.
Tres fascistas relacionados con el Sindicato Vertical del Transporte
entraron en un despacho de abogados y dispararon sobre 9 personas.
Aunque los abogados estaban indefensos, no puedo escribir con rigor que
los asesinos actuaran a sangre fría. Llevaban la sangre muy caliente por
más de 40 años de soberbia y matanzas. A veces la retórica ampulosa
(Dios, Patria, Rey, Imperio) es una primera forma de la crueldad:
. Hay balas que son el complemento directo de sus sujetos.
Por si faltaba algo en la hoguera de la extrema derecha, CCOO, el
sindicato de los comunistas, su peor enemigo, acababa de conseguir un
éxito laboral muy notable con una huelga masiva en el transporte. Los
abogados del PCE,
resulta
inseparable no sólo de la defensa de los derechos cívicos, sino también
de los laborales, fueron castigados. Los matones iban buscando al líder
sindical Joaquín Navarro. Al no encontrarlo, no dudaron en ejecutar el
castigo sobre el cuerpo de sus camaradas.
Yo era entonces estudiante en la Universidad de Granada. Los recuerdos que tengo se parecen mucho al sentimiento de
que hay escondido en la palabra matanza. Decir que el atentado de
Atocha (5 muertos y 4 heridos) fue una matanza es algo más que una
obviedad. La matanza había sido la ley impuesta por el franquismo desde
el golpe de Estado de 1936. La matanza era
que nos había alejado de Europa. En uno de sus libros sobre la guerra civil,
(Crítica,
2013), Julián Casanova estudió el nacimiento de la anormalidad
histórica española con la matanza franquista y su victoria en 1939.
Hasta entonces la España del siglo XX, con sus violencias y sus
reivindicaciones, no había sido muy distinta a Francia o Inglaterra.
Pero en nuestra nación vencieron el fascismo y las matanzas.
La gran matanza estaba ausente de la historia contemporánea española. El
golpe de Estado de Primo de Rivera se había impuesto en 1923 casi sin
sangre. Los escritores opinaron sin miedo contra el dictador porque lo
máximo que podía ocurrir era un destierro a Fuerteventura o una
detención no muy larga. La crueldad del poder se practicaba en hechos
aislados, en víctimas desafortunadas…, pero no se santificó en el terror
de la matanza colectiva hasta 1936. Desde entonces fue la costumbre
española.
.
.
Ahora que muchos personajes cuentan sus historias del antifranquismo,
parece que todo el mundo fue demócrata y antifranquista durante los 40
años de dictadura. La verdad es que
,
quemando sus sueños entre las cárceles, los paredones, el miedo y la
indiferencia de la mayoría. Pero en los años 70 las cosas habían
cambiado, resultaba posible sentirse en compañía, vivir casi a las
claras tu militancia en la Universidad, en el trabajo, en las
asociaciones vecinales. Y los despachos de abogados eran
,
no sólo porque estuviesen defendiendo a los trabajadores con las
grietas que dejaba la ley franquista, sino porque profesionales como
Manuela Carmena, Cristina Almeida, Paca Sauquillo o José María Mohedano
se habían ganado el respeto personal y jurídico del Colegio de Abogados.
No suponían una representación mayoritaria del país, pero sí
. Las balas de Atocha iban contra eso, aunque sólo perforaran el cuerpo de 9 camaradas.
que el Partido, con Víctor Díaz-Cardiel a la cabeza de Madrid, pudo
responsabilizarse todavía en la clandestinidad de organizar un entierro
multitudinario con servicio de orden incluido. Nos compensó de las colas
callejeras para despedir a Franco.
.
El derecho, la cultura, los movimientos sociales, el sindicalismo y una
parte notable del periodismo se habían refugiado en las siglas del PCE
para combatir por la libertad. No me apetece ahora analizar los errores y
las condiciones objetivas que llevaron a aquel Partido hasta la
insignificancia. Tampoco quiero señalar las limitaciones y los logros de
la Transición española. Mi homenaje a los abogados de Atocha se limita
aquí a confesar tres deseos:
1.- Que nadie cometa la felonía y la simpleza histórica e intelectual de llamar
.
2-. Que
, ya muy marginal, enfermo de autoconspiraciones y con los mejores camaradas expulsados o en peligro de expulsión,
bajo el paraguas falso de la convergencia.
como pasó por España entre 1936 y 1977 la costumbre de la matanza.
Gracias, Luis G.Montero; una vez más, leyéndote, la palabra se nos hace carne y memoria intemporal. En efecto, la transición y España tuvieron en la matanza de Atocha un antes y un después. El PCE fue el ejemplo necesario de dignidad y sabiduría mucho más que ideológica, humana y universal. Política en el más noble y preciso significado del término hecho experiencia. Un paradigma de algo que hasta entonces para un pueblo sin conciencia colectiva despierta, lleno de miedos y fobias individuales más que justificadas, no había superado el modo Puerto Hurraco, Paracuellos, Casas Viejas, Revolución y represión constante en Asturias y tantos mataderos del espanto, tras la lacra del franquismo como único horizonte social y político. Un país tan horrible y de pintura negra goyesca, donde las niñas y niños "orientados" desde la escuela y el púlpito aprendíamos a mirar las masacres como heroicidades y la sangre derramada por la violencia como virtud si la sangre era afín o como justicia si era opuesta. Nos descolgábamos por el vacío de la ignorancia teledirigida entre los nudos de la confusión y el espanto en dosis diarias que intentaba transformarlo en normalidad.
Si algo vino a desenredar el PCE definitivamente para muchos y muchas de nosotras fue esa situación de precariedad y ceguera de conciencia.
Frente a la obscenidad 'dialógica' y desvitalizadora de la gran mayoría de discursos evasivos, que hoy nos acorralan en una especie de tierra más mediocre que media, leer cosas como este artículo tuyo, poeta, supone un respiro y una dosis de conciencia imprescindible. La emoción real que destila la verdad de la Idea, es el motor, el empuje y la energía más sutil de la literatura. Gracias!
Cuatro des-ejemplos para reflexionar muy en serio:
Masacre de Puerto Hurraco
La
masacre de Puerto Hurraco fue un
asesinato masivo acaecido al atardecer del domingo
26 de agosto de
1990 en la
pedanía del mismo nombre perteneciente al
municipio de
Benquerencia de la Serena, sito en la
provincia de Badajoz (
Extremadura,
España), y de 135 habitantes (dos centenares en verano). Los autores fueron
los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo, pertenecientes a la
"familia Izquierdo", quienes
asesinaron por las calles de su pueblo natal a 9 personas, varias de ellas pertenecientes a su rival, la
"familia Cabanillas" (entre ellas dos niñas de 13 y 14 años), y causaron heridas graves a otras 12.
Antecedentes
Las rencillas entre las familias Cabanillas (llamados "los Amadeos") y la familia Izquierdo ("los Patas Pelás")
1 se remontan a una disputa de lindes en
1967, cuando
Amadeo Cabanillas entró con el arado en una finca de
Manuel Izquierdo en
Puerto Hurraco.
2
También hubo por aquel entonces una historia de amor no correspondido
entre el propio Amadeo Cabanillas y Luciana Izquierdo; ambos se
enamoraron, pero finalmente éste rechazó casarse con ella, lo que afectó
mucho a Luciana.
