Dentro de lo malo, hay alguna luz inesperada

Cayetano Martínez de Irujo con la familia siria en su finca. / PACO PUENTES

Refugiados sirios en una finca de Carmona de la Casa de Alba

Raúl Limón Sevilla

Cayetano Martínez de Irujo y la familia de Saleh Abu Saleh claman por la acogida inmediata de víctimas de la guerra.

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Albricias, mi Señor Don Quijote. Es la primera vez que se ve un detalle humano en el territorio de Mordor gobernado desde siempre por el Señor de los Anillos, y desde que la muy noble señora Doña Isabel Álvarez de Toledo, duquesa objetora de conciencia y  de Medinasidonia, grande de España de verdad, sacó solidariamente los pies del plato y dio una lección impecable de nobleza, de la de verdad y no de pegatina , a lo largo de muchos años.  

Hasta ahora los ecos de sociedad sólo dan noticias sobre los saraos, los palacios, las juergas, las cacerías, los ligues, bodorrios, nacimientos, divorcios, entierros de tronío y evasiones fiscales de esa peculiar burbuja tribal tan hipotéticamente 'noble' como apalancada en un raro matiz semántico del término "aristocracia", que actualmente nada tiene que ver con el sentido original del concepto, que es "el gobierno de los mejores", no el postureo de  los más ricos, notables solo por los apellidos y el kilometraje de los latifundios heredados, pero sin nada particularmente destacable que aportar como seres humanos dignos y ejemplares per se et per excellentiam ex operis suis, y no solo por las crónicas cotillas del  Hola y demás prensa rosa y acaramelada.

Este Cayetano promete, si es que sigue por esa vía que ha iniciado con la acogida a los refugiados y clamando por una ley que los proteja y ayude de verdad y no solo de boquilla. Olé, por ese hombre valiente, aunque y a pesar de arrastrar un origen tan trasteado y pachucho, que aún tiene más mérito la cosa,  capaz de sobreponerse a una educación tan sui generis y a una historia tan de alcanfor. Está claro que sí se puede cuando se quiere. A lo mejor ha tenido que ver algo el largo intercambio de sensibilidades durante años con los vecinos de Marinaleda. No sé, digo yo. Porque la grandeza verdadera y el valor de ese pueblo andaluz, es un hito en la historia de las Españas. Y su trayectoria luchadora y digna, no puede pasar en vano junto a un propietario tan potentado, como un miembro de la casa de Alba, implicada durante centurias en el problema-base de la injusticia social y sus desigualdades manifiestas. También es verdad que Cayetano podría haber reaccionado al revés, con inquina e indiferencia hacia los más necesitados, pero se ve que en este asunto ha elegido el más humanitario y decente camino: la compasión y la justicia. O la justicia de la compasión. Que el cielo le bendiga por ello y siga abriendo su corazón también a sus conciudadanos y vecinos de toda la vida, pobres, recortados, enfermos sin atención y sin tratamiento, desahuciados sin techo y en paro, metidos en pleito por leyes desalmadas y encarcelados sin fianza, si protestan por los malos tratos del gobierno ppero, conciudadanos que no pueden ni deben ser refugiados y perseguidos en su propio país, solo por el hecho de no tener dinero.
Se agradece que de cuando en cuando, el género humano se reconcilie consigo mismo por encima del pastón, los títulos y los paripés.