando? –pregunté.
–Casi.
Y tecléo: “José Antonio Primo de Rivera”.
La frase subió a la pantalla, y ahí quedó.
Nos acercamos a la recepción. José Antonio dejó sobre el mostrador la
cabeza embolsada. Una azafata de traje naranja nos atendió.
–Queremos ver al líder. Tenemos un asunto importante.
–¿Tienen cita?
–Es una urgencia. Déjeme hablar con alguien de su equipo.
–Hoy están todos en el Congreso. Hay sesión.
Y allá que nos fuimos. De camino al Congreso me entretuve leyendo lo que encontré sobre falangismo en Internet:
–En la República, tus admirados falangistas formaban grupos de choque y
defendían la violencia. “La dialéctica de los puños y las pistolas”.
–Lo que hacían era defenderse. El primer muerto fue un falangista: el estudiante Matías Montero.
–En la guerra iban por las casas deteniendo gente y fusilándola a la salida del pueblo.
–No te creas todo lo que leas en Internet. Busca quiénes asesinaron a Primo de Rivera, y verás.
–Rapaban la cabeza a las mujeres y las violaban.
–Las únicas violadas fueron las monjas. Y no fueron los falangistas.
–Durante la Transición daban palizas en las huelgas y manifestaciones.
–Mira, haz algo mejor con el teléfono. Habla con tu jefe. Pregúntale
cuánto va a pagarte por una historia como la que tenemos entre manos.
–No me va a pagar nada, estoy en prácticas.
–Tú pregúntale, pero sin contar mucho. Dile que tienes algo muy grande, lo más grande que va a publicar nunca.
Intercambié un par de mensajes con Eduardo, que me respondió en seguida.
–Dice que treinta euros la pieza.
–¿Treinta euros por palabra?
–No, por artículo. Y eso solo si es una buena historia y se mantiene un día entero entre las diez más leídas.
–¡Eso es una miseria! La venderemos a la prensa extranjera. Es una noticia de dimensión internacional.
–Joder, ¿qué noticia? ¿Dos chiflados con la cabeza de Franco en una
bolsa del Corte Inglés? Nadie va a ayudarnos, acéptalo. Nadie va a
pagarte una recompensa, ni a mí una exclusiva. Da gracias si no acabamos
en la cárcel.
–“La vida es como montar en bicicleta.
Si no quieres caerte tienes que seguir avanzando” –y señaló los leones
del Congreso de los Diputados.
Sobra decir que no nos
dejaron entrar. José Antonio lo intentó por la puerta de autoridades,
por la de coches, la de trabajadores y la de proveedores. Me pidió que
usara mi acreditación de periodista, que obviamente no servía.
Resignados, entramos en una cafetería cercana. Café con porras.
–Es una pena. Me habría gustado enseñarte los agujeros del techo. Las
huellas del 23F. Un día importante en la historia de España.

–Eso sí me lo conozco –dije, recordando lo que nos contaban en clase el día de la Constitución–.
–¿Qué sabes del 23F, jovencita?
–Fue un golpe de Estado. Entraron a tiros. “¡Se sienten, coño!”. Lo
paró el rey, que salió en la tele por la noche. El golpe fracasó.
–Te equivocas, jovencita. El golpe consiguió sus objetivos.
–No es verdad. Se rindieron, los juzgaron, y la democracia siguió.
–¿Cuáles eran según tu profesor los objetivos del golpe?
–Volver a la dictadura, ¿no?
–Nada de eso. Pretendían meter en cintura a la democracia, que se
estaba desmadrando con los etarras, los comunistas y los políticos
chaqueteros. Estábamos en peligro de romper España, los socialistas
querían dejarnos fuera de la OTAN, la calle estaba revuelta, y en vez de
libertad íbamos a tener libertinaje. Gracias a Tejero, Milán del Bosch,
Armada y otros patriotas, la democracia se serenó y se acabaron los
inventos. Mano de seda a partir de entonces. Mira, te enseñaré algo.
Sacó de la cartera una foto ajada, con un autógrafo. Reconocí al del tricornio.
–El teniente coronel es un gran hombre, injustamente tratado. La historia lo absolverá.
En el televisor del bar retransmitían el debate parlamentario. Tomó la palabra el presidente del Gobierno:
–La decisión política del gobierno es firme. Procederemos a la
exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. A falta de
los últimos retoques, será en breve espacio de tiempo.
–Sí, sí, ya verás cuando quites la tapa –murmuró José Antonio.
–Habéis tenido cuarenta años para sacarlo, joder –un anciano levantó la
voz al fondo de la barra–. Que está muy bien, que ya era hora, pero no
nos vendáis ahora esa moto vieja. Entre Franco y la reforma laboral,
mejor acabad con la reforma laboral. Y no os quedéis en Franco: enterrad
como se merecen a los miles que siguen en el hoyo. El segundo país del
mundo con más fosas comunes.
José Antonio se revolvió incómodo, pero en seguida señaló al televisor:
–Atenta, ahora viene lo bueno.
Había subido a la tribuna aquel que consideraba reencarnación del
pensamiento joseantoniano. Me decepcionó ver que no llevaba traje
naranja. Ni siquiera corbata naranja. Empezó a hablar:
–Señor presidente, le veo muy preocupado por los huesos de Franco; más
preocupado por hablar del pasado que del futuro de España.
–Ahí le has dado –dijo José Antonio. El diputado continuó:
–Si se trata de prohibir el culto a una dictadura, por supuesto, pero
siempre que se prohíban también los homenajes a los terroristas. Hay que
hablar de memoria histórica, pero de toda.
–Dos a cero, campeón.
–En cualquier caso, mi partido no se opondrá a que Franco salga del Valle de los Caídos.
–¡No, hombre, con lo que bien que ibas!
Como José Antonio parecía incrédulo, le aclaré las ideas con una noticia de un año antes que acababa de encontrar en Google:
–El PSOE y Podemos presentaron una proposición para desenterrar a Franco. Y adivina qué votó tu naranjita…
–¡Espera, mira quién está ahí!
José Antonio señaló al televisor. El realizador mostró un plano de la
tribuna de prensa. Ahí estaba sentado, con cara de amargado, un tipo al
que entonces no reconocí.
–¡Es nuestro hombre! ¡No está todo perdido!
Continuará mañana...