3 Pocos días después de este rechazo amoroso, el 22 de enero de 1972, Amadeo Cabanillas fue asesinado a manos de
Jerónimo Izquierdo, el mayor de los hermanos Izquierdo, quien ingresó en prisión por su crimen y cumplió una condena durante 14 años.
Nada más cumplir Jerónimo Izquierdo su condena en
1986 regresó a Puerto Hurraco para vengar la muerte de su anciana madre,
Isabel Izquierdo Caballero4 , fallecida en un incendio en su vivienda de la calle Carrera nº 9 dos años antes, el 18 de octubre de
1984, y de cuya autoría la familia Izquierdo culpaba a
Antonio Cabanillas,
hermano de Amadeo, a pesar de que la investigación policial no halló
culpables, por lo que Jerónimo intentó asesinar a Antonio con un
cuchillo, hiriéndole de gravedad, aunque éste consiguió sobrevivir. Por
este hecho Jerónimo Izquierdo ingresó en el psiquiátrico el 8 de agosto
de 1986, muriendo nueve días después.
El tiroteo
El
domingo 26 de agosto de
1990,
seis años después del incendio y cuatro del apuñalamiento de Antonio
Cabanillas a manos de Jerónimo Izquierdo, los dos hermanos varones de
éste,
Emilio y
Antonio Izquierdo, de 56 y 52 años respectivamente, tras despedirse de sus hermanas
Ángela y
Luciana Izquierdo de su casa de
Monterrubio de la Serena, asegurando que
"Vamos a cazar tórtolas",
y vestidos de cazadores y armados con escopetas automáticas del calibre
12, se escondieron al anochecer en un callejón del pueblo de Puerto
Hurraco para después salir y disparar en una plaza numerosos
cartuchos
contra miembros de la familia Cabanillas que allí se encontraban, en
especial buscaban a Antonio Cabanillas Rivera. Posteriormente, el
tiroteo derivaría contra cualquiera que se cruzase accidentalmente por
la calle con ellos. Los hermanos Izquierdo dejaron 9 muertos, entre los
cuales se encontraban dos niñas hermanas de la familia Cabanillas,
Encarnación y
Antonia Cabanillas
(hijas de Antonio), de 13 y 14 años respectivamente, que jugaban en la
plaza y a las que los hermanos Izquierdo dispararon sin miramientos a
corta distancia, y en torno a una docena de heridos de diversa gravedad.
Algunos acabaron
tetrapléjicos en silla de ruedas el resto de su vida. La tercera de las hermanas de Encarnación y Antonia,
María del Carmen Cabanillas,
se salvó al tirarse al suelo durante el tiroteo. Un niño de 6 años,
Guillermo Ojeda Sánchez, fue disparado en el cráneo, quedándose en coma.
5
Este crimen se trataba de un nuevo acto de venganza porque los
consideraban culpables del incendio de una casa de su propiedad en la
que falleció su madre, Isabel Izquierdo. La munición empleada era de
postas, cartuchos que contienen nueve gruesos perdigones de plomo. Tras
su fuga, los Izquierdo incluso llegaron a disparar contra una unidad de
la
Guardia Civil que acudió de la casa cuartel de
Monterrubio de la Serena
alertada por los vecinos. Los dos agentes de la Benemérita resultaron
gravemente heridos en el interior de su vehículo antes de poder dar el
alto a los asesinos o tratar de defenderse con sus armas reglamentarias.
Escopeta de postas similar a las dos utilizadas en la masacre, del calibre 12.
Tras la matanza los hermanos Izquierdo huyeron al monte, a la Sierra
del Oro, sembrada de olivares. Las unidades de la Guardia Civil que los
buscaban los encontraron durmiendo nueve horas después del inicio de la
tragedia y fueron detenidos sin resistencia. Fueron conducidos al
juzgado de
Castuera (
Badajoz), lejos de
Puerto Hurraco,
y de los más que posibles ajustes de cuentas. Emilio Izquierdo, tras su
detención, no mostró el más mínimo signo de arrepentimiento: "Ahora que
sufra el pueblo como yo he sufrido durante todo este tiempo", mientras
su hermano Antonio aseguró que aún tenían pensado continuar con la
sangría: "Si no nos hubieran detenido habríamos vuelto al pueblo a
dispararles durante el entierro de los muertos".
6
Los hermanos creían haber matado a una veintena de personas, y lo
cierto es que dispararon a veintiuna, pero sólo consiguieron asesinar en
el acto a siete, más dos heridos que fallecieron al cabo de un par de
semanas en el hospital Infanta Cristina de Badajoz.
Las dos hermanas, Luciana y Ángela, de 62 y 49 años respectivamente, huyeron con rapidez de su casa de
Monterrubio de la Serena y llegaron en tren a
Madrid,
aunque a los cuatro días (el 30 de agosto de 1990) tuvieron que
regresar a Castuera para declarar ante el juez. A las puertas del
juzgado esperaba Antonio Cabanillas, el padre de las dos niñas
asesinadas, con un gran cuchillo en la mano, pero fue desarmado y
detenido por la Guardia Civil, que custodiaba el edificio ante las
probables represalias.
El juicio
En el
juicio
celebrado tres años y medio después, en enero de 1994, los dos hermanos
Izquierdo fueron condenados a 684 años de cárcel y 300 millones de
pesetas de indemnización. Resaltó el magistrado: "Su inteligencia está
dentro de lo normal, hecho que queda corroborado porque eran capaces de
manejar un rebaño de unas mil ovejas, tenían fincas arrendadas y poseen,
con la crisis que atraviesa el campo, una cartilla de 10 millones de
pesetas", "los acusados perfilaron un «plan de exterminio» del mayor
número de habitantes posibles de la localidad de Puerto Hurraco",
"eligieron el callejón y la noche porque conocían las costumbres de sus
vecinos y sabían que «a esa hora y desde ese lugar podrían matar a más
gente»" y también destacó el juez "un primitivismo cultural y un
empobrecimiento afectivo que determina el desprecio por la vida humana" y
"los acusados alimentaban sus propias fobias y obsesiones debido a un
anormal aislamiento social y a la convivencia en un grupo cerrado (en
referencia a todos los hermanos)".
Al principio la fiscalía imputó a las hermanas Ángela y Luciana
Izquierdo (de 62 y 49 años respectivamente) como supuestas inductoras
del crimen, pero dos años después fueron exculpadas al no encontrar el
juez pruebas que demostrasen su implicación directa en aquellos hechos.
Sin embargo, fueron ingresadas en el
Hospital Psiquiátrico de
Mérida
por recomendación médica, ya que les diagnosticaron un proceso
paranoide y un trastorno delirante compartido relacionado con la
venganza por la muerte de su madre Isabel Izquierdo, seis años antes, en
un incendio.
El fiscal y la acusación se olvidaron de pedir la pena de destierro
de los dos acusados una vez salieran en libertad, que podría ser a los
70 años de edad.
Fallecimiento de los autores
Catorce años después, el 1 de febrero de
2005, murió en esta institución mental de Mérida
Luciana Izquierdo
(1928-2005) a los 77 años, considerada por muchos la verdadera
inductora de los crímenes de Puerto Hurraco (al ser rechazada en su
juventud por su pretendiente, de la familia Cabanillas). En noviembre
del mismo año, solamente 10 meses después, su hermana
Ángela Izquierdo (1941-2005) falleció a los 64 años en el mismo psiquiátrico.
Un año más tarde de la muerte de sus hermanas, el 13 de diciembre de
2006,
Emilio Izquierdo (1934-2006) falleció por causas naturales en la prisión de
Badajoz
a los 72 años, pues padecía problemas de corazón y fue hallado sin vida
en su celda por un funcionario. En el entierro, cuando su hermano
Antonio acudió, espetó delante de su tumba: "Hermano, te vas con la
satisfacción de que tu madre ha sido vengada".
7
Tres años y medio después de la muerte de su hermano Emilio, y diecinueve tras la matanza, el 25 de abril de
2010,
Antonio Izquierdo (1938-2010), el último de los hermanos Izquierdo, se suicidó a los 72 años en la prisión de
Badajoz
ahorcándose en su celda del módulo de enfermería con sábanas anudadas.
Los funcionarios de la cárcel encontraron el cadáver mientras hacían una
ronda a las dos de la madrugada. El interno se encontraba en el módulo
de enfermería debido a su delicado estado de salud. Éstos informaron
inmediatamente a los servicios médicos, que únicamente pudieron
certificar su óbito.
8
Antonio Izquierdo se quitó la vida el mismo día que tendría que haber
salido en libertad de no ser porque a su caso se aplicó la
doctrina Parot, establecida por el
Tribunal Supremo
en 2006. Antonio cumplía una condena de 25 años, por lo que aún le
quedarían cinco años de cárcel por cumplir. El preso había manifestado
su malestar por la aplicación de esta doctrina.
Ninguno de los cinco hermanos Izquierdo tuvo descendencia, por lo que
su linaje termina con la muerte del último de los hermanos, Emilio. A
los Cabanillas sólo les sobrevivió de la masacre una hija, María del
Carmen, que tuvo dos hijas, pero al llevar éstas el Cabanillas en
segundo lugar ambos apellidos, Izquierdo y Cabanillas, desaparecerán en
el tiempo, pero los Izquierdo no lograron su objetivo tras esta serie de
sucesos trágicos de acabar con la familia Cabanillas .
9
Los Sucesos de Casas Viejas, 1933
Al comenzar la II República en España en 1931, el nuevo gobierno puso en marcha una
Reforma Agraria para dotar de tierras a los campesinos sin propiedad llamados jornaleros o
yunteros, sin embargo, la falta de fondos para indemnizar a los latifundistas
hace que la ley aprobada en 1932 sea excesivamente lenta. La inquietud social y la
protesta de la izquierda por este retraso fue la causa del alzamiento anarquista que
acabó con los sangrientos sucesos de Casas Viejas (Cádiz).
En la mañana del 11 de Enero de 1933, los jornaleros del pueblo cortan las líneas
telefónicas y telegráficas y abren zanjas en las carreteras. Concentrados en la plaza
destituyen al alcalde de filiación republicano-radical y le exigen que comunique a los
guardias civiles que toda resistencia es inútil. El Sargento de la Benemérita responde
que "antes moriría defendiendo la República que entregarse". Entonces se
produjeron los primeros disparos contra el cuartel que no conseguirían tomar. Mientras
se producía el ataque los campesinos quemaron el Ayuntamiento y la casa de arbitrios.
Por la tarde llegan los refuerzos enviados desde San Fernando que ocuparon el pueblo
y matan a un campesino desarmado e hieren a otros dos, la casi totalidad de los afiliados
al sindicato anarquista huyen al campo. Doce guardias de asalto y cuatro guardias civiles
al mando del teniente Fernández Artal ocupan el pueblo y comienzan los registros de las
casas.
Se detiene entonces a Manuel Quijada Pino reconocido por la guardia civil como uno
de los que disparaban por la mañana contra el cuartel, y lo encaminan hacia la choza del Seisdedos
. Al tratar de violentar la puerta el guardia de asalto Martín Díaz muere de dos
disparos a quemarropa y cae en el interior de la choza. Los guardias, parapetados detrás
de una tapia, conminan a los del interior a que salgan con las manos en alto. Nuevos
disparos desde la choza y cae herido el guardia Madras. El teniente manda al detenido
Quijada para que convenza a Seisdedos y los otros de que no tienen más remedio que
rendirse. Se para el tiroteo y hay calma hasta las diez de la noche. A esa hora llegan
más guardias de asalto desde Cádiz, traen bombas y una ametralladora. Se suspende el
asalto hasta el amanecer.
Al día siguiente, hacia las dos de la madrugada, llegaron nuevos refuerzos al mando
del capitán Rojas.
Rojas ordenó el ataque con granadas y llega un telegrama terminante del gobernador:
"Es orden terminante del ministro de la Gobernación se arrase casa donde se han
hecho fuertes los revoltosos".
Por orden del capitán se preparan unas piedras envueltas en algodón impregnado de
gasolina. Se prende fuego en la choza inmediata a la del Seisdedos y rápidamente el fuego
se extiende a la techumbre de paja donde están los rebeldes. Lograron escapar una mujer y
un niño, después dos personas que son abatidas por el fuego de la ametralladora, se
rescata al guardia herido, que había caído dentro del corral. En la choza mueren seis
personas.
Al amanecer los guardias recorren distintas casas con la orden de Rojas de disparar
contra el que se resistiera a abrir su puerta, un viejo jornalero fue muerto en el umbral
de su casa y doce jóvenes aldeanos son capturados al azar y fusilados aplicándoles la
"ley de fugas" pese a que según todos los testimonios, eran inocentes pues no
quedaban en el pueblo ningún miembro del sindicato.
En la investigación parlamentaria que se produce para esclarecer los hechos el
capitán Rojas declaró:
- "Al bajar yo a la casa del Seisdedos, les dije a estos prisioneros que por
culpa de ellos había sucedido, la canallada que habían hecho; y que como la situación
era muy grave, porque no sólo era la solución de Casas Viejas sino de toda la provincia,
que estaba levantada, si no daba un escarmiento muy fuerte, se exponía a que se declarara
la anarquía."
El cura del pueblo, Andrés Vera, dijo sobre Seisdedos a al misma comisión que ...
- "era una persona excelente, de un comportamiento admirable con sus
familiares, que jamás se habían metido con nadie, ni con el culto ni con su persona ...
"
Varios jornaleros detenidos, Francisco Quijada, Sebastián Pavón Pérez, José
González Pérez, José Monroy Romero, Antonio Durán, manifestaron :
- " que son analfabetos, que durante todo el año llevan ocho y diez meses sin
trabajo, y que viven casi todos los jornaleros del subsidio de seis reales que reciben del
ayuntamiento de Medina (Sidonia). Que en el pueblo hay gente de la CNT y de la UGT. José
Monroy, Sebastián Pavón y José González manifiestan haber recibido enormes palizas por
un cabo de la guardia civil. Nos exponen sus brazos y pecho, en donde se aprecian
equimosis."
Por último, el médico forense certificó ...
- " que levantó por orden judicial un cadáver en un callejón a un kilómetro
aproximadamente de la casa del Seisdedos, y a poca distancia de ésta había en un montón
informe catorce cadáveres, (...) Los catorce cadáveres estaban ensangrentados en la
cabeza y por lo que pudo apreciar todos heridos por delante. Tenían balazos cada uno.
Después fue reclamado por el juez para que levantase otro cadáver. Este era el de un
anciano dentro de su casa. Recuerda que oyó que se llama Barberá: estaba herido en la
cabeza y cree también, sin poderlo precisar, que tenía alguna otra herida de arma de
fuego. Vio que la familia, desolada, enseñaba a los que le acompañaban unos impactos en
la cama y otros en la pared cerca de la cama."
El periódico de la CNT describió así la represión:
"Fue una razzia de mercenarios de la Legión en un aduar rifeño"
Por último y para darse una idea de la miseria de los jornaleros de la época,
reproduzco la descripción que hacía del pueblo su alcalde José Suárez al periódico
socialista El Pueblo:
- (...) El mayor número de calles está sin empedrar y las aguas residuales de
limpiezas han de pasar necesariamente por ellas. En las mismas arrojan los vecinos las
basuras, dándole al pueblo un aspecto de muladar, altamente atentatorio contra la salud
pública. Se carece de plaza de abastos, basurero y matadero. La matanza se realiza aquí
en plena calle, en igual forma que cualquier tribu marroquí, a pesar de que se sacrifican
más de cien cerdos diariamente. Existe un sólo médico para todos los habitantes. No
existe farmacia. Hay dos escuelas nacionales con capacidad para veinte niños, donde se
alojan sesenta, quedando a pesar de esta apretura antihigiénica y perjudicial, numerosos
niños sin poder recibir la más elemental instrucción. "
Las consecuencias políticas de aquellos oscuros hechos provocó la dimisión del
Presidente del Gobierno Manuel Azaña, el Presidente de la República disolvió las Cortes
y convocó nuevas elecciones.
Matanzas de Paracuellos
Vista del cementerio de
Paracuellos1 cercano al
río Jarama, uno de los lugares donde ocurrieron estos episodios de represión de la
Guerra Civil Española,
erigido en recuerdo y memoria de los ejecutados. Al fondo de la imagen,
una cruz blanca de grandes dimensiones, en la ladera del "cerro de San
Miguel", es visible desde la proximidad del
aeropuerto de Madrid-Barajas.
Las llamadas
matanzas de Paracuellos fueron una serie de episodios de
ejecuciones masivas organizadas durante la
batalla de Madrid, en el transcurso de la
Guerra Civil Española, que llevaron a la muerte de algo más de dos mil prisioneros considerados opuestos al
bando republicano. Los hechos se desarrollaron en dos lugares cercanos a la ciudad de
Madrid: los parajes del arroyo de San José, en
Paracuellos de Jarama, y en el
soto de Aldovea, en el término municipal de
Torrejón de Ardoz.
Las ejecuciones se realizaron aprovechando los traslados de presos de diversas cárceles madrileñas, conocidos popularmente como
sacas, llevados a cabo entre el
7 de noviembre y el
4 de diciembre de
1936, mientras se enfrentaban las tropas gubernamentales y franquistas
2 por el control de la ciudad. Del total de 33
sacas
de presos que tuvieron lugar en las fechas citadas, 23 de ellas
terminaron en asesinatos: las de los días 7, 8, 9, 18, 24, 25, 26, 27,
28, 29 y 30 de noviembre y las del 1 y el 3 de diciembre. Entre el 10 y
el 17 de noviembre no hubo extracción alguna, y desde el 4 de diciembre
cesaron.
3
Los convoyes mencionados fueron desviados hacia los lugares del arroyo San José, en la vega del río
Jarama, y a un
caz o canal de irrigación fuera de uso, en la vega del río del
Henares
donde miles de prisioneros fueron asesinados. Entre ellos se
encontraban militares que habían participado en la sublevación o que no
se habían incorporado a la defensa de la República,
4 falangistas, religiosos, militantes de la
derecha,
burgueses y otras personas que en su inmensa mayoría habían sido
detenidas por ser consideradas como partidarias de la sublevación, y
encarceladas sin amparo legal ni acusación formal.
Los presos extraídos de las prisiones lo fueron con listas elaboradas
y notificaciones de traslado o libertad con membrete de la
Dirección General de Seguridad y, en ocasiones, firmadas por
Segundo Serrano Poncela, el delegado de Orden Público de la Consejería de Orden Público de la
Junta de Defensa de Madrid. La Presidencia de la Junta de Defensa la ocupaba el general
José Miaja Menant, y la Consejería de Orden Público estaba encabezada por
Santiago Carrillo Solares. Posteriormente, como se ha dicho, los presos que figuraban en las 23
sacas citadas fueron fusilados de manera sumaria por milicias pertenecientes a las organizaciones obreras.
Antes del 7 de noviembre ya habían tenido lugar algunas
sacas,
especialmente durante el mes de octubre, fruto del cambio de manos del
control de las prisiones, que pasó de las de los funcionarios de
prisiones a las de las milicias a raíz del
asalto a la Cárcel Modelo, que tuvo lugar el
22 de agosto
de 1936, si bien el número de asesinados fue mucho menor y carecieron
del carácter sistemático y organizado que tuvieron las de noviembre y
diciembre.
5
Las matanzas de Paracuellos son consideradas las de mayor dimensión
que tuvieron lugar en la retaguardia de la zona republicana. El número
de asesinados ascendió a unas 2500 personas, si bien la cifra exacta
sigue siendo objeto de discrepancia y controversia. También son objeto
de enconadas discusiones aspectos como quién dio la orden de ejecutar a
los evacuados de las cárceles, por qué unas
sacas terminaron en
asesinatos masivos en tanto que en otras los prisioneros llegaban sanos y
salvos a su destino y, en definitiva, las responsabilidades directas e
indirectas de los fusilamientos.
Jesús Pablo Domínguez Varona & Aiyoa Arroita Lafuente.
Bilbao.
Recientemente nos ha llegado por parte de su autor, Luis Miguel Cuervo Fernández (*),
un documento fundamental para conocer datos sobre la represión
franquista y guerra civil en Asturias. Dicho documento es una lista de
asesinados por los franquistas en Asturias. Incluye datos de 20.557
víctimas, actualizada a septiembre de 2015. En ella están los muertos en
combate, ejecutados, paseados, fallecidos en prisión, incluso los que
perdieron la vida a causa de bombardeos o en campos de concentración de
la 2ª Guerra Mundial. El listado incluye personas muertas en Asturias o
asturianos fallecidos fuera en la región.
MUERTOS EN ASTURIAS.
El primer número a tener en cuenta son las 20.362 personas muertas en Asturias desde 1936 a 1952. Las causas son varias;
1ª. El asesinato con 4.676 personas.
2ª . La muerte en prisión con 677 personas por diversas enfermedades o maltratos.
3ª . El asesinato por fusilamiento con 3.436 personas ejecutadas.
4ª . El asesinato por garrote vil con 20 personas ejecutadas.
5ª . Las muertas por bombardeo con 234 personas.
6ª . Los muertos por suicidio ante el temor de una atroz tortura 11 personas.
7ª . Los muertos durante acciones militares 11.319 combatientes.
8ª . Las desapariciones forzosas de 2 personas, sin contar las no
identificadas que aún están en las fosas existentes en todo el estado,
entre ellas las 343 situadas en territorio asturiano más las que aún
están por descubrir.
La procedencia de estas 20.362 personas
son diversas, partiendo en primer lugar que los propios asturianos que
son la gran mayoría.
Como ejemplo solo vamos a dar unos datos referentes a algunas provincias.
Bizkaia con 210 personas muertas; 11 asesinatos, 175 por
acciones militares en combate, 22 fusilamientos “legales” y por último 2
muertes en prisiones.
Cantabria con 194 personas muertas; 26 asesinatos, 75 por
acciones militares en combate, 78 fusilamientos, 1 por garrote vil y 9
en prisión.
León con 314 personas muertas; 58 asesinatos, 95 en combate,
143 personas fusiladas, 2 por garrote vil, 11 en prisión y 1
desaparecido.
Burgos con 39 personas muertas; 6 asesinadas, 18 por acciones
militares en combate, 12 fusilamientos, 2 muertos en bombardeo y 1 en la
prisión de Oviedo.
MUERTES DURANTE LA GUERRA 1936-1939
Si nos centramos especialmente en los años que duró la guerra civil de 1936 a 1939, la lista nos da unos datos muy interesantes.
El siguiente cuadro indica claramente los muertos de cada año,
clasificándolos en tres tipos; asesinados, en combate y otros (muertos
en bombardeos, fusilados “legalmente” y en prisión).
Año Muertos Asesinados Combate Otros
1936 386 63 321 2
1937 679 236 434 9 (a)
1938 105 86 10 9 (b)
1939 27 24 3 (c)
(a) 4 fueron fusilados, 3 en prisión y 1 en combate.
(b) En 1938 se fusiló en La Guardia (Pontevedra) a 6 personas.
(c) Murieron en prisiones.
Con los datos extraídos se puede decir
que desde 1936 a 1939 murieron 1197 personas identificadas y con fecha
registrada. Fueron muchísimos más con total seguridad, de eso no hay
duda, pero no se registraron.
Llama la atención la falta de datos concretos de combatientes muertos,
ya que de los que existe fecha de su muerte son 965 y se sabe que con
seguridad murieron 11.319, dejando a 10.354 soldados sin una fecha
posible de su muerte pero no mucho más allá del fin de la guerra en
1939. Esto quiere decir que los muertos durante la guerra civil
identificados son un total de 11.551, que son más de la mitad de la
cantidad total de muertos identificados entre 1940 y 1952.
ASTURIANOS EN EL FRENTE DE BIZKAIA
La ofensiva franquista sobre Bizkaia,
iniciada el 31 de marzo, obligó al mando republicano en el Norte a
mandar refuerzos. A lo largo del mes de abril se enviaron a Euskadi las
primeras fuerzas, cuatro Brigadas Asturianas y dos Montañesas. A los
batallones asturianos se les designa con un 2 por delante de numeración
real para diferenciarlos de los vascos y cántabros. Del 1 al 100 para
batallones vascos, 101 al 200 para cántabros y 201 al 300 para
asturianos.
Batallón asturiano. (Fotografía Constantino Suárez).
La llamada Primera Brigada Expedicionaria
asturiana (en origen 2ª Brigada asturiana), llegó a Euskadi a primeros
de abril de 1937. El 12 de ese mes contraatacó en el Macizo de Altún, quedando en el frente alavés y combatiendo en esos días en la zona de Durango y más tarde en las proximidades de Rigoitia. A finales de mayo pasó al frente tomando posiciones en el Cinturón de Hierro y en las estribaciones del monte Bizkargi. El 11 de junio resultó muy castigada durante el asalto rebelde contra Urkullu,
operación preliminar de la definitiva ruptura del Cinturón de Hierro.
La Brigada resultó diezmada y desarticulada por los combates en los que
participó. Para el 16 de junio la Brigada disponía de 1.191 hombres (419
en el batallón 223, 380 en el 228, y 392 en el 234). En total, sus
bajas en Bizkaia entre muertos, heridos, enfermos, y desaparecidos,
ascendían a una tercera parte de los efectivos llegados.
El primer batallón de la Brigada era el 223 y actuó en Dima, situando su Comandancia en Zeánuri. Más tarde actuó por Durango, Rigoitia y fue desarticulado por el ataque franquista en Urrusti-Gaztelumendi, durante la ruptura del Cinturón de Hierro los días 12 y 13 de junio.
El batallón 228 se distinguió en los combates librados en las proximidades de Rigoitia.
Como las otras dos unidades de la Brigada resultó muy castigado durante
los combates por el Cinturón de Hierro. El 13 de junio la unidad tuvo
que replegarse ante el intenso ataque enemigo, sufriendo numerosas
bajas. El día 15, el 228 estaba reducido a 380 hombres y apartado de
primera línea.
El batallón 234 combatió entre el 13 y el 16 de abril en la zona de Urkiola-Sabigain, sufriendo numerosas bajas. En mayo peleó en Múgica y Bizkargi.
El batallón fue muy castigado en la ruptura del Cinturón de Hierro y
diezmado por los avatares bélicos. Desde su aparición hasta el 1 de
septiembre de 1937 sufrió la impresionante cifra de 343 muertos y
desaparecidos.
La Brigada (1ª de Asturias en origen) salió hacia el frente vasco, junto
a la Primera Expedicionaria, el 4 de abril. Protagonizó el victorioso
contraataque sobre el Sabigain el 12 de abril y tras operar al norte de Otxandiano, por Durango, y en Peña Lemona, la Brigada pasó a Balmaseda
a primeros de junio. Operó como reserva del Cinturón de Hierro, aunque
la Segunda Brigada Expedicionaria se libró del castigo sufrido en el
mismo por otras unidades asturianas.
El primer batallón de la Segunda Brigada Expedicionaria era el numerado
inicialmente como 8º de Asturias. El 12 de abril destacó en el
contraataque que recuperó el monte Sabigain, capturando armamento y prisioneros de un batallón del Regimiento San Marcial. Tras actuar en la zona de Urkiola el 208 batallón pasó, junto al resto de la Brigada, a Durango,
en cuyas inmediaciones combatió a principios de mayo, tras la caída de
la localidad en manos del ejército rebelde. Después actuó por la zona de
Amorebieta, participando a principios de junio en la lucha por la Peña Lemona.
El 2 de junio, al batallón 208 le tocó avanzar por el flanco derecho
hacia la cota 365, pero su avance fue detenido al pie del risco por
granadas y fuego cruzado. El 24 de junio combatió en San Pedro de Galdames
junto a uno de los batallones recién llegados de Asturias, el 33 de la
8ª Brigada, sufriendo entre ambas unidades unas 70 bajas. Con
posterioridad, el 208 siguió combatiendo en el Frente Norte y consta que
desde su creación como tal batallón hasta el 1º de septiembre del 37,
llevaba 163 muertos en campaña.
Dinamiteros asturianos. (Fotografía David Seymour).
El segundo batallón de la Brigada era el
225. Llegó a Bizkaia el 5 de abril y destacó en las mismas acciones
iniciales del 208. A principios de junio combatió en Peña Lemona. Acabó desapareciendo fruto del desastre en que acabó la campaña del Norte para las fuerzas republicanas.
El batallón 243 llegó también el 5 de abril, y su trayectoria combativa
vasca corrió pareja a la de sus compañeros de Brigada. El 29 de abril
sufrió un bombardeo aéreo en Erletxes, y en la primera mitad de mayo combatió en la zona entre el Bizkargui y Amorebieta.
Tras la retirada del frente vasco, en julio del 37 contabilizaba sólo
19 muertos y 18 desaparecidos, la mayor parte caídos en la campaña
vasca.
La Tercera Brigada (3ª de Asturias en el III Cuerpo de Ejército) salió
hacia el frente vasco el 27 de abril, entrando en fuego en la zona de
Durango el día 30. Dos de sus batallones fueron asignados a la zona de Amorebieta, y un tercero a la de Miravalles. Sus unidades combatieron por Ajurias, Zugastieta, Mungía, Lemona y en la lucha que precedió la caída de Bilbao. Desapareció en la campaña final del Frente Norte.
El batallón 213 actuó en Bizkaia y se saldó con numerosas víctimas, tras combatir en las proximidades de Gernika y Lemona. Hasta el 1º de agosto había sufrido desde su constitución 108 muertos y desaparecidos en campaña.
El batallón 216 distinguió en Bizkaia en la zona de Zugastieta en los primeros días de mayo. Llevaba 55 muertos hasta el 1º de agosto de 1937.
El batallón asturiano número 230 llegó a finales de abril de 1937, sufriendo sus primeros caídos el día 30 en el frente de Durango. Destacó en la lucha por Ajurias y Zugastieta a principios de mayo y más tarde en los combates por Lemona.
La IV Brigada Expedicionaria fue la última asturiana enviada al frente
vasco en abril de 1937. Llegada a Biakaia participó en la batalla por el
Sollube, destacando el batallón 212 por su combatividad,
mientras el 252 fracasaba al perder la cumbre tras ser sorprendido por
tropas moras de la V Brigada de Navarra.
Tras los combates del Sollube la Brigada quedó reducida a dos
tercios de sus efectivos originales. El 3 de junio se situaba en el
Cinturón, reuniendo sus tres batallones 1.100 hombres. El 212, el más
castigado por la lucha, sólo contaba con 316 combatientes.
El batallón asturiano 212, brilló en los combates del Sollube,
donde recuperó una cota al asalto. Hasta el 1º de julio el batallón
sufrió 81 muertos y 11 desaparecidos. De acuerdo con los datos que
tenemos casi la mitad de ellos habían caído en Bizkaia.
El batallón 231 combatió en las zonas de Morga, Sollube y en la
batalla que siguió a la ruptura del Cinturón. Hasta principios de julio
sufrió, desde su constitución, 121 muertos y desaparecidos, al menos la
tercera parte fueron baja en Bizkaia.
El batallón 252 entro en combate en el Sollube y resultó
desafortunada, al verse sorprendida por los moros de un experimentado
Tabor de Regulares del ejército rebelde. Siguió luchando hasta junio
sufriendo duras bajas los días de la ruptura del Cinturón de defensa de Bilbao. Hasta el 1º de agosto del 37 la unidad sufrió 53 muertos y desaparecidos.
Además de las cuatro Brigadas Expedicionarias citadas, la ayuda
asturiana a Bizkaia anterior a la ruptura del Cinturón de Hierro,
incluyó una serie de pequeñas unidades de Sanidad o Servicios. La única
de relieve identificada fue la “Compañía Mixta de Sanidad Militar número
11. El 14 de mayo la compañía fue sorprendida en Amorebieta
por el bombardeo de la aviación rebelde, que le ocasionó seis heridos.
El 18 de mayo la compañía tenía trabajando a 20 hombres en la localidad
de Lemona. Al día siguiente una sección de camilleros participó en el auxilio de las víctimas del bombardeo sufrido en Galdakao, donde el hundimiento de un refugio provocó 13 muertos.
Dados los trágicos sucesos y los combates con la pérdida de bajas en el
ejército asturiano, son enviadas a Bizkaia 5 nuevas brigadas , que por
orden de llegada fueron las 16ª, 10ª, 8ª, 3ª, y 15 (ésta última mixta de
asturianos y cántabros). Más tarde se les unieron las últimas Brigadas
Asturianas (números 10, 3 y 15) enviadas como refuerzo de las diezmadas
en combate.
En resumen, una autentica riada de sangre asturiana corrió por nuestros
montes y prados. Muchos combatientes muertos fueron recogidos por sus
compañeros, pero otros se dejaron en retirada. Muchos de esos cuerpos
fueron enterrados, incluso días después, por vecinos de la zona en
improvisadas fosas. Algunas se recuerdan donde están y otras se han
perdido para siempre.
A modo de ejemplo, el Gobierno Vasco tiene un listado de fosas en
Bizkaia, donde según datos que obran en su poder, tenemos noticias de
algunas fosas donde se encuentran soldados asturianos.
En Libao hay dos fosas donde se encuentran en una 5 milicianos
asturianos y en otra una miliciana asturiana. También se cree que en las
otras dos puedan contener también enterramientos individuales de
milicianos asturianos.
En el monte Burgueño en Karrantza hay lo que llaman un cementerio de milicianos asturianos sin saber cuantas fosas y cuerpos hay en ellas.
En el barrio de Arteta-Ordañe de Galdakao, en terrenos del caserío conocido como Barrenengo-Etxebarria, exíste una fosa con el cuerpo de un miliciano asturiano de identidad desconocida fusilado allí mismo.
Analizando la lista de Luis Miguel Cuervo vemos la mortandad de los
combates citados, 583 muertos en los frentes de Bizkaia; 56 muertos en Monte Sabigain, 4 en Peña Lemona, 12 en el monte Sollube, 43 en el monte Kañometa, etc.
Esta claro que esos son los nombres de
los cuerpos recuperados o por lo menos identificados que allí
estuvieron, ¿pero que paso con el resto?. Hoy en día se cree que fueron
alrededor de unos 10.000 milicianos asturianos los que dejaron la vida
en combate, de los cuales alrededor de 1000 podrían haber muerto en
Bizkaia, incluso más.
LAS FOSAS COMUNES ASTURIANAS
En el territorio asturiano hay
información sobre 343 fosas comunes, de las cuales 25 fosas con un total
de 2.454 personas fueron trasladadas al Valle de Los Caídos.
En 17 fosas han desaparecido con los restos de 40 personas exhumadas de mala manera, perdidas o destruidas por obras.
Cerca de 80 personas han sido exhumadas de 27 fosas comunes en los últimos años.
21 fosas corresponden a “fosas de guerra” con combatientes muertos en acciones bélicas o fusilados in situ y enterrados.
De el resto de las fosas no se conoce cuantas personas hay enterradas,
algunas pueden ser individuales, otras colectivas con varios cuerpos
incluso decenas.
Las grandes fosas de la represión franquista están situadas en los cementerios de Avilés, Oviedo y Gijón.
La mayoría de las fosas pertenece a personas represaliadas por el
régimen franquista y una pequeña parte a combatientes muertos en
acciones de guerra, conocidas como “fosas de guerra”. Todas pertenecen
al bando republicano porque las del bando nacional fueron exhumadas
inmediatamente después de acabar la guerra y llevadas a los cementerios.
La universidad de Oviedo llevó a cabo el proyecto de elaborar un mapa de
fosas bajo la dirección de la profesora de historia contemporánea
Carmen García sin ninguna ayuda por parte del Ministerio de Defensa ni
del gobierno en general. A pesar de ello los datos se han remitido al
Ministerio de Justicia quien ha clasificado y puesto en su base de datos
sobre “Mapa de Fosas”.
Mapa de fosas comunes de Asturias. (asturias.es/asunsoci/fosas/)
El listado del compañero Luis Miguel Cuervo incluye también todos los nombres de estas personas identificadas.
No obstante, y aunque se calcula que en Asturias hubo más de 7.000
represaliados por el franquismo, se desconoce el número de víctimas que
pueden estar enterrados en ellas, así como cuántas hayan podido ser
exhumadas por familiares en años pasados sin seguir los cauces legales.
Desde 2003 en Asturias se han llevado a cabo varias exhumaciones
promovidas por asociaciones comprometidas con la Memoria Histórica.
Las primeras ese mismo año 2003, una en Cabañaquinta (Aller) con la exhumación de 2 personas bajo la dirección de J.A. Gutiérrez. La segunda en Valdedios (Villaviciosa),
en la que se exhumaron 17 cuerpos en julio bajo la dirección de J.
Ortiz y del equipo del antropólogo forense Fco. Etxeberría. Los
ejecutados, de ésta ultima fosa, en su mayor parte personal sanitario y
otros empleados de un hospital que las autoridades republicanas habían
instalado en ese valle, fueron fusilados por las tropas nacionales en la
noche del 27 al 28 de octubre de 1937, cinco días después de que se
hubiese declarado oficialmente el fin de la Guerra Civil en Asturias. La
matanza se atribuye al IV Batallón Arapiles número 7 de la VI Brigada
Navarra. Fueron asesinadas esa madrugada entre 18 y 30 personas, en su
mayor parte enfermeras, con edades comprendidas entre los 18 y los 50
años.
Fosa de Valdedios. Situación de los 17 esqueletos en la
zanja en forma de “L”. Fotografía Sociedad Aranzadi.
Informe de exhumación.
En abril de 2006 en Turanzas (Llanes)
se exhumaron 5 cuerpos bajo la dirección de Andrea Menéndez y Fco.
Javier de la Fuente. Según los testimonios que han podido recoger los
voluntarios del “Foro de la Memoria”, todo indica que el fusilamiento se
produjo el 24 de noviembre de 1937.
En el Alto del Acebo (Grandas de Salime) en agosto de 2007 bajo
la dirección de Javier Ortíz, arqueólogo de la Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica, excavó “fosa de guerra” donde se
exhumaron 12 cuerpos de dos fosas diferentes, nueve en la primera y 3 en
la segunda. Todos eran soldados republicanos del Batallón Galicia
asesinados por miembros de Falange y de la Guardia Civil en octubre del
año 1937 en Fonsagrada (Lugo).
En Pasada de Zóbilo en Pandiello (Cabrales), en julio de 2007
se exhumaron bajo la dirección de Jorge Conde 2 cuerpos de una fosa.
Correspondían a dos militantes del PCE asesinados en 1938 por agentes de
la Guardia Civil de Carreña.
En marzo de 2008 en Areces se excavó otra “fosa de guerra” bajo la dirección de Lourdes Herrasti. En esa fosa individual se realizó la exhumación de Candido Saseta Etxebarría,
comandante en jefe del Ejército de Euzkadi (Eusko Gudarostea). Fue
enterrado el 23 de febrero de 1937 posiblemente cerca de donde murió. En
la misma área aún están por exhumar varias “fosas de guerra” con los
restos de entre 80 a 100 gudaris (soldados), muchos de ellos muertos en
combate y otros asesinados a bayonetazos cuando estaban heridos.
En noviembre de 2009 en la fosa de Cabacheros, Felechosa (Aller) se exhuman 34 cuerpos bajo la dirección del arqueólogo Oscar Blázquez.
En el Monte Espín (Oumente) se exhumó 1 cuerpo de una fosa individual bajo la dirección de Hector René Pacheco en julio de 2010. Era Pedro Pérez Cadenas, natural de Luiña (Tormaleo, Asturias) y vecino de Villaoril (Ibias),
de 23 años de edad. Su historia nos dice que tras la entrada de las
tropas franquistas en el concejo de Ibias, Pérez Cadenas huyó al monte
junto a varios vecinos de las aldeas de la zona y a principios de agosto
de 1938 fue apresado por fuerzas del ejército en un paraje conocido
como Regueira de Trabanco, cuando estaba en compañía de otros
dos huidos, Marcelino Barrero y Francisco Méndez, que consiguieron
escapar. Sus captores le trasladaron al paraje de El Espín, donde fue asesinado y enterrado en una fosa que él mismo cavó el 4 de agosto de 1938.
Actualmente hay controversia con alguna fosa que se quiere exhumar, ya
que algunas asociaciones son partidarias de la no exhumación y solo de
la identificación y marcación homenaje de la misma, una museización del
entorno para recuerdo de todos.
…Y SOLDADOS BIZKAINOS MUERTOS EN EL FRENTE ASTURIANO
Según los datos aportados por Luis Miguel
Cuervo y que enumerábamos al principio hay 175 soldados vizcaínos
muertos en acción en combates en el frente asturiano. Murieron en
acciones bélicas en Cimadevilla (Gijón), Oviedo , Areces, etc.
Batallón Vasco “Indara” perdió muchos hombres en Areces (Asturias).
Es verdad que la aportación bizkaína y
vasca fue humanamente inferior a la que recibieron los vizcaínos en el
frente norte por parte de milicianos asturianos. La diferencia de
muertos es abrumadora. Las “fosas de guerra” de asturianos en Bizkaia y
vizcaínos en Asturias compartieron algo en común, la lucha por la
libertad, la lucha por la una república democrática y legalmente
establecida.
Y a fecha de hoy, octubre de 2015, aún estamos pendientes de la exhumación de los casi 100 soldados vascos enterrados en Areces,
en un prado de la verde Asturias con varias “fosas de guerra”. Puede
que el problema sea el dinero como siempre, pero también que junto a los
gudaris vascos haya soldados asturianos que sus vecinos quieren dejar
sin exhumar. Si no se sacan difícilmente podremos saber quienes son unos
u otros. Después vendrán los monolitos, porque los homenajes conjuntos
ya son una realidad.
(*) Luis Miguel Cuervo Fernández
(Las Segadas, Ribera de Arriba, 1961). Es nieto de un comunista
exiliado, lo que influyó notablemente en su trayectoria personal. Socio
fundador del Grupo de Investigación Frente Norte y la Asociación
Todoslosnombres de Asturias, cuya presidencia desempeñó entre los años
2006 y 2010. Como experto en la Guerra Civil, la represión franquista y
la Segunda Guerra Mundial y usuario habitual de una buena parte de los
archivos relacionados que existen en Europa, es investigador de la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (A.R.M.H.) y
asesor de Trece Rosas de Asturias y de varios organismos e
instituciones. Colaboró en la localización de cientos de desaparecidos
durante la contienda y los años posteriores a ésta, formando parte de
los equipos que llevaron a cabo las investigaciones previas a las
exhumaciones de Turanzas-Llanes (Foro por la Memoria), El
Acebo-Fonsagrada (Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica) y Areces-Las Regueras (Sociedad de Ciencias de Aranzadi).
Autor de la obra “ Guerra civil, Franquismo y represión en el concejo de
Salas”. José Barreiro-KRK. 2014 e “Historia del Ejército Popular en
Asturias. Voluntarios del primer día”, enciclopedia inédita integrada en
cuatro tomos, en cuya investigación y posterior redacción empleó
catorce años, intervino en numerosas conferencias, mesas redondas,
congresos y charlas, actuando como asesor en numerosos libros y
documentales.
Podéis solicitar su envío vía email.- lmcuervo@telecable.es
FUENTES CONSULTADAS
Memoriahistorica.org.
Asturias.es/asunsoci/fosas/
Euzkadi y el Norte Republicano. Las Brigadas Asturianas y Santanderinas
en el frente vasco. Vargas Alonso, Francisco M. Vasconia. 38, 2012
Información relativa a la exhumación de Cándio Saseta Etxeberria en Areces (Asturias) 2008. Sociedad Aranzadi.
Exhumaciones llevadas a cabo en España desde 2001 a 2012. Sociedad Aranzadi. Diciembre 2012.
La memoria recuperada. Informe relativo a los restos humanos hallados en la fosa de Valdediós. (Asturias). Sociedad Aranzadi.
Lista de fosas en el Principado de Asturias – 15Mpedia
Elblogdeacebedo.blogspot.com
euskolurra.eu
El país 28 de julio de 2013.
El Comercio digital 30 abril 2006.
El Comercio.es 22 octubre 2014.
La España que heredamos los niños del franquismo era una ciénaga de
horrores camuflados por un lado de heroísmo y por otro de hecatombe,
según los vencedores,claro, dependiendo de quienes hubiesen glorificado a
la "patria" o la hubiesen machacado,-siempre según el relato
monotemático y la óptica monocolor de los que se hacen con el
poder mediante la violencia-.
Y la verdad, estudiando la historia, desde los documentos
y datos reales, no me atrevería a asegurar que la suerte de aquella
España posterior hubiese sido mejor, más clemente, inteligente social y civilizada de lo
que fue, aunque la guerra la hubiese ganado aquella república,
igualmente capaz de aniquilar a todo ciudadano que no pensase lo mismo
que el Gobierno o cualquier partido dominante, como si "legalidad" per se implicase ética y conciencia moral legítimas como patente de corso (es la misma praxis del pp).
Tengo la sensación de que
Antonio Machado acertó plenamente con el diagnóstico en "La Tierra de Alvargonzález", describiendo un humus y fermento sociopolítico que además cooperó a la hecatombe y que agravó sobremanera todo el
entorno ideológico extremo y hostil de aquel tiempo entre guerras que
cocinó el menú global de la destrucción culminada en Hiroshima y Nagasaki, un "equilibrio" de bloques en
constante amenaza, cuyas armas letales van evolucionando desde los
cañones y las ametralladoras, misiles y bombas atómicas, a la guerra bacteriológica, a las epidemias planificadas, especialmente en el Tercer Mundo, a los bancos, multinacionales del
exterminio, agotamiento del Planeta, destrucción medioambioental en pro de la comodidad y el dinero, desprecio absoluto de los seres
humanos si no son millonarios, poderosos y famosos. Si no son los amos
de las tres Ps: Poder-Placer-Pánico.
Toda España, por todas partes y desde siempre, padecía la misma infección del miedo, del odio, de la crueldad y del analfabetismo en humanidad. La guerra la ganaron los que tenían el apoyo de la banca para mantener vivo el conflicto y resistir con más facilidad , más la ayuda de potencias extranjeras afines al sistema imperante, que era un fascismo generalizado camuflado de distintos colores, lo mismo de "patria" que de "raza", y que usaron la contienda como campo de prácticas y entrenamiento para la II Guerra mundial, con idéntica vocación genocida.
La victoria franquista nos dio la puntilla, sobre todo, porque la represión, el asesinato como 'terapia' social y castigo a los "malos" (término que Rajoy sigue usando en su simplificación conceptual constante), la ignorancia, la cárcel y el exilio forzoso de los mejores, nos privaron de referentes y de educación en libertad y en ética.
El ejemplo de Casas Viejas es el modelo que siguieron los criminales de Atocha o de Puerto Hurraco, donde ya no son la ideología ni la política las razones de un enfrentamiento, sino el odio visceral hacia quienes representan lo que no es "lo nuestro" y donde el bien común es una falacia buenista e imposible que ni siquiera tienen en cuenta porque estorba su idea fija de poder, dominar y "mantener el orden" al precio que sea. Mientras que lo de Paracuellos fue una manifestación más de la banalidad del mal. Esa visión del mal que se justifica a sí misma casi como un bien en un estado de necesidad imperativa que no se atina a resolver en términos de justicia y ética a la altura de una conciencia missing o simplemente inexistente, al servicio automático de determinadas circunstancias. Igual que alegaron los nazis en Nüremberg o Eichman en Israel cuando el nazi fue juzgado y condenado por sus crímenes de despacho y con las alegaciones en contra de Hannah Arendt, que precisamente acusaba al tribunal judío de colocarse con la venganza a la altura del propio matarife alienado por la banalidad y la ausencia de conciencia.
Está claro que la filosofía de verdad, o sea como vida práctica, nunca se acoplará al engaño. Baste, como ejemplo, comparar las actitudes de Sócrates y Spinoza por un lado y de Nietzsche por otro, y tocando presente en el Psoe, de Pérez Tapias, Felipe González y Susana Díaz, o de IU y Podemos...
En una guerra, especialmente civil, sólo son inocentes los niños y los limpios de corazón capaces de no matar y de perdonar al mismo tiempo. Los conflictos se acaban cuando una mayoría social adquiere madurez política y aprende a reconocer la realidad y su responsabilidad en ella bien por acción o por omisión, como la relación entre causas y efectos. Cuando la honestidad es la fuente de las ideologías y no son las ideologías y sus intereses las que modifican la experiencia de la honestidad.
La historia no sirve de nada si pierde su objetividad y ya nos la cuentan desde un prisma determinado.
El verdadero y más válido de los objetivos de la Historia es que conociéndola nos reconozcamos en su espejo, cambiemos los "chips" y desarrollando la conciencia hagamos todo lo posible por evitar que esa historia se repita, hasta en lo bueno, si no es definitivo y se nos quedó en un pasarela hacia lo peor. Si enaltecemos o minimizamos la barbarie según nuestras tendencias personales la Historia será más una crónica de sucesos y una muestra de caligrafía vieja que se repite, que una pedagogía renovadora, que sin olvidar el pasado es capaz de educar el ideocentrismo de nuestras fijaciones, siempre dando vueltas alrededor de sí mismas, sin descubrir el valor de los seres humanos que en realidad son la sustancia buena, excelente, precaria, pésima o mediocre de la Historia.
Descubramos cómo es nuestra historia y al mismo tiempo veremos lo que aún nos falta por evolucionar